Dal¨ª o la gallina de los huevos de oro
El genio surrealista, objeto de la gran exposici¨®n que ahora llega a Madrid, sigue generando dinero. Su Fundaci¨®n, una de las m¨¢s lucrativas de Europa, explota y gestiona un patrimonio que el artista leg¨® al Estado. La ¨²nica Dal¨ª viva, despojada de derechos sucesorios, se aferra a su memoria
Los vientos de tramontana se arremolinan en torno a la herencia de un genio. Lali Bas Dal¨ª, sobrina del pintor de Figueres, la ¨²nica familiar viva que lleva el apellido de uno de los m¨¢ximos exponentes del surrealismo, no piensa pagar ¡°ni un solo euro¡± diga lo que diga esa sentencia dictada hace algo m¨¢s de un a?o por un tribunal franc¨¦s. Se pongan como se pongan ¡°los de la Fundaci¨®n¡±. ¡°Me tendr¨¢n que llevar esposada¡±, dice extendiendo los brazos y ofreciendo sus mu?ecas en el sal¨®n de su casa, en el barrio de San Gervasio de Barcelona, la misma que compr¨® cuando se cas¨® con Manuel ¡ª¡°el vecino de toda la vida¡±¡ª hace m¨¢s de 50 a?os, y de cuyas paredes cuelgan valiosas obras de su t¨ªo Salvador Dal¨ª.
Hay un retrato de su madre, Montserrat, prima hermana del pintor; un precioso dibujo a carboncillo llamado Merienda sobre la hierba, una Mujer con c¨¢ntaro, ese eterno paisaje de Cadaqu¨¦s¡ Ya no est¨¢ el cuadro cubista titulado Pierrot et guitare que tantos a?os estuvo colgado en el cuarto de ni?a de Lali y del que, un buen d¨ªa, jugando a las cocinitas con una amiga, arranc¨® una cucharita que llevaba pegada: ¡°Ese, con el roto, se lo vend¨ª a un particular y luego me fui de viaje con mi marido y mis hijos¡±, cuenta. En todo caso, ninguno de esos cuadros, ni los pocos que ha vendido ni los que conserva, formar¨¢n parte de la gran retrospectiva del artista que, procedente del Museo Pompidou de Par¨ªs, se inaugurar¨¢ el pr¨®ximo 27 de abril en el Museo Reina Sof¨ªa de Madrid.
Pretenden que les devolvamos parte del dinero cobrado (...) Me tendr¨¢n que llevar esposada" Lali Bas Dal¨ª
La rebeld¨ªa de esta mujer jovial de 74 a?os, que combina con elegancia las maneras exquisitas y el desparpajo, no se debe a esos vientos fr¨ªos del norte propios de la regi¨®n catalana de l'Empord¨¤, de donde es originaria la familia. No es tampoco un arrebato, ni fruto del car¨¢cter cafre que caracteriz¨® a los Dal¨ª, seg¨²n cuentan los libros, incluido el que la propia Lali escribi¨® con motivo de la celebraci¨®n del centenario del nacimiento del artista en 2004: Los Dal¨ª, historia de una familia. Su resistencia es m¨¢s bien la consecuencia de diez a?os de litigios con la Fundaci¨®n Gala-Salvador Dal¨ª de Figueras.
La resoluci¨®n judicial dictada hace un a?o despose¨ªa a los familiares del artista de los llamados ¡°derechos sucesorios¡± que les hab¨ªan reconocido hasta entonces las leyes francesas y por los que cobraban una cantidad anual. ¡°Nada, una minucia, ni para comprar un buen bolso¡±, es cuanto concreta Lali. ¡°Y ahora, encima, pretenden que les devolvamos parte del dinero cobrado¡±.
¡°Sevillano y sus amiguitos¡±, como ella llama a la c¨²pula de la fundaci¨®n, son el gerente, Joan Manuel Sevillano, y los directivos de la que hoy, con 30 a?os de vida, es una de las fundaciones privadas m¨¢s lucrativas de Europa, con un excedente de casi cinco millones de euros y 1,5 millones de visitantes al a?o ¡ªm¨¢s que el Museo Thyssen y menos que el Prado¡ª. El a?o pasado ingres¨® 15.459.618 euros, invirti¨® 902.998,90 y gast¨® en ¡°actividades de inter¨¦s general¡± 10.572.106,10. Una m¨¢quina de hacer dinero que se puso en marcha en 1983, con Dal¨ª como presidente, tocado por la reciente muerte de su compa?era Gala y ya enfermo de parkinson.
La idea surgi¨® seis a?os antes de la muerte del pintor. Se trataba de crear un organismo que velara y preservara los derechos sobre su obra, la protegiera y la difundiera. Por aquel entonces Dal¨ª ya cosechaba m¨¢s que atenciones. Hab¨ªa sido nombrado marqu¨¦s de P¨²bol por el rey Juan Carlos, resid¨ªa en el castillo del mismo nombre en lugar de en su casa costera de Portlligat ¡ª¡°Se lo consiguieron llevar all¨ª y lo apartaron de su familia¡±, apostilla Lali¡ª y viv¨ªa rodeado tanto de hippies como de pol¨ªticos locales y personas influyentes de ¨¢mbito nacional. Sin ir m¨¢s lejos, su abogado pas¨® a ser Miguel Domenech, presidente de la UCD madrile?a y concu?ado del que fuera presidente del Gobierno por aquella ¨¦poca, Leopoldo Calvo Sotelo.
El circo de Dal¨ª se profesionalizaba a medida que se acercaba el final de sus d¨ªas y pasaban a la historia aquellos singulares colaboradores-secretarios, que antes hab¨ªan sido futbolistas o fot¨®grafos y despu¨¦s, en alg¨²n caso como el del conocido como capit¨¢n Moore (John Peter Moore), impostores que supuestamente le hac¨ªan firmar hojas en blanco para rellenarlas despu¨¦s.
¡°Lo acordonaron¡±, sentencia Lali. ¡°Cuando mi madre y yo fuimos a verlo al hospital nos sali¨® al paso un guardia civil que no nos dej¨® pasar¡±, recuerda. ¡°Se hab¨ªa quemado porque se incendi¨® su habitaci¨®n de P¨²bol, provoc¨® un cortocircuito de tanto llamar a aquel timbre de pera que ten¨ªa. Y luego se lo llevaron a la casa de Figueres, junto al museo¡±, cuenta. ¡°Dej¨¦ de verle a finales de los setenta y mi madre, a la que quiso mucho, poco despu¨¦s¡±, asegura. ¡°?Si hasta consiguieron enterrarlo en Figueras en lugar de en la tumba que ¨¦l mismo dej¨® preparada junto a la de Gala en el castillo. Y ah¨ª est¨¢, vac¨ªa. El alcalde de entonces, Mari¨¤ Lorca, dijo (y sigue diciendo) que su ¨²ltima voluntad fue que quer¨ªa ser enterrado en el museo, quien quiera que lo crea¡±, a?ade arqueando las cejas.
¡°Yo le creo¡±, dice Imma Parada, que empez¨® de vigilante y ahora es responsable de comunicaci¨®n en la Fundaci¨®n. Hoy, cuando millones de personas pisotean la sepultura del genio en ese peque?o parque tem¨¢tico daliniano que es el teatro-museo de Figueres, quienes dirigen todo ese cotarro con sumo celo son los directivos de la entidad. Un ex alto ejecutivo de una empresa cementera, que es el gerente Sevillano. Un prestigioso ingeniero, Ram¨®n Boixad¨®s, nacido en Figueras hace 85 a?os, expresidente de Renfe y de Exel (Iberia), uno de los responsables de las obras de la Villa Ol¨ªmpica... Sustituy¨® a Dal¨ª en la presidencia. Y Antoni Pitxot, de 79 a?os y director vitalicio de la entidad desde el principio. En total, 21 patronos en un patronato con representaci¨®n de las distintas administraciones.
Todos a una. Ese es el secreto de su ¨¦xito econ¨®mico. Todos, incluyendo al despacho de abogados de Miquel Roca (tambi¨¦n patrono vitalicio de la Fundaci¨®n desde 1997), ¡°todo el d¨ªa a la gresca¡±, en palabras de Sevillano, para que nadie ¡ªni familiares¡ª utilice la marca Dal¨ª en vano, sin permiso y, sobre todo, sin pagar por ello. ¡°En el caso de una tesis doctoral de un estudiante, por ejemplo, el pago ser¨ªa simb¨®lico¡±, asegura.
Esta es la mejor no-inversi¨®n del Estado" Joan Manuel Sevillano, gerente de la fundaci¨®n
Desde que en un alambicado convenio firmado en 1997 el Estado espa?ol ¡ª¡°heredero universal¡±, seg¨²n el testamento del pintor¡ª le cediera la gesti¨®n y explotaci¨®n de los derechos inmateriales de la obra, el activo de la marca, a cambio de un canon anual que supone ¡°entre un 4% y un 5%¡± de los beneficios obtenidos, la Fundaci¨®n es algo as¨ª como la SGAE de Dal¨ª. Salvo porque adem¨¢s ha desarrollado un merchandising impresionante, con unos 600 art¨ªculos y ya est¨¢ explorando los productos de alta gama. ¡°Es la mejor no-inversi¨®n del Estado¡±, presume Sevillano, de 50 a?os, que habla y se desenvuelve como quien se siente tocado por el ¨¦xito: amplia sonrisa, actitud resolutiva, andar decidido¡ Pero que reconoce que cuando lleg¨® en 2003, de la mano de Boixad¨®s, ¡°solo sab¨ªa de Dal¨ª lo que hab¨ªa estudiado en el instituto¡±. No obstante, metido convencionalmente en un traje, defiende sin complejos en conferencias la eficacia de un trabajo organizativo basado en el pragmatismo y en lo que ¨¦l entiende como ¡°independencia pol¨ªtica y econ¨®mica¡±. ¡°Ordenamos y optimizamos los derechos. Para los contenidos est¨¢n otros. Y ah¨ª est¨¢n nuestros resultados¡±.
En ese terreno, y mientras la nueva Ley de Propiedad Intelectual no parece ir ni para adelante ni para atr¨¢s, los gestores dalinianos est¨¢n a la vanguardia. ¡°Lo peleamos todo, dentro y fuera de Espa?a. Los derechos lo son en el mundo entero, tambi¨¦n en Francia¡±, dice aludiendo de pasada al caso de la familia Dal¨ª. ¡°Hay que cre¨¦rselo, en lo ¨²nico que somos primeros espadas es en patrimonio cultural, hay que sacar pecho, como est¨¢ haciendo ahora el museo del Prado¡±.
Entre tanto, Lali Bas Dal¨ª pasa las hojas del ¨¢lbum de fotos en el sal¨®n de su casa: su madre de peque?a con su t¨ªo en Cadaqu¨¦s, los dos primos con Federico Garc¨ªa Lorca, ella de adolescente sobre el regazo de Gala, a?os despu¨¦s de visita con sus hijos en Portlligat o donando una obra de su t¨ªo a la Fundaci¨®n. Y decenas de autobuses, de escolares y de jubilados, de Espa?a, de Francia, de Rusia, crean un hormigueo incesante en los alrededores del edificio de la Fundaci¨®n, el antiguo teatro convertido en museo y coronado con huevos gigantes siguiendo las exc¨¦ntricas directrices del pintor. Un s¨ªmbolo monumental de la gallina de los huevos de oro de Dal¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.