No eran las autonom¨ªas
El ¨¦xito de las comunidades en reducir el d¨¦ficit obliga a Hacienda a ser m¨¢s flexible
Ha transcurrido un a?o de griter¨ªo contra las comunidades aut¨®nomas. Sobre su derroche presuntamente generalizado ¡ªhab¨ªa y hay derroches¡ª; sobre la multiplicaci¨®n de disfunciones ¡ªhab¨ªa y hay disfunciones¡ª y sobre su incapacidad para corregir el rumbo del gasto y enfrentarse al excesivo d¨¦ficit p¨²blico. Pues bien, han tenido que ser las cifras de cierre del ejercicio 2012 las que desmintiesen la verosimilitud de esa campa?a y desvelasen su car¨¢cter ideol¨®gico, de signo centralista.
En efecto, las comunidades han reducido a la mitad su d¨¦ficit, en un solo a?o, lo que debiera entrar en los anales de la historia de los esfuerzos colectivos, independientemente del acierto o desacierto en el signo y detalle de los recortes.
Mientras, la Administraci¨®n central aument¨® su d¨¦ficit en tres d¨¦cimas. Este es un c¨¢lculo generoso, pues no incluye el medio punto de 2012 centrifugado a 2013, mediante el retraso de devoluciones fiscales. No eran las autonom¨ªas el principal cuello de botella para sanear las finanzas p¨²blicas. Lo ha sido el Gobierno, incapaz de compensar el deterioro de las cuentas de la Seguridad Social ¡ªpor culpa del desempleo creciente¡ª, un centro de gasto de su exclusiva responsabilidad.
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Si se tiene en cuenta esta realidad que la propaganda oculta, se entender¨¢ la raz¨®n de que por vez primera en 15 meses la reuni¨®n del Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera no se haya convertido en una jaula de grillos. Los buenos resultados de las autonom¨ªas, y el malo del Gobierno, obligaron al ministro de Hacienda a olvidar su habitual papel de hombre de negro y a reconocer los m¨¦ritos de los dem¨¢s.
El Consejo no tom¨® decisiones definitivas. Pero desbloque¨® las pasadas tensiones y apunt¨® tres l¨ªneas de trabajo sensatas. Una, la preparaci¨®n de un mejor reparto del d¨¦ficit para 2013, injustamente sesgado contra las comunidades, que ostentan un tercio largo del gasto y apenas un sexto del margen de desv¨ªo presupuestario. Dos, la creaci¨®n de un grupo de trabajo que explore individualizar las sendas de reducci¨®n del d¨¦ficit, lo que molesta a algunos, ignorando que es lo que ocurre en el sistema europeo: mismo objetivo, distintos calendarios acoplados a cada realidad. Y tres, la creaci¨®n de otro foro para desbrozar la reforma del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. Quien compare todo ello con las impertinencias, ri?as de gallos y desplantes del pasado reciente debe alegrarse de que al menos las cosas no empeoren.
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