La verdadera sanidad es p¨²blica

Hay debate. Quiz¨¢s deba haberlo. Pero ante todo, hay que conocer c¨®mo es la realidad. Voy a contar la m¨ªa. Por la ma?ana cumpl¨ªa un sue?o profesional, ser titular de universidad. Por la tarde, un sue?o personal iba camino de un inesperado contratiempo. A mi embarazo de ocho meses le diagnostican uno de los miles desajustes que pueden hoy diagnosticarse a tiempo. En la confirmaci¨®n del diagn¨®stico pude comprobar el car¨¢cter formativo de los hospitales p¨²blicos y su regla de tres: la gravedad de un diagn¨®stico es directamente proporcional al n¨²mero de m¨¦dicos residentes que acuden a ¨¦l, hasta 14 llegu¨¦ a contar. Con el diagn¨®stico, un consejo ¡°olv¨ªdate del confort de una cl¨ªnica privada. Tienes un problema gordo y estos problemas se solucionan, sobre todo, en la p¨²blica¡±. Mi beb¨¦ necesitaba un trabajo fino de bricolaje, manos expertas, dedicadas, sin otro inter¨¦s que sanar. Necesitaba profesionales excepcionales con conocimientos, destreza, entrega, humanidad, seguridad, comprensi¨®n, sonrisas. Profesionales que se encuentran con todo tipo de problemas y de personas, sobre todo angustiadas, pero tambi¨¦n malhumoradas, ofuscadas, desquiciadas, desagradecidas, maleducadas¡­ A las que hay que atender, por encima de todo.

Mi hijo tiene ya 32 meses y est¨¢ sanote y feliz. Y nosotros adem¨¢s, inmensamente agradecidos. Cada uno vive sus propias experiencias, unas veces toca indignarse, otras mostrarse agradecidos. Esta carta es, ante todo, eso: reconocimiento, admiraci¨®n y agradecimiento a todos los profesionales de un hospital p¨²blico como el Vall d¡¯Hebron, en Barcelona. Y a un sistema sanitario, el p¨²blico, que est¨¢ para todo. Como tiene que ser. Como tiene que seguir siendo.¡ª Cristina Andr¨¦s-Lacueva.