La vejez de Europa
Durante los a?os noventa la joven Uni¨®n Europea creci¨® y madur¨® mientras se nos promet¨ªa un ed¨¦n que proveer¨ªa a todos los ciudadanos de dinero y de felicidad como si de la ambros¨ªa se tratase. Pero la Uni¨®n madur¨® y aquellos que nos promet¨ªan la felicidad se est¨¢n encargando de incrementar el euroescepticismo entre los ciudadanos.
La gran Alemania solo se preocupa por seguir financi¨¢ndose sin esfuerzo, y los pa¨ªses del norte porque su econom¨ªa no se vea contagiada por la Europa pobre, una Europa del sur que se muere sin que la Europa rica se d¨¦ cuenta de que su destino est¨¢ ligado al de Espa?a, Grecia o Portugal; y si estos mueren, Europa morir¨¢ con ellos.
Claro que la Uni¨®n Europea es necesaria, ning¨²n pa¨ªs puede vivir aislado del mundo, pero no esta Uni¨®n a la que ni siquiera se le puede llamar as¨ª. Es necesario volver al esp¨ªritu de esa Europa fuerte, de esa Europa unida que nos prometi¨® el para¨ªso, a no ser que esa Europa solo fuese una ilusi¨®n, un sue?o, y como dijo Calder¨®n, ¡°los sue?os, sue?os son¡±.¡ª Miguel S¨¢nchez Honrubia.
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