?Democracia europea?

La democracia, dicen los manuales, es un sistema en el que los ciudadanos y ciudadanas, que son los titulares de la soberan¨ªa, eligen libremente a sus representantes de entre opciones pol¨ªticas diversas, que se presentan peri¨®dicamente a las elecciones, para que legislen y gobiernen.

Espa?a ingres¨® en la Uni¨®n Europea en 1986, lo que ha sido enormemente beneficioso. El problema es que la Uni¨®n Europea no sabemos exactamente qu¨¦ es desde la perspectiva de su organizaci¨®n institucional. La Uni¨®n Europea est¨¢ integrada por un conjunto de Estados democr¨¢ticos mediante unos tratados internacionales cuyo resultado es que sus instituciones se caracterizan por lo que eufem¨ªsticamente se denomina d¨¦ficit democr¨¢tico, lo cual quiere decir que no tienen una legitimaci¨®n democr¨¢tica suficiente del conjunto de la ciudadan¨ªa de la Uni¨®n.

Los ciudadanos y ciudadanas no participamos m¨¢s que muy indirectamente en la elecci¨®n de las instituciones de la Uni¨®n Europea. Si analizamos la instituci¨®n con m¨¢s poder, que es el Consejo de la Uni¨®n Europea, que forma parte tanto del poder ejecutivo como del poder legislativo de la Uni¨®n, comprobamos que est¨¢ integrado por un ministro de cada uno de los Estados miembros. Pues bien, los ciudadanos y ciudadanas del Estado espa?ol, por ejemplo, elegimos a los diputados al Congreso, los cuales eligen al presidente del Gobierno, el cual elige a sus ministros, uno de los cuales forma parte del Consejo de la Uni¨®n Europea, junto con los otros 26 ministros de los Estados miembros de la Uni¨®n, que no han sido elegidos, de ninguna manera, por nosotros. Todos ellos deciden temas que nos afectan directamente.

Por otra parte, la Comisi¨®n Europea, que viene a ser una especie de Gobierno de la Uni¨®n, aunque con poderes compartidos con el Consejo de la Uni¨®n Europea, est¨¢ formada por 27 comisarios elegidos, en la pr¨¢ctica, uno por cada Estado miembro y que tienen orientaciones pol¨ªticas diversas.

Es pr¨¢cticamente irrelevante lo que vote la ciudadan¨ªa en las elecciones a la Euroc¨¢mara

El Parlamento Europeo, que es la ¨²nica instituci¨®n elegida directamente por la ciudadan¨ªa europea, no tiene los poderes propios de un Parlamento contempor¨¢neo, dado que no puede aprobar por s¨ª mismo las normas europeas, los reglamentos y las directivas, sino que tambi¨¦n deben ser aprobadas por el Consejo de la Uni¨®n Europea; ni puede controlar a las dos instituciones que forman el Gobierno de la Uni¨®n, porque puede controlar parcialmente a la Comisi¨®n, pero no a la instituci¨®n con m¨¢s poder, que es el Consejo de la Uni¨®n Europea. Por ello, es pr¨¢cticamente irrelevante lo que vote la ciudadan¨ªa en las ¨²nicas elecciones de alcance europeo en las cuales puede participar, las del Parlamento Europeo, porque no se ofrecen pol¨ªticas alternativas diferentes, dado que las decisiones se adoptan por el conjunto de Estados, con independencia de la composici¨®n del Parlamento Europeo.

Efectivamente, quien adopta las decisiones estrat¨¦gicas es el Consejo Europeo, que est¨¢ formado por los jefes de Estado y de Gobierno de los pa¨ªses miembros y que no debe confundirse con el Consejo de la Uni¨®n Europea ya referido. El Consejo Europeo ha elegido, en la pr¨¢ctica, a Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso presidente de la Comisi¨®n Europea y a Mario Draghi presidente del Banco Central Europeo, y han influido decisivamente en la elecci¨®n de Christine Lagarde como presidenta del Fondo Monetario Internacional, todos bajo la supervisi¨®n de Angela Merkel, canciller alemana. Estas personas, que nosotros no hemos elegido y que forman lo que se denomina la troika comunitaria, deciden, desde la perspectiva econ¨®mica, lo que deben hacer diversos pa¨ªses como Espa?a, Grecia, Italia o Chipre. En Espa?a hicieron reformar la Constituci¨®n e hicieron aprobar la reforma laboral que entendieron que conven¨ªa; en Italia y en Grecia decidieron qui¨¦n ser¨ªa el primer ministro, Mario Monti y Lukas Papademos, respectivamente; y entre otras muchas cuestiones tambi¨¦n deciden, por ejemplo, el precio de las hipotecas de toda la Uni¨®n Europea. En este sentido, no es ocioso preguntarse cu¨¢l es el poder de decisi¨®n del ministro de Econom¨ªa espa?ol, que es a quien los ciudadanos y ciudadanas elegimos, aunque indirectamente, de acuerdo con nuestro sistema institucional interno.

Por ello, es preciso democratizar las instituciones de la Uni¨®n Europea para legitimar sus decisiones, es decir, es preciso que quienes dirigen la Uni¨®n hayan sido elegidos por los ciudadanos y ciudadanas europeos y que peri¨®dicamente les rindan cuentas mediante unas elecciones. Tenemos una moneda ¨²nica y contradictoriamente no tenemos unas instituciones de las que el electorado europeo decida la orientaci¨®n pol¨ªtica. As¨ª, la troika comunitaria va decidiendo lo que entiende que conviene, independientemente de la voluntad de los diversos Estados miembros, en particular de aquellos que son m¨¢s d¨¦biles econ¨®micamente. La democratizaci¨®n de la Uni¨®n es urgente porque ello comportar¨ªa una mayor integraci¨®n europea y se evitar¨ªa su progresiva p¨¦rdida de importancia frente a los grandes Estados, como Estados Unidos, China, Brasil o India.

Se dice que la causa ¨²ltima de la profunda crisis en la que estamos es que nos hemos endeudado demasiado. ?A qu¨¦ responsables pol¨ªticos debemos exigir la responsabilidad por c¨®mo han gestionado la econom¨ªa durante los ¨²ltimos a?os?

Francesc Pau i Vall es profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Pompeu Fabra.