Nadie quiere a Val¨¦rie Trierweiler
Cuando se cumple un a?o de la llegada de Hollande al El¨ªseo, la primera dama de Francia se hunde en las encuestas y la calle pide a su presidente: ¡°No se case, no la queremos, en Francia¡±
Hundido en los sondeos un a?o despu¨¦s de su llegada al El¨ªseo, el presidente franc¨¦s Fran?ois Hollande poco puede esperar de su compa?era para recuperar a la opini¨®n p¨²blica. La intriga inicial por aquella mujer atractiva e independiente, periodista de profesi¨®n, con nombre impronunciable, Val¨¦rie Trierweiler, que avisaba que no ser¨ªa una primera dama al uso, dej¨® pronto lugar al rechazo. Al mes de instalarse en la presidencia, el pol¨¦mico tuit de apoyo a un disidente pol¨ªtico de S¨¦gol¨¨ne Royal, la ex de su pareja y madre de sus cuatro hijos, la relegaba a la categor¨ªa de impulsiva y cegada por los celos. Ni sus continuados mea culpa en la prensa, ni su progresivo cambio de actitud, ni su compromiso con causas caritativas parecen surtir efecto.
¡°No se case con Val¨¦rie¡ sabe, no la queremos, en Francia¡±. De todas las cr¨ªticas y comentarios desagradables recibidos por el mandatario franc¨¦s, esta es quiz¨¢s una de las frases m¨¢s duras que le ha tocado o¨ªr. La pronunciaba una se?ora de Dijon, el pasado mes de marzo, durante una visita del presidente Hollande y uno de sus habituales ba?os de multitud. Aunque con poca delicadeza, la ciudadana an¨®nima resum¨ªa un sentimiento bastante generalizado.
Los sucesivos sondeos han mostrado el desapego de los franceses con su primera dama, quien part¨ªa en principio con la mitad de opiniones positivas. Sus primeros pasos recibieron de hecho el aplauso de la prensa, empezando por su estreno como compa?era del nuevo presidente en su viaje a Chicago con Michelle y Barack Obama, en la que destac¨® por su elegancia y su estilo. Pero menos de un mes de su llegada tiraba por la borda su imagen con un mensaje en Twitter en el que mostraba su apoyo a un socialista tr¨¢nsfuga que se presentaba ¨Cy gan¨®- contra la que ha sido pareja de Hollande durante tres d¨¦cadas, S¨¦gol¨¨ne Royal. El conocido como tuitgate ha sido desde entonces el punto de partida de un sinf¨ªn de biograf¨ªas, la mayor¨ªa poco halagadoras, de la compa?era de Hollande.
Al margen de sus errores, la periodista sufre de una doble confusi¨®n sobre su papel. El primero es la falta de estatuto de primera dama, que obliga a cada inquilina del El¨ªseo a crearse un papel a medida y buscar su propio espacio. En el caso de Trierweiler, la confusi¨®n se ve reforzada por el hecho de no estar casada al mandatario. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil ser la esposa leg¨ªtima del jefe de Estado que su compa?era¡±, comentaba al respecto su predecesora, Carla Bruni, en una entrevista a la revista Elle en la recomendaba a Treirweiler hacer lo propio. ¡°Sent¨ª un verdadero alivio de la preocupaci¨®n general respecto a mi persona cuando me cas¨¦ con Nicolas Sarkozy", a?ad¨ªa la exmodelo, quien se cas¨® con Sarkozy cuando ¨¦l era ya presidente.
En el caso de Treirweiler, su condici¨®n de periodista todav¨ªa en ejercicio tampoco le hace ning¨²n favor. Consciente del posible conflicto de intereses, ella misma acept¨® renunciar a la secci¨®n de pol¨ªtica y a la televisi¨®n y limitarse al ¨¢mbito cultural. Desde que es primera dama escribe un par de cr¨®nicas en la revista Paris Match, a medio camino entre la cr¨ªtica y la columna de opini¨®n, que para muchos sigue siendo incompatible con su condici¨®n de inquilina del El¨ªseo. A esto se suma su falta de tacto con sus compa?eros de profesi¨®n, como las cr¨ªticas a su propia revista, a la que acus¨® de hacer ¡°solo mierda¡±, sus gestos malhumorados y sus repetidas denuncias judiciales.
Con motivo del primer a?o en El¨ªseo de Trierweiler, el consultor en comunicaci¨®n pol¨ªtica Philippe Moreau Chevrolet da tres consejos a la periodista en una entrevista a la versi¨®n digital del diario Le Figaro. El primero es rodearse de un buen equipo de comunicaci¨®n. El segundo, legitimar su situaci¨®n: o bien mediante la aprobaci¨®n de una ley que regule el estatuto de primera dama, o bien, como aconsejaba Bruni, cas¨¢ndose con Hollande. ¡°Tambi¨¦n permitir¨ªa borrar la imagen de mujer que rompi¨® la pareja de Fran?ois Hollande¡±, a?ade. El tercero, en l¨ªnea con este ¨²ltimo argumento, escenificar una reconciliaci¨®n con Royal y sus cuatro hijos, con los que no tiene relaci¨®n, mediante un bonito reportaje por qu¨¦ no, en la misma revista Paris Match.
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