La viuda de Pavarotti quiere mantener sus secretos bajo llave
Nicoletta Mantovani evita que se publique un libro escrito por el asistente personal del tenor
El maestro y yo, 12 a?os con el tenor m¨¢s grande del mundo. As¨ª se llama la nueva biograf¨ªa de Luciano Pavarotti, escrita por quien fue su asistente personal durante m¨¢s de una d¨¦cada, Edwin ¡®Tino¡¯ Tinoco Silva. El libro est¨¢ listo: de dos dedos de espesor, tiene una cubierta naranja adornada con una silueta barriguda en frac. Sin embargo, no puede salir a la venta. Lo bloquea una carta amenazante enviada a la editorial por los abogados de la viuda del tenor, Nicoletta Mantovani.
Las razones de la negativa de la segunda esposa del cantante son una inc¨®gnita. Los amigos del tenor se preguntan a qu¨¦ puede tener miedo, si supuestamente se trata de la historia de la gran amistad entre su marido y el asistente peruano. ¡°Menciono acontecimientos de su vida, pero no hay ning¨²n rumor ni habladur¨ªa¡±, asegur¨® hace poco el autor en una entrevista, donde defini¨® su relaci¨®n con el tenor como ¡°hermosa, cercana y muy ¨ªntima¡±.
A pesar de que el contenido de la biograf¨ªa a¨²n no se ha desvelado, hay quien dice que contiene detalles de su permanente tensi¨®n con Mantovani y del c¨¢ncer de p¨¢ncreas que lo mat¨® en 2002. Adem¨¢s, los abogados de la viuda aseguran que el asistente firm¨® un acuerdo de confidencialidad en 2006, por lo que no tiene derecho a publicar estas memorias.
Lo cierto es que Tinoco no se apart¨® del lado de Pavarotti desde que lo conoci¨®, en 1995 hasta los ¨²ltimos d¨ªas de su vida. Ambos se conocieron en Per¨², donde el tenor se aloj¨® en el hotel de cinco estrellas Las Palmas de Lima, donde Tino era encargado de restauraci¨®n. En esos d¨ªas hicieron tan buenas migas, que el italiano acab¨® por contratarlo como asistente personal. El texto empieza con el relato de aquel sorprendente encuentro y acaba con un ¡°?Gracias, maestro!¡± escrito en may¨²sculas.
"?Cu¨¢nto necesitas para venirte con nosotros y ser mi asistente?", le pregunt¨® Pavarotti a Tino al conocerlo. "Cinco minutos", contest¨® ¨¦l. Una semana despu¨¦s, el camarero peruano estaba de gira con el cantante en R¨ªo de Janeiro.
El autor, licenciado en comunicaci¨®n y turismo y que ahora da sus primeros pasos en la carrera musical, organiz¨® hace dos semanas una charla en M¨®dena, la ciudad de Pavarotti. All¨ª cont¨® emocionado su primer encuentro con el tenor. ¡°Fue maravilloso. No me esperaba que un personaje tan famoso tuviera un trato tan cercano y amable. Me qued¨¦ de piedra cuando fui a recibirlo en la puerta de suite. Deb¨ªa darle la bienvenida, pero me interrumpi¨® con una palmada en la espalda. ¡®Chico, ?c¨®mo vas? ?Qu¨¦ bonito es Per¨²!, es mi primera vez aqu¨ª¡¯, me dijo. Luego me pidi¨® un vaso de agua. Yo sab¨ªa que ¨¦l solo beb¨ªa Perrier con mucho hielo y una loncha de lim¨®n. Entonces no era f¨¢cil encontrar este agua en mi pa¨ªs; tuve que encargar cajas a Miami¡±, record¨® en un v¨ªdeo grabado por el peri¨®dico Gazzeta di Modena.
Pavarotti se qued¨® tan satisfecho con el servicio de su camarero, que por la noche decidi¨® celebrar su nueva amistad. ¡°Me mand¨® abrir una de sus maletas y encontr¨¦ una olla, una sart¨¦n, cucharas de madera, queso parmesano y mortadela. Me dijo que pusiera agua a hervir porque ¨ªbamos a cocinar un risotto. Y as¨ª fue¡±. Al cabo de pocos d¨ªas, tras cantar en Lima, Pavarotti se preparaba para dejar el hotel. ¡°Me llam¨® a un lado y me pregunt¨®: ¡®?Cu¨¢ntos a?os tienes?¡¯ ¡®25¡¯. ¡®Bien. ?Est¨¢s casado?¡¯ ¡®No¡¯. ¡®Bien. ?Cu¨¢nto necesitas para venirte con nosotros y ser mi asistente?¡¯ ¡®Cinco minutos¡¯, le contest¨¦. Una semana m¨¢s tarde estaba en R¨ªo de Janeiro con ¨¦l¡±.
As¨ª empez¨® la aventura que hoy Tino describe en un libro: las giras mundiales, las visitas a embajadores y a jefes de Estado y muchas an¨¦cdotas del maestro m¨¢s ¨ªntimo y privado, como la relaci¨®n con sus amigos, con quienes adoraba jugar a las cartas.
Sin embargo la idea que 11 a?os despu¨¦s de su muerte se destapen aspectos tan ¨ªntimos no le acaba de gustar a la esposa del tenor. La carta que enviaron sus letrados a la editorial exige que no se publique El maestro y yo... porque su edici¨®n no respetar¨ªa la voluntad de discreci¨®n que el artista dej¨® clara durante su vida. ¡°No viola la voluntad del maestro porque ¨¦l emerge en toda su grandeza y generosidad¡±, contesta el abogado de Tino, Roberto Morelli. Queda por esperar si los bandos alcanzan un acuerdo. Si no, la ¨²ltima palabra la tendr¨¢ un juez.
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