El reverso de la temible Anna Wintour
Alexandra Shulman, directora del ¡®Vogue¡¯ brit¨¢nico, desaf¨ªa el estereotipo de gur¨² de estilo Escribe novelas y aboga por una moda con conciencia
Los profesionales de la moda no tienen por qu¨¦ vestirse de reclamo para fot¨®grafos ni cultivar una imagen inmaculadamente distante. Tambi¨¦n pueden ser como Alexandra Shulman (Londres, Inglaterra, 1958). En este caprichoso mundo la directora del Vogue brit¨¢nico llama la atenci¨®n precisamente por su normalidad. Asiste a los desfiles despeinada, con una chaqueta de punto sobre los hombros y un libro para matar el tiempo entre presentaciones. Cercana y con aversi¨®n por los salones de belleza, esta periodista de 55 a?os no cumple con ninguno de los estereotipos de sector. Ha escrito una novela sobre un grupo de amigas adentr¨¢ndose en la vida adulta (Can We Still Be Friends), es jurado en premios literarios y no cuenta con ning¨²n dise?ador entre sus amigos. Al contrario que su hom¨®loga Anna Wintour, directora del Vogue estadounidense, no madruga para jugar al tenis o visitar al peluquero. Shulman aprovecha la primera hora de la ma?ana para ultimar su segundo libro.
Su aspecto relajado oculta una voluntad f¨¦rrea de luchar contra los excesos de la industria y de promover una imagen corporal sana. En sus dos d¨¦cadas dirigiendo Vogue nunca ha publicado un art¨ªculo sobre cirug¨ªa est¨¦tica y se niega a mencionar dietas de adelgazamiento en las p¨¢ginas de la revista. Ha liderado la iniciativa de Vogue para mejorar las condiciones de trabajo de las modelos y en 2009 escribi¨® una carta a las grandes firmas reproch¨¢ndoles que las min¨²sculas prendas de muestra solo sirvan a las m¨¢s delgadas de las maniqu¨ªes. Su pr¨®ximo proyecto es un documental que desvela a los adolescentes el proceso de maquillaje, iluminaci¨®n y retoque que hay detr¨¢s de una perfecta foto de portada.
Hija de un cr¨ªtico teatral y una periodista autora de manuales de etiqueta, estudi¨® antropolog¨ªa y se curti¨® en publicaciones como Tatler, Sunday Telegraph y GQ. Nunca abandon¨® su visi¨®n period¨ªstica y compara su labor en Vogue con la edici¨®n de un diario. Una actitud que se traduce en una revista de moda con muchas p¨¢ginas que leer. Conocida por sus allegados como Alex, vive en una discreta casa de Queen¡¯s Park (noroeste de Londres) con su actual pareja y su hijo de 17 a?os de un matrimonio anterior. All¨ª organiza las fiestas navide?as de la oficina y exige que todos los asistentes arrimen el hombro. Sus compa?eros en la secci¨®n brit¨¢nica de Cond¨¦ Nast la definen como una persona muy sofisticada pero sin tiempo para peque?eces. Shulman se divorci¨® a los 40 a?os y ha pasado la mayor parte de su trayectoria en la revista criando a su hijo como madre soltera. Soport¨® las interminables jornadas entre la oficina y el hogar porque ¡°ten¨ªa una hipoteca que pagar¡±. Sin embargo, sus experiencias vitales no le han hecho m¨¢s tolerante con la conciliaci¨®n. No considera que el trabajo deba amoldarse a la vida familiar de cada empleado y cree que una legislaci¨®n que garantice una jornada laboral flexible pone en desventaja a las mujeres. ¡°No vayamos hacia atr¨¢s creando un panorama futuro con mujeres que resulten inconvenientes como empleadas, con leyes que las manden de vuelta a casa¡±, ha declarado Shulman, que dirige una oficina con un 90 % de trabajadoras. Recientemente apoy¨® a la directora de Yahoo Marissa Mayer en su rechazo al teletrabajo en una tribuna en el diario The Guardian. ¡°Apoyo la creatividad colectiva de la oficina¡±, ofreci¨® como una de las razones.
Improbable directora de Vogue, nunca ha querido ser definida por lo que lleva puesto. Ha explicado esta aparente dejadez revelando que no le interesa competir por algo que no puede ganar. Una dosis de contenci¨®n en la progresivamente desbocada carrera de la moda.
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