El exorcista
Aznar sabe muy bien c¨®mo y cu¨¢ndo atrapar nuestra atenci¨®n para lanzar su programa pol¨ªtico: la necesidad de exorcizar la languidez de Mariano


La pel¨ªcula de William Friedkin El exorcista cumple 40 a?os al mismo tiempo que el arzobispado de Madrid nombra a ocho nuevos exorcistas de carne y hueso. En la capital ha aumentado la demanda de ciudadanos para liberarse de posesiones demon¨ªacas o influencias mal¨¦ficas. Tienen como misi¨®n enfrentarse cara a cara con el diablo. Igual que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en su entrevista, decidido a luchar contra esas influencias mal¨¦ficas que sufre Espa?a y que le duelen, igual que le dol¨ªan a Unamuno.
Para no tentar ninguna influencia mal¨¦fica, Aznar ha empezado por exorcizar su bigote. Pero es dif¨ªcil. Su ausencia es casi una presencia que sobrecoge, que distrae del discurso. Pero ¨¦l, cual exorcista, sabe muy bien c¨®mo y cu¨¢ndo atrapar nuestra atenci¨®n para lanzar su programa pol¨ªtico: la necesidad de un objetivo hist¨®rico, de exorcizar la languidez de Mariano. Y lo hace con la misma ansia que los nuevos exorcistas estudian, a marchas forzadas, el Ritual Renovado de Exorcismos, aprobado por Juan Pablo II en 1998.
Nunca sabemos si es a Dios o al demonio a quien le agradan m¨¢s las coincidencias, pero en esta misma semana el bien y el mal han disfrutado jugando con nosotros. De repente, hay que renovarse. Aznar puede competir con Bel¨¦n Esteban, pero ¨¦l, como el diablo, viste de Prada. Ante eso, Rajoy y el pobre diablo se quedaron con similar semblante mientras, en su casa, la infanta Cristina amanec¨ªa inocente viendo a su marido recorriendo el pasillo todav¨ªa un poco colorado con rabito y tridente.
Muchos sobres y diablos han estado sueltos estos a?os por el partido de Aznar, que ha afeitado su bigote al confirmar frente al espejo que la combinaci¨®n de mostacho y abdominales envidiables le hac¨ªan verse como el p¨®ster de Mark Spitz, el nadador ol¨ªmpico de M¨²nich 72, pero sin medallas. De lo que no puede dudar es de su extraordinaria salud capilar, que es innegable. Resulta casi sensual imaginarlo acariciando esa masa de cabello sedoso y abundante, como en un gui?o a Carmina Ord¨®?ez, mientras declara que los regalos en una boda son lo m¨¢s normal del mundo aunque cuesten 34.000 euros y sean para iluminar bien la velada. Se puede pensar que Correa, el presunto cabecilla de la supuesta trama G¨¹rtel, compr¨® con esas luces regaladas su entrada al evento pol¨ªtico de la d¨¦cada inmobiliaria. Y de paso ilumin¨® con cuidado a toda aquella gente que luego le ser¨ªa pr¨®xima y ¨²til.
Si la iluminaci¨®n cost¨® eso, ?cu¨¢nto habr¨¢ costado el resto de la boda? Y aunque ya no importe, ?qui¨¦n asumi¨® el sobrecoste, Dios o don diablo? Hace 10 a?os parec¨ªa normal una boda as¨ª en El Escorial: la hija de un presidente de Gobierno, que se casaba compitiendo en boato y relumbr¨®n con las Infantas. Mari ?ngeles L¨®pez de Celis, autora de Las damas de la Moncloa, relat¨® en Hoy por hoy que en La Moncloa se hicieron horas extras aquel verano de 2002 para ¡°ayudar en la organizaci¨®n de la boda¡±. Fue a todo trapo. No solo hab¨ªa flores y manteles, sino Berlusconi, Blair, los Reyes, 200 coches oficiales, la calle de Vel¨¢zquez de Madrid cerrada para la fiesta de despedida de soltero. Algunos periodistas dijeron, d¨ªas despu¨¦s del evento, que los comentarios sobre el gasto de la boda irritaron a la madre de la novia, como todav¨ªa hoy molestan al padre. Ahora que se han apagado aquellas luces, Telecinco deber¨ªa ofrecerles focos y c¨¢maras para presentar su programa, el programa de bodas Las bodas de S¨¢lvame.
En su entrevista en Antena 3, Aznar despleg¨® su principal talento: no hablar bien de nadie que no fuera ¨¦l mismo. Y eso tiene tir¨®n. Incluso a su antiguo colega Berlusconi, que acudi¨® a la boda acompa?ado de Luis B¨¢rcenas, lo despach¨® como ¡°el procesado¡±. Es que siempre necesitamos alguien antip¨¢tico a quien amar y odiar en televisi¨®n. Quiz¨¢ por eso hemos sabido por ese exsocio, Diego Torres, que en aquellas mismas fechas y con luces similares, los duques de Palma se intercambiaban ¡°chistes visuales¡±, los t¨ªpicos fotomontajes de Internet, sobre Aznar y su esposa. Intentaban hacer un exorcismo blando con unas risas. Diabluras inocentes, pero hirientes.
Para exorcismos fuertes, el asalto del expresidente del CD Castell¨®n a la casa de su pitonisa y coach para recuperar 140.000 euros de un embrujo amoroso que no funcion¨®. Podr¨ªa ser un guion de Berlanga, como Atraco a las tres, pero en 2013. El expresidente abon¨® esa cantidad por una p¨®cima para conquistar los favores de una dama reticente. El tratamiento consist¨ªa en ba?arse con el agua donde habr¨ªan estado unas flores durante 40 d¨ªas y luego frotarse con la tierra de un cementerio y no ducharse en 48 horas. Despu¨¦s de este desagradable exorcismo, la voluntad de la mujer se vendr¨ªa abajo. Pero no fue as¨ª. Laparra y sus compinches se lanzaron a la carretera; como diablos sobre ruedas, recorrieron los 300 kil¨®metros que separan Castell¨®n de Magall¨®n para asaltar el domicilio de Luc¨ªa, la hechicera, con Laparra llevando un micr¨®fono oculto en su solapa y la ansiedad pintada en el rostro. La pitonisa no pudo demostrar sus poderes: se escondi¨® bajo una cama, como Linda Blair, y llam¨® a la Guardia Civil, a sabiendas de que en el caj¨®n de una mesita de la sala estaba lo que todos desean: el sobre.
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