Una semana espectacular

Nos jugamos m¨¢s en los debates de econom¨ªa que en cualquier otra discusi¨®n. Esta semana ha sido espectacular. Primero, nos avisan de que la ¡°biblia¡± que demostraba cient¨ªficamente que a partir de un 90% de d¨¦ficit era imposible crecer contiene c¨¢lculos equivocados. Quienes difundieron la teor¨ªa, los profesores de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, ten¨ªan problemas para usar la hoja de c¨¢lculo de Excel (no es broma) y tendencia a desde?ar datos que no apoyaran sus premisas.

Despu¨¦s de estar a?os escuchando que no hay alternativa, resulta que otros profesores de Massachusetts, poco dados a la reverencia acad¨¦mica, detectaron los errores. Analizaron los mismos pa¨ªses que hab¨ªan estudiado Reinhart y Rogoff y llegaron a otra conclusi¨®n: el crecimiento no se contra¨ªa un -0,1%, sino que era del 2,2%.

Esos mismos d¨ªas, el Fondo Monetario Internacional puso en evidencia su cambio de l¨ªnea: anunci¨® que, sometida al actual r¨¦gimen de austeridad, la Uni¨®n Europea pod¨ªa enfermar de anorexia y que una cosa es ajustar y otra, reducir d¨¦ficit a la velocidad a la que se est¨¢ obligando a hacerlo a los pa¨ªses en crisis.

R¨¢pidos como centellas, los m¨¢s conspicuos defensores de la austeridad a ultranza salieron al quite. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; el vicepresidente de la Comisi¨®n, Olli Rehn; un miembro de la direcci¨®n del Banco Central Europeo, J?rg Asmussen; el director ejecutivo del Mecanismo de Estabilidad Europeo, Klaus Regling y el presidente del Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer, publicaron un art¨ªculo en The New York Times, cortito pero claro: ¡°Europa est¨¢ respondiendo¡±. Hay algunos peque?os problemas, se?alaban, pero la verdad es que todo va bien, muy encarrilado. ¡°No problem¡±.

Nunca se hab¨ªa visto un art¨ªculo escrito conjuntamente por semejante ramillete de europeos del norte (un holand¨¦s, un finland¨¦s y tres alemanes). Lo habitual en este tipo de art¨ªculos es que se busque alguna firma francesa o, mejor a¨²n, espa?ola, para compensar, pero, por lo que se ve, no encontraron a nadie lo bastante distra¨ªdo.

La cuesti¨®n es que no tienen intenci¨®n de rectificar ni de aflojar, admitan los errores que admitan Reinhart y Rogoff. En absoluto. Con su hoja de Excel en la mano y la m¨¢s absoluta convicci¨®n en sus ideas, anuncian que no hay gran cosa que cambiar porque la medicina les est¨¢ sentando estupendamente a los pa¨ªses en crisis. ¡°La Uni¨®n est¨¢ proporcionando cr¨¦ditos condicionados a los pa¨ªses que lo precisan para facilitar la r¨¢pida correcci¨®n de los errores pol¨ªticos y su regreso a la normalidad¡±, escriben.

Seguramente tienen raz¨®n en que existen muchos errores propios en los pa¨ªses que peor soportan la crisis y que esos errores se siguen acumulando. El problema es que incluso para reformar hace falta tener fuerzas y con un 27% de paro y sin empresas no queda el menor impulso.

El mismo d¨ªa, en otro peri¨®dico norteamericano, WSJ, el jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, explicaba que lo m¨¢s probable es que la crisis de la eurozona y sus efectos sobre los pa¨ªses en crisis dure una d¨¦cada. Pero no pasa nada porque, a?ad¨ªa, el tema de Chipre se ha resuelto bien.

A prop¨®sito, ?no convendr¨ªa recordar que Alemania paga el 27,14% de los 10.000 millones de euros que se prestan a Nicosia, pero que Espa?a e Italia juntas vamos a pagar un 29,81%? Es decir, ?por qu¨¦ se organiza tanto esc¨¢ndalo en la rica Alemania y ninguno en pa¨ªses empobrecidos como Espa?a? ?Por qu¨¦ Alemania se hace o¨ªr y los dem¨¢s no? Quiz¨¢s porque en Alemania esos 2.700 millones de euros los tiene que aprobar el Parlamento y en Italia y en Espa?a nadie sabe siquiera que estamos pagando lo que nos corresponde, (1.790 millones y 1.190 millones, respectivamente)

¡°La r¨¢pida correcci¨®n de los errores¡± nos permitir¨¢ la vuelta a la normalidad. Por el momento, la ¡°normalidad¡± incluye que el 10% de los ni?os griegos sufran ¡°inseguridad alimentaria¡± y que Amanecer Dorado siga enviando al hospital a unos seis inmigrantes diarios. El jueves, como en Novecento, un capataz dispar¨® contra jornaleros inmigrantes que reclamaban salarios atrasados.?