Un pa¨ªs paralizado
Italia se ver¨¢ abocada a nuevas elecciones si persiste la mezquindad de sus jefes partidistas
En vez de dimitir anticipadamente, como se presum¨ªa, para facilitar a su sucesor la convocatoria de nuevas elecciones, el presidente italiano, en un gesto que le honra, ha hecho un movimiento desesperado para romper el marasmo pol¨ªtico tras el fracaso de las conversaciones para formar Gobierno. El anciano Giorgio Napolitano, a quien le queda mes y medio de mandato, ha nombrado un peque?o grupo de notables con la tarea urgente de elaborar una plataforma de reformas pol¨ªticas y econ¨®micas que puedan ser aprobadas por el Parlamento como programa de Gobierno.
Las llamadas de Napolitano a los jefes de fila pol¨ªticos para que asuman la gravedad y la urgencia de la crisis caen en saco roto. La par¨¢lisis actual de Italia, tras una d¨¦cada econ¨®micamente perdida y una situaci¨®n que no deja de agravarse (dos billones de euros de deuda p¨²blica), no es solo consecuencia de su incapacidad para adoptar reformas y modernizarse institucionalmente. M¨¢s all¨¢ de una ley electoral que facilita la ingobernabilidad, la causa inmediata del bloqueo reside en el pavor de unos partidos cuya reputaci¨®n se desploma al perder cuotas de poder. Es decir, a la miop¨ªa, falta de coraje y sentido de la responsabilidad de sus dirigentes.
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El centroizquierda de Bersani, ganador sin mayor¨ªa suficiente para gobernar, rechaza la gran coalici¨®n que le propone Berlusconi, en parte porque el jefe socialdem¨®crata, cuyo futuro pol¨ªtico est¨¢ en el alero, se niega a apoyar a un candidato del Cavaliere como sucesor de Napolitano. Berlusconi, disfrazado ahora de estadista preocupado por el bien com¨²n, piensa ya en nuevos comicios, al calor de su subida en los sondeos. Beppe Grillo, con la cuarta parte del voto, mantiene su ideario de dinamitar la estructura pol¨ªtica del pa¨ªs y desprecia p¨²blicamente a uno y otro bloque.
Italia tiene una absoluta necesidad de pol¨ªticos capaces de resolver problemas y arbitrar aspiraciones sociales, m¨¢s all¨¢ de las encuestas o sus anhelos de poder. El pa¨ªs transalpino no dar¨¢ el paso que vitalmente precisa sin l¨ªderes con imaginaci¨®n y sentido de Estado, dispuestos a abrir caminos nuevos aun a costa de popularidad. Si la ¨²ltima propuesta del presidente de la Rep¨²blica no lleva a ninguna parte, el pr¨®ximo jefe del Estado disolver¨¢ el Parlamento y convocar¨¢ elecciones, probablemente en julio. Y con ellas, de creer a los sondeos, llegar¨¢ la repetici¨®n con matices de la situaci¨®n actual.
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