Sexo oral
?Por favor, ministro! Insistir en el flamenco y el jam¨®n es no entender algo muy espa?ol: el saber re¨ªrnos y disfrutar de nosotros mismos Nuestros banqueros son nuestro futuro. Y regalarles sexo oral, nuestra marca
Es una pena que la presentaci¨®n de la Marca Espa?a en Bruselas haya coincidido con el embrollo provocado por las declaraciones de Michael Douglas, se?alando al sexo oral de ser propiciador de su c¨¢ncer de garganta. La Marca Espa?a lleg¨® con un a?o de retraso y eclipsada por un bocazas.
En Bruselas residen la troika y Fabiola. No ha sido precisamente el cunnilingus lo primero que le vino a la cabeza a la exreina al enterarse de que su Gobierno ha decidido rebajarles el sueldo a ella y a otros miembros de la familia real. En esta semana de gargantas profundas, Fabiola se despert¨® boquiabierta por la reforma. Ahora percibir¨¢ medio mill¨®n de euros menos al a?o y tendr¨¢ que pagar un 30% de impuestos. Y encima deber¨¢n ce?irse a un c¨®digo ¨¦tico. ?Ay!, temblamos con esos Pa¨ªses Bajos, donde ahora todo son reformas, abdicaciones, impuestos, c¨®digos ¨¦ticos. Aqu¨ª, en la Marca Espa?a, un c¨®digo ¨¦tico que s¨ª goza de respeto es el del Museo de Cera, una instituci¨®n que se lo ha ganado a pulso con sus decisiones de trasladar o derretir a los miembros de la Familia Real que desdibujaran la fotograf¨ªa de una familia ejemplar. Son cosas como estas las que te hacen pensar si no es mejor vivir de un pa¨ªs de sol y viva la Pepa antes que sobrevivir en una tierra seria y con mal clima.
Esther Williams, como toda estrella del cine que se precie, tuvo una vida er¨®tica h¨²meda y el¨¢stica. Contaba c¨®mo Weissmuller era un atleta sexual
Pasado ese disgusto, monarcas y s¨²bditos a¨²n permanecemos sobrecogidos con las declaraciones de Michael Douglas acusando al sexo oral de propagar del c¨¢ncer de garganta. En un blog han hecho la aterradora pregunta: ¡°?Es que vamos a morir todos?¡±. ?Con lo que les ha costado a las se?oras hacer entender a los caballeros que un poco de cunnilingus es satisfacci¨®n mutua, viene Douglas y se carga d¨¦cadas de sexo feliz con una frase que hasta ¨¦l mismo se ha empe?ado en desdecir! Pero no, Michael, lo dijiste, y tu primera esposa, Diandra, que te descubri¨® Mallorca y la felicidad (aunque despu¨¦s la obligaras a compartir la casa en S¨®ller y el ¨¢tico de Nueva York con Catherine Zeta-Jones), ya ha declarado que la cosa no empez¨® con ella. Entonces, ?qu¨¦ pasaba, Diandra? Zeta-Jones no ha dicho ni esta boca es m¨ªa. Michael, se?alar as¨ª al sexo oral es mont¨¢rselo mal. Porque hasta ahora se pod¨ªa hacer con alegr¨ªa y porque ha sido una pr¨¢ctica que ha unido no solo a hombres y mujeres, sino a toda la humanidad y la ha hecho mejor. T¨² mismo la interpretaste con Sharon Stone y Demi Moore en imborrables escenas er¨®ticas del cine de los noventa. Qu¨¦ empe?o ahora con querer agregar culpa donde hay felicidad.
Est¨¢ mal que un miembro de una dinast¨ªa hollywoodense se ahogue as¨ª poni¨¦ndose cateto. Siempre a flote, Esther Williams, la recientemente fallecida estrella acu¨¢tica y reina del maquillaje a prueba de agua, contaba en su fabulosa biograf¨ªa La sirena de un mill¨®n de d¨®lares c¨®mo Johnny Weissmuller era un atleta sexual capaz de tragar cloro y spandex entre los juegos que protagonizaban en un espect¨¢culo. Williams, como toda estrella que se precie, tuvo una vida sexual h¨²meda y el¨¢stica. Uno de sus novios, el actor Jeff Chandler, aflora en su biograf¨ªa como aficionado a vestirse de mujer. La propia Williams cuenta que se lo encontr¨® un d¨ªa en el vestidor, en plenos a?os cincuenta, enteramente ataviado con ropa de ella. Williams era atl¨¦tica, con sonrisa y espalda de nadadora, pero no tanta como para no temer que su novio le destrozara los ba?adores.
Ropa de ba?o y sexo oral estuvieron, al menos oficialmente, al margen en el estreno de la Marca Espa?a. Da pena que el ministro de exteriores, se?or Margallo, no tenga el suficiente sentido del humor para asumir que lo que hoy define a Espa?a son nuestros logros y disparates, no nuestros t¨®picos m¨¢s vistos, que fue lo que present¨® en Bruselas. Flamenco y jam¨®n, ?por favor, ministro! Insistir en lo mismo es no entender algo muy espa?ol: el saber re¨ªrnos y disfrutar de nosotros mismos y de nuestras cosas. De Ibiza, por ejemplo: sexo, ba?o y music¨®n. Y podr¨ªan aclararles al resto de los europeos que nuestra bebida nacional no es solo la sangr¨ªa, que es para el verano, sino el gin tonic, que es para todo el a?o: juntos, burbujas, alcohol y alegr¨ªa en un mismo vaso y un mismo destino.
Como en la otra idea para renovar la Marca Espa?a: la transformaci¨®n de algunas c¨¢rceles en presidios de alto standing. Se comenta, entre burbujas de gin tonic, que en Soto del Real, con el reingreso del se?or Blesa, presuntamente se instale all¨ª un discreto club social y que pronto las cenas ben¨¦ficas recaudar¨¢n fondos para la mejora de esas instalaciones. Ya que uno de los pocos sectores que cuentan todav¨ªa con el privilegio de los cuidados p¨²blicos, aplicados casi como un buen sexo oral, son los banqueros. La econom¨ªa de Marca Espa?a lo primero que auxilia es a los bancos, y lo segundo, a sus banqueros. Da igual si han adquirido un banco en Florida o han descerrajado (metaf¨®ricamente) una caja en el Mediterr¨¢neo, son una rara especie necesaria y necesitada m¨¢s de cuidados intensivos que de intensiva vigilancia. Porque nuestros banqueros son nuestro futuro. Y regalarles sexo oral, nuestra marca.
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