Despu¨¦s de Ahmadineyad
El presidente saliente de Ir¨¢n podr¨ªa desestabilizar el pa¨ªs si lo ve necesario para su supervivencia
Esfandiar Rahim Mashaei, el candidato preferido por el presidente de Ir¨¢n, Mahmud Ahmadineyad, para sucederlo no podr¨¢ presentarse a las elecciones del 14 de junio. Tampoco lo har¨¢ el expresidente Ali Akbar Hachemi Rafsanyan¨ª. La descalificaci¨®n de los dos es un mensaje contundente del l¨ªder supremo, el ayatol¨¢ Ali Jamenei. Dicho sencillamente, Jamenei no est¨¢ dispuesto a tolerar disminuci¨®n alguna de su poder y est¨¢ decidido a evitar las fricciones que han caracterizado sus relaciones con presidentes anteriores, en particular Ahmadineyad.
La descalificaci¨®n de Mashaei y Rafsanyan¨ª revela una vez m¨¢s el cisma inherente a la estructura pol¨ªtica de Ir¨¢n por la existencia de un Ejecutivo doble: el l¨ªder supremo y el presidente. Cuando Jamenei apoy¨® p¨²blicamente la pol¨¦mica reelecci¨®n de Ahmadineyad en 2009, nadie pod¨ªa haber previsto las tensiones sin precedentes que surgir¨ªan posteriormente entre las dos autoridades principales del pa¨ªs.
La decisi¨®n de apoyar a Ahmadineyad termin¨® siendo una decisi¨®n costosa para Jamenei y para la Rep¨²blica Isl¨¢mica. En lugar de alinearse con Jamenei, como se esperaba, Ahmadineyad empez¨® a promover un programa nacionalista y anticlerical utilizando, en realidad, los recursos de Jamenei para desafiar la autoridad del l¨ªder supremo y establecer sus propias redes econ¨®micas y su propia esfera de influencia.
A lo largo de los cuatro ¨²ltimos a?os, Ahmadineyad ha intentado repetidas veces socavar el control de las decisiones pol¨ªticas y normativas de los cl¨¦rigos gobernantes. En 2011, intent¨® destituir a Heyder Moslehi, aliado de Jamenei, de su cargo de jefe de la inteligencia, pero enseguida fue desautorizado. Tambi¨¦n ha reducido los recursos destinados a ciertas instituciones religiosas, ha ayudado a miembros de su c¨ªrculo a crear bancos privados aligerando la reglamentaci¨®n y ha desafiado a la instituci¨®n econ¨®mica y militar m¨¢s poderosa de Ir¨¢n, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Isl¨¢mica.
La descalificaci¨®n de Mashaei y Rafsanyan¨ª revela el cisma inherente a la estructura pol¨ªtica de Ir¨¢n
Pero, al intensificarse la desavenencia entre Jamenei y Ahmadineyad, el apoyo al presidente ha disminuido en gran medida, hasta el punto de que incluso los medios de comunicaci¨®n estatales se refirieron a los leales a Ahmadineyad como ¡°c¨ªrculo desviacionista¡±. Adem¨¢s, a diferencia de lo ocurrido durante el primer mandato de Ahmadineyad, ahora los medios de comunicaci¨®n no estatales critican p¨²blicamente su programa econ¨®mico y pol¨ªtico.
Como falta muy poco para el fin del segundo y ¨²ltimo mandato de Ahmadineyad, parece improbable que el desacreditado e impopular presidente abandone sus intentos de desestabilizar a la clase gobernante de Ir¨¢n. En realidad, llevaba mucho tiempo promocionando a Mashaei como su sucesor, pero Jamenei puso coto a sus gestiones ilegales y ahora ha suprimido enteramente la candidatura de Mashaei.
Mashaei es una de las figuras m¨¢s pol¨¦micas del Ir¨¢n, denigrado de forma generalizada entre los dirigentes conservadores por sus opiniones reformistas y anticlericales. En 2009, despu¨¦s de que Jamenei rechazara la decisi¨®n de Ahmadineyad de nombrar a Mashaei primer vicepresidente suyo, Ahmadineyad lo nombr¨®, con el mayor descaro, jefe de Estado Mayor, iniciativa que enfureci¨® a Jamenei.
Ahmadineyad no es el primer alto cargo pol¨ªtico de Ir¨¢n que desaf¨ªa al l¨ªder supremo. El gran ayatol¨¢ Hosein Ali Montazer¨ª, uno de los cl¨¦rigos m¨¢s importantes de Ir¨¢n, podr¨ªa haberse convertido en l¨ªder supremo si no hubiera tenido desavenencias insalvables con el gran ayatol¨¢ Ruhollah Jomeini, fundador de la Rep¨²blica Isl¨¢mica, unos meses antes de la muerte de este.
Montazer¨ª, una de las figuras m¨¢s influyentes de Ir¨¢n durante el primer decenio de la Rep¨²blica, realiz¨® una exhaustiva justificaci¨®n de la autoridad absoluta del l¨ªder supremo, que muchos ayatol¨¢s consideraron her¨¦tica, pero no tard¨® en desafiar a los dirigentes intransigentes de la Rep¨²blica Isl¨¢mica y sigui¨® haci¨¦ndolo hasta que muri¨® en 2009.
Podr¨ªa oponerse directamente a Jamenei present¨¢ndose como una figura patriota y anticlerical
Montazer¨ª, cuya condici¨®n de gran ayatol¨¢ (el grado superior de los te¨®logos musulmanes chi¨ªes) le confer¨ªa mayor autoridad religiosa que a Jamenei, impugn¨® las facultades para emitir fatuas (resoluciones religiosas isl¨¢micas) o para suceder a Jamenei como l¨ªder supremo. Montazer¨ª estuvo sometido a detenci¨®n domiciliaria durante seis a?os, se reprimieron las manifestaciones que lo apoyaban y muchos de sus disc¨ªpulos y amigos ¨ªntimos fueron encarcelados, torturados o asesinados o se vieron obligados a huir del pa¨ªs.
Tambi¨¦n tuvo desavenencias insalvables con Jomeini sobre la divisi¨®n de la autoridad Abul Hasan Banisadr, primer presidente de la Rep¨²blica Isl¨¢mica. En 1981 fue destituido de su cargo, despu¨¦s de haberlo ocupado tan solo un a?o, y huy¨® a Francia, donde sigue residiendo. Los choques violentos en las calles entre partidarios y oponentes de Banisadr causaron muertes en los dos bandos.
En muchos sentidos, la historia de Ahmadineyad se parece a la de Banisadr. Los dos eran relativamente desconocidos antes de ser presidentes; los dos dependieron del respaldo del l¨ªder supremo para conseguir el poder y los dos fueron perdiendo apoyo a medida que intentaron reducir la influencia de la jerarqu¨ªa clerical y del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Isl¨¢mica. Lo m¨¢s importante es que ninguno de los dos consigui¨® crear una organizaci¨®n exterior en la que confiar, si perd¨ªan su protecci¨®n oficial.
El hecho de que se haya permitido a Ahmadineyad seguir en su cargo durante su segundo mandato, algo que los medios de comunicaci¨®n pusieron en duda con frecuencia, refleja la importancia que tiene para Jamenei el mantenimiento de la imagen de un Ir¨¢n estable, pero, para conseguir mantener ese objetivo, Jamenei habr¨¢ de tener en cuenta el car¨¢cter imprevisible de Ahmadineyad.
Como no tiene nada que perder, Ahmadineyad podr¨ªa decidir desestabilizar la Rep¨²blica Isl¨¢mica, si lo considera necesario para su supervivencia. De hecho, ahora que el Consejo de la Guardia Revolucionaria ha descalificado a Mashaei para la carrera presidencial, el resentimiento de Ahmadinayad probablemente se manifieste antes y despu¨¦s de las elecciones, haciendo p¨²blica, por ejemplo, informaci¨®n sobre la corrupci¨®n en las altas esferas. Tambi¨¦n podr¨ªa oponerse directamente a Jamenei present¨¢ndose como una figura patriota y anticlerical, pero esa actitud ser¨ªa peligrosa; de hecho, podr¨ªa costarle la vida.
Despu¨¦s de las elecciones, es probable que persista la clase de disputas que ha paralizado durante mucho tiempo la formulaci¨®n de pol¨ªticas en Ir¨¢n, pero un estancamiento en su pol¨ªtica nuclear podr¨ªa tener graves consecuencias. De hecho, la falta de un Gobierno fuerte y unificado y capaz de forjar los consensos necesarios podr¨ªa hacer que incluso a Jamenei le resultara imposible cambiar de rumbo, con lo que no le quedar¨ªa otra opci¨®n a Ir¨¢n que la de persistir en su punto muerto diplom¨¢tico con Occidente.
Mehdi Khalaji es investigador superior en el Instituto Washington para la Pol¨ªtica en Oriente Pr¨®ximo.
? Project Syndicate, 2013.
Traducido del ingl¨¦s por Carlos Manzano.
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