La noche enorme

En la emocionante cr¨®nica que Fernando Savater escribe de la visita que hizo a Octavio Paz poco antes de que el poeta muriera hace 15 a?os en su casa de M¨¦xico, el fil¨®sofo recoge un poema que deletreo:

¡°Soy hombre, duro poco, y es enorme la noche. Pero miro hacia arriba, las estrellas escriben, sin entender, comprendo. Tambi¨¦n soy escritura, y en este mismo instante, alguien me deletrea¡±.

Dice Savater en su libro Las ciudades y los escritores, que publica Debate, que ese texto escrito ¡°casi como una especie de epitafio p¨®stumo, para Ptolomeo, el famoso astr¨®nomo renacentista¡± puede leerse (y deletrearse), tambi¨¦n, como un epitafio para el propio Paz. La poes¨ªa tiene el poder de convocar los sentimientos de cada uno, y definir asimismo las ¨¦pocas que vivimos, cualquier ¨¦poca, en cualquier tiempo. Esa es la grandeza de la poes¨ªa, y, c¨®mo no, esa es la grandeza del poeta que tan amigo fue del fil¨®sofo espa?ol que le visitaba ya en la agon¨ªa final de su vida. En la noche enorme.

Es una ¨¦poca oscura y oscurecida, y oscurantista. Caballero Bonald, el poeta que gan¨® el Cervantes (como Paz) evoc¨® esta semana, delante de muy ilustres figuras, el vuelco oscuro que ha dado la vida; hasta la raz¨®n ha sido desahuciada, y como se?alaba su colega mexicano tantos a?os antes refiri¨¦ndose a Ptolomeo las estrellas se hallan confundidas, no se entiende nada, no se sabe nada, nadie deletrea en serio qu¨¦ pasa, qu¨¦ ha pasado, qu¨¦ tendr¨ªa que pasar.

Y ser¨ªa tan sencillo explicar; explicar es respetar. Imaginen que desde que comenzaron los esc¨¢ndalos andaluces todos los que supieran hubieran explicado, a los jueces, a la prensa, a los parlamentos, en qu¨¦ consisti¨® el desfalco; c¨®mo hubiera sido el ahora llamado caso Urdangarin si la persona de este apellido se hubiera personado en sede judicial, y ante la prensa, y quiz¨¢ ante su suegro, para decir en qu¨¦ hab¨ªa consistido la terrible sucesi¨®n de sus errores; o c¨®mo hubiera sido el llamado caso B¨¢rcenas si el hombre de este apellido y el partido que lo quiso, lo toler¨® y lo estimul¨® hubiese contado, teniendo al lado a los suyos (¡°a los que tanto estimo¡±), cu¨¢l hab¨ªa sido la ra¨ªz de su abusiva cuenta de resultados (la suya y la de su partido, por cierto). Y c¨®mo habr¨ªa sido lo que sigue sucediendo con Feij¨®o si este se hubiera subido a aquella rueda de prensa con todos los datos, los que le gustan y los que lo averg¨¹enzan, en lugar de esconder la mano izquierda para que no se enterara de lo que hac¨ªa la mano derecha.

Si se explicara. Si, por ejemplo, el ministro de Justicia Ruiz-Gallard¨®n hubiera explicado por qu¨¦ reduce a clandestinas (como dec¨ªa la vecina Elvira Lindo en este mismo peri¨®dico) a las mujeres que no pueden estar conforme con los embarazos que hasta ahora se pod¨ªan interrumpir por ley. Por qu¨¦, como dec¨ªa otra vecina, Soledad Gallego-D¨ªaz en la SER, se dejan de cumplir tantos renglones de la propuesta electoral del Gobierno y sin embargo el ministro insiste en cumplir precisamente ese texto legal que tanto cost¨® y que tanto disgust¨® siempre a la carcunda eclesial.

Si se explicara, si se respetara, si se entendiera. Pero estamos en la noche enorme, en eso estamos.?