La imaginaci¨®n al poder
En a?os de bonanza, el Estado obtiene de Catalu?a ingresos por encima de los servicios que presta; mientras que en los de crisis, el saldo fiscal de Catalu?a es peque?o o incluso favorable a esta comunidad
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La reciente presentaci¨®n del saldo fiscal catal¨¢n para 2010 es muy parca en explicaciones. El mensaje central de la Generalitat es que en 2010 los catalanes aportaron al Estado entre 11.258 y 16.543 millones de euros por encima del gasto recibido. Estas cifras son muy elevadas: un 5,8% y un 8,5% del PIB catal¨¢n respectivamente. Es necesaria una explicaci¨®n de c¨®mo se calculan, de d¨®nde proceden y qu¨¦ significan. Que en estos momentos de extrema penuria econ¨®mica, al ciudadano catal¨¢n se le diga desde fuentes oficiales que en 2010 fue un 8,5% m¨¢s pobre de lo que pudiera haber sido, tiene por fuerza que causarle inquietud y disgusto. El Gobierno catal¨¢n debe explicar claramente la raz¨®n de esta merma econ¨®mica y convencer a la sociedad de la realidad de la misma.
Una cuesti¨®n previa es la gran diferencia entre los dos saldos: uno incorrecto (el del flujo monetario) que da 16.543 millones y otro correcto (el del flujo de beneficios) que da 11.258 millones. Es simplemente absurdo creer que los catalanes no reciben servicios de la Administraci¨®n general del Estado, de Defensa, de la diplomacia, etc¨¦tera, y pensar que los madrile?os son los ¨²nicos espa?oles adecuadamente servidos en estos campos. Las cosas son ya suficientemente complicadas como para presentar dos cifras alternativas cuando solo una es la que responde a la cuesti¨®n que nos interesa: saber si en un determinado territorio el Estado presta m¨¢s servicios que los impuestos que recibe, o si recibe m¨¢s impuestos que los servicios que presta. Coherentemente, en lo que sigue me limito a los resultados del enfoque del flujo de beneficios.
Haciendo uso de las estad¨ªsticas existentes, ?c¨®mo se mide la diferencia entre lo que pagamos y recibimos del Estado? El informe de la Generalitat (*) (p¨¢g. 28) cifra en 50.093 millones de euros la recaudaci¨®n que el Estado obtuvo en Catalu?a en 2010, y desglosa esta cifra en figuras impositivas (IRPF, IVA, Sociedades, etc.) o conceptos (cotizaciones a la Seguridad Social) f¨¢cilmente reconocibles y a los que de forma directa o indirecta, y en menor o mayor medida, todos hemos contribuido. Por otra parte, el informe de referencia (p¨¢g. 50) cifra en 49.319 millones de euros el valor de los servicios prestados por el Estado en Catalu?a, entre los que se encuentran pensiones, infraestructuras, inversiones de entes p¨²blicos como ADIF, Aena y Puertos del Estado, defensa, intereses de la deuda, transferencias del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, etc. Todas ellas partidas conocidas y vinculadas de forma un¨ªvoca a ep¨ªgrafes de los Presupuestos del Estado.
En el a?o 2010, el saldo fiscal de Catalu?a con el Estado se limit¨® a 774 millones de euros
Estas dos cifras, procedentes de las estad¨ªsticas oficiales, son las que miden la incidencia en Catalu?a de la actuaci¨®n fiscal del Estado en 2010. Y su diferencia es el saldo fiscal catal¨¢n: en 2010 el Estado ingres¨® en Catalu?a 774 millones de euros m¨¢s que el valor de los bienes y servicios que prest¨® a esta comunidad (774= 50.093 -49.319). Este es el saldo fiscal catal¨¢n de 2010 que sale de los datos estad¨ªsticos: 774 millones de euros; un 0,4% del PIB catal¨¢n. ?sta es la realidad fiscal.
Por razones dif¨ªciles de comprender, el informe no calcula este saldo. En su lugar, introduce (p¨¢g. 52) un cr¨ªptico cambio: de los 50.093 millones de ingresos considerados m¨¢s arriba pasa a 60.577 millones, que denomina ¡°Ingresos detra¨ªdos de Catalu?a¡± en 2010. Es decir, a?ade 10.484 millones a los ingresos reales. Con este cambio, el saldo fiscal pasa de los 774 millones anteriores a los 11.258 millones (11.258= 60.093-49.319) que la Generalitat denomina saldo fiscal ¡°con presupuesto equilibrado¡±. Este es el ¨²nico saldo del que habla el informe. Un saldo que surge de una manipulaci¨®n ¡ªla adici¨®n de 10.418 millones a los ingresos¡ª que el ciudadano no entiende y que debe ser explicada.
El Gobierno catal¨¢n debe decirle al ciudadano en qu¨¦ delegaci¨®n de la Agencia Tributaria, o en qu¨¦ oficina del Estado especialmente habilitada para ello, ingres¨® en 2010 su cuota parte de los 10.484 millones a?adidos. Y como no se lo va a poder decir, porque tal ingreso no existi¨®, deberemos convenir que la etiqueta "Ingresos detra¨ªdos de Catalu?a" que el informe utiliza es estrictamente falsa.
Ante esta tesitura, el Gobierno catal¨¢n probablemente har¨ªa ver al ciudadano (p¨¢g. 9) que, aunque no un pago efectivo al Estado, los 10.484 millones a?adidos s¨ª constituyen una deuda que los catalanes adquirimos en 2010 para, junto con las dem¨¢s comunidades, hacer frente al d¨¦ficit del Estado en ese a?o. Pero si esto es as¨ª, el Gobierno catal¨¢n debe decirle al ciudadano en qu¨¦ partida concreta del Presupuesto liquidado de 2010 de la Generalitat de Catalunya se encuentra el apunte que certifica esta variaci¨®n de la deuda. Una vez m¨¢s, no se lo va a poder decir porque tal endeudamiento simplemente no existe.
Es dif¨ªcil saber por qu¨¦ raz¨®n el Gobierno catal¨¢n evita de forma tan pertinaz cualquier referencia al saldo fiscal realmente observado. Quiero creer que no es para obviar una cifra demasiado peque?a para la causa secesionista, sino para contrarrestar el efecto que el ciclo econ¨®mico ejerce sobre este saldo. El ciclo imparte volatilidad al saldo fiscal, como lo hace con cualquier variable macroecon¨®mica, y ello hace que el dato de un a?o concreto pueda no ser una buena representaci¨®n del efecto territorial de la actuaci¨®n del Estado a lo largo del tiempo. Pero entonces, si con un a?o no es suficiente, ?por qu¨¦ no presentar al ciudadano los saldos reales a lo largo de todo el ciclo econ¨®mico?
La etiqueta "ingresos detra¨ªdos de Catalu?a" usada por la Generalitat es estrictamente falsa
Por ejemplo, y a modo de ilustraci¨®n, los saldos fiscales reales de Catalu?a (medidos con respecto a su PIB) del per¨ªodo 2006/2010 (¨²nico per¨ªodo c¨ªclicamente equilibrado para el que disponemos de datos homog¨¦neos y comparables) fueron 8,0% en 2006; 8,3% en 2007; 3,2% en 2008; -2,1% en 2009; y 0,4% en 2010. Como puede comprobarse, el Estado, en el ejercicio de sus competencias, tiene efectos territoriales que pueden variar bastante a lo largo del tiempo. En momentos de bonanza, como en 2006 y 2007, los saldos fiscales reales tienden a ser altos en contra de Catalu?a debido a los altos ingresos impositivos y los bajos gastos asociados al desempleo. En cambio, en tiempos de crisis, como en 2008, 2009 y 2010, la ca¨ªda de ingresos y el aumento de los subsidios al desempleo hacen que el saldo fiscal de Catalu?a sea relativamente peque?o o incluso favorable a esta comunidad como ocurri¨® en 2009.
Es verdad que ahora tenemos cinco cifras en lugar de solo una. Pero este es el efecto que a lo largo del tiempo el Estado ejerce sobre el territorio. Si queremos afinar m¨¢s, antes que aventurar complejas manipulaciones que el ciudadano no entiende, es mejor utilizar la media de estas cinco cifras como una aproximaci¨®n inteligible del saldo fiscal estructural, e interpretar la diferencia entre los saldos reales de cada a?o y esta media como los efectos coyunturales de la actividad del Estado. La media de los cinco saldos reales es el 3,5% del PIB catal¨¢n (6.910 millones de euros de 2010), y la interpretaci¨®n de los saldos coyunturales es perfectamente razonable: en los a?os de bonanza el Estado obtiene de Catalu?a ingresos por encima de los servicios que presta (4,5% en 2006 y 4,8% en 2007), mientras que en los a?os de crisis Catalu?a se beneficia de servicios estatales que superan los impuestos pagados (-0,3% en 2008, -5,6% en 2009 y -3,1% en 2010).
Estos c¨¢lculos son una mera ilustraci¨®n porque el per¨ªodo considerado no constituye un ciclo completo. Pero una ilustraci¨®n que la gente entiende y que no hurta informaci¨®n al ciudadano sobre la realidad de lo que ocurre cada a?o. Imputar una deuda a los catalanes a cuenta de un d¨¦ficit fiscal del Estado que nadie ha reclamado es un supuesto, entre otros muchos que podr¨ªan hacerse, que puede tener sentido en el seno de la discusi¨®n de un seminario acad¨¦mico pero que confunde al ciudadano; es algo que no pertenece a la realidad sino al reino de la imaginaci¨®n. El gobierno catal¨¢n ha decidido prescindir de la realidad y llevar la imaginaci¨®n al poder. Pero desgraciadamente sin el encanto y romanticismo del estudiante franc¨¦s de mayo del 68.
(*) El informe ¡°Resultats de la balan?a fiscal de Catalunya amb el sector p¨²blic central any 2010¡± puede consultarse en www20.gencat.cat/portal/site/econom¨ªa
Antoni Zabalza es catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Valencia y fue secretario de Estado de Hacienda entre 1991 y 1993 con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez.
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