Matrimonio bajo sospecha
La ausencia de Charlene de M¨®naco en la entronizaci¨®n de los reyes de Holanda aviva la conocida pol¨¦mica sobre su relaci¨®n con el pr¨ªncipe Alberto
Alberto y Charlene de M¨®naco son un matrimonio bajo sospecha. La suya era una relaci¨®n muy correcta en lo formal, en el papel institucional que les toca desempe?ar como representantes del Principado, y algo inusual en lo personal. Sin embargo, la ausencia de la princesa en los actos de la ceremonia de entronizaci¨®n de Guillermo-Alejandro como Rey de Holanda ha hecho saltar todas las alarmas. ?D¨®nde estaba Charlene? La respuesta lleg¨® 24 horas despu¨¦s: en la boda de un amigo en Sud¨¢frica. Abiertamente, la princesa de M¨®naco prefiri¨® atender un compromiso privado que uno oficial y la pol¨¦mica se ha disparado.
Por mucho que lo han intentado, Alberto y Charlene no logran acallar rumores ya que hay informaciones contrastadas que dibujan el guion de su peculiar uni¨®n y dicen lo contrario. Un ejemplo. Durante su luna de miel, la pareja viaj¨® a Sud¨¢frica y decidi¨® vivir en hoteles diferentes. Al descubrirse, Alberto se justific¨®: ¡°Es m¨¢s c¨®modo as¨ª¡±. El pr¨ªncipe asist¨ªa a una reuni¨®n del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) y prefiri¨® estar con sus colegas del mundo del deporte que con la exnadadora que acababa de convertirse en su esposa.
Los proleg¨®menos de su boda tambi¨¦n fueron pol¨¦micos. Primero un medio franc¨¦s, L¡¯ Express, y luego otros internacionales, desvelaron que el enlace estuvo a punto de suspenderse. Seg¨²n estas informaciones, Charlene se hab¨ªa enterado una semana antes de que Alberto le hab¨ªa sido infiel durante su noviazgo y hab¨ªa tenido un hijo, el tercero para ¨¦l. Enfurecida, abandon¨® el palacio de los Grimaldi para huir a Niza y desde all¨ª intentar regresar a Sud¨¢frica con su familia. La polic¨ªa en la aduana lo impidi¨®. Cierto o no, Charlene fue una novia triste el d¨ªa del enlace y Alberto un hombre m¨¢s atento con las c¨¢maras que retransmit¨ªan la ceremonia que con la mujer que ten¨ªa a su lado.
Las noticias sobre las amantes de Alberto, los hijos nacidos de estas relaciones e incluso su bisexualidad fueron en aumento. Tanto, que decidi¨® demandar al peri¨®dico brit¨¢nico The Sunday Times, que escribi¨® que el matrimonio del pr¨ªncipe fue arreglado. El art¨ªculo fue publicado en julio de 2011, apenas dos d¨ªas despu¨¦s de la boda, y se titulaba La maldici¨®n de los Grimaldi. En ¨¦l, no solo se aportaban detalles de la estampida de Charlene, adem¨¢s se a?ad¨ªa que hab¨ªa aceptado casarse con Alberto a cambio de una importante cantidad de dinero reflejada en un contrato. Una de las cl¨¢usulas se?alaba que ella deb¨ªa de permanecer casada al menos cinco a?os y tener un hijo.
Al final, no hubo juicio. El diario lleg¨® a un acuerdo con Alberto que otro peri¨®dico brit¨¢nico, The Guardian, estim¨® en 300.000 libras, unos 360.000 euros.
A dos meses de celebrar su segundo aniversario como esposa de Alberto y como princesa de M¨®naco, Charlene no logra convencer en su papel. Cada vez son menos las ocasiones en que aparece junto a Alberto quien lo mismo se deja ver en el carnaval de R¨ªo de Janeiro bailando samba, que practicando alguno de sus deportes favoritos con sus amigos. Ella, mientras, asiste a desfiles de moda en Par¨ªs para adquirir dise?os que fomenten su imagen regia, labrada a golpe de bistur¨ª, o se refugia en su pa¨ªs. En lo que va de a?o solo ha acudido en M¨®naco al Baile de la Rosa, al torneo de tenis y poco m¨¢s. En ambas citas no disimul¨® su gesto contrariado.
Nada de esto ser¨ªa importante, m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito personal, si no fuera porque Alberto y Charlene se casaron para dar continuidad a los Grimaldi, los monse?ores de M¨®naco, un peque?o Principado siempre observado por Francia por su pol¨ªtica fiscal. Si la pareja no tiene un hijo ser¨¢ Andrea Casiraghi, el primog¨¦nito de Carolina, el llamado a suceder a su t¨ªo. ?l, en cuesti¨®n de descendencia, ya ha hecho los deberes: ha sido padre hace unas semanas. Pero, ?la tradici¨®n podr¨¢ aguantar que herede el principado alguien que no lleve como primer apellido Grimaldi? El contrato, de existir, todav¨ªa tiene tres a?os m¨¢s de vigencia.
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