Ave, Alaya
ni Alberto, ni Angela, ni Cristina, ni el juez Castro. La estrella absoluta de las fotos de actualidad pura y dura es la magistrada de los ERE
Hala, hoy estoy rebelde y voy a salirme por la tangente. Est¨¢ todo dios hablando de lo ¨²nico ¡ªde eso que est¨¢is pensando, no, obsesos: de la imputaci¨®n del milenio¡ª, y bien sabe Amancio Ortega que me paso horas en su casa rompi¨¦ndome los cuernos para no ir como todas como si fu¨¦ramos borregas. ?No dicen que hay que diferenciarse, crearse una marca personal, ser ¨²nico en tu clase y todo ese know-how que le ense?¨® Diego Torres a I?aki en la pijoescuela de negocios? Pues eso, yo a lo m¨ªo, y los dem¨¢s que arreen. Que si no, adem¨¢s, me como la cabeza con lo del conflicto de incompatibilidades. Que una tiene su bio¨¦tica, aunque sea de letras. Y su moral, aunque tenga manga ancha. Y su coherencia, con hache intercalada. No como otros, Lamela.
Por eso, aunque me paguen por rajar a destajo, admito que a veces, solo a veces, una imagen vale mil palabras. Todav¨ªa no me he repuesto de los dos desnudos del siglo de esta semana. Dos presidentes en meyba sin Photoshop que valga: Alberto Feij¨®o y Angela Merkel. Despu¨¦s de un an¨¢lisis exhaustivo de los documentos gr¨¢ficos he llegado a tres conclusiones irrefutables. Una: ninguno tiene cintura, ni pol¨ªtica ni de la otra. Dos: ambos tienen su aquel, en peores garitos hemos hecho guardia. Y tres: ya pueden alternar con narcos ¡ª¨¦l¡ª o ser la superkiller de la troika ¡ªella¡ª, que ninguno va armado, o por lo menos no se les aprecian cartucheras.
De todas formas, ni Alberto, ni Angela, ni Cristina, ni el juez Castro. La estrella absoluta de las fotos de actualidad pura y dura es la jueza Mercedes Alaya, la magistrada de los ERE. Como que a¨²n no me explico c¨®mo hemos podido vivir sin ella los cinco meses que ha estado de baja por estresazo. Esas entradas triunfales conjuntada hasta el r¨ªmel, esa melena al viento, esa mirada al tendido, esos escotes, ese paso firme arrastrando ese trolley que algunos temen m¨¢s que a una vara verde. Menuda novedad: una gerifalta yendo al curro vestida como est¨¢ mandado, y no esas hipsters de ahora que van hasta en agosto con la media gorda y abrochadas hasta el cuello.
Eso va a ser que el grueso de los editores gr¨¢ficos son varones, no s¨¦, me da a m¨ª el p¨¢lpito. Que no es sexismo, que es un hecho objetivo, que una foto de Alaya levanta una p¨¢gina, arguyen en su defensa. Y lo otro, no te digo, le tengo yo o¨ªdo a m¨¢s de uno en la cantina. Lo que pasa es que les da morbazo una mujer implacable, guapa y poderosa. Si no, tendr¨ªamos retratos de Castro hasta en la sopa. Sus dos se?or¨ªas son igual de indomables, insobornables e imputadores, pero ¨¦l es un abuelete con aspecto de jubilata simp¨¢tico y ella un ca?¨®n del Guadalquivir de todas a todas, que una es hetero pero no ciega.
Dicho esto, me parece de perlas que cada uno use sus armas en beneficio propio siempre que no dispare al pr¨®jimo. Que Alaya se puso zalamera para encalomar al chulito del ex director general de Trabajo de la Junta, el tal Guerrero. S¨ª, ese que repart¨ªa parn¨¦ p¨²blico como si fuera suyo y se pasaba cien pueblos de la raya. ?Y qu¨¦? Bien hecho, Merche, ese fin justifica esos medios y adem¨¢s, la que puede, puede. No como el gordo coreano ese que nos tiene en vilo por si aprieta el bot¨®n at¨®mico y que yo creo que, adem¨¢s del juicio, pierde aceite a chorro. Cuidadito, Kim Jong-un, que a veces los tiros salen por la culata.
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