Las comparaciones son odiosas

El pasado 15 de abril quedamos conmocionados con el atentado de Boston, en el que tres personas murieron y m¨¢s de 200 resultaron heridas, a consecuencia de varias explosiones durante la marat¨®n.

Nueve d¨ªas despu¨¦s se desploma un edificio en Bangladesh, ocasionando hasta el momento m¨¢s de 600 muertos y m¨¢s de 2.000 heridos bajo sus escombros. Albergaba talleres textiles que produc¨ªan ropa para conocidas multinacionales de Occidente, en condiciones de cuasi esclavitud, por salarios irrisorios y jornadas eternas.

Habiendo transcurrido algunos d¨ªas desde ambas desgracias, ?por qu¨¦ esta ¨²ltima noticia no suscita igual o m¨¢s preocupaci¨®n que la primera?

Las comparaciones son odiosas y m¨¢s en estos casos, en que las muertes, por un motivo u otro, en n¨²mero inferior o superior, son igualmente execrables.

Ahora bien, parece que las muertes no tienen el mismo valor ni impacto si tienen lugar en un pa¨ªs de nuestro entorno o en uno cuya realidad se nos antoja remota y distante.

Para acortar distancias, adem¨¢s de apelar a nuestra sensibilidad, basta con que miremos el jersey que llevamos, nos calcemos el par de zapatos que reposan bajo la cama o juguemos con nuestro hijo y su pelota de f¨²tbol.¡ª Jordi Juli¨¤ Manresa.