Europa inerme
Las autoridades europeas han facilitado que EE UU esp¨ªe de forma masiva a sus ciudadanos
La masificaci¨®n del espionaje contra personas, empresas y Gobiernos no puede aceptarse como algo inherente al mundo moderno. Uno de los combates democr¨¢ticos del presente es el de poner coto a la banalizaci¨®n de intromisiones como las que permiten dos programas usados por la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA) para recoger vol¨²menes masivos de escuchas telef¨®nicas y de contenidos de Internet. La defensa de los derechos de 500 millones de europeos debe ser argumento suficiente para la movilizaci¨®n de las autoridades de la UE, aunque es cierto que se encuentran bastante inermes.
Primero, por la dependencia casi total de la tecnolog¨ªa y de la industria digital de Estados Unidos; y despu¨¦s, por falta de una robusta legislaci¨®n de protecci¨®n de datos, bloqueada desde hace a?os por divisiones internas entre los Estados miembros. La propia Administraci¨®n de Obama ha presionado con ¨¦xito a los europeos para que no pongan trabas a las peticiones de datos a sus compa?¨ªas telef¨®nicas y tecnol¨®gicas, convertidas en globales por la fuerza de los hechos. El esc¨¢ndalo del programa Prism obliga a las autoridades europeas a reaccionar contra su propia peque?ez y replantearse el equilibrio entre seguridad y libertad. Tambi¨¦n es importante que el ciudadano sea cada vez m¨¢s consciente de que el uso del tel¨¦fono m¨®vil, de la tableta o del ordenador no son actos a cubierto de mirones y grandes orejas: una vez en l¨ªnea, entramos en un mundo que conoce muy pocos l¨ªmites y restricciones.
Es verdad que hasta los entramados m¨¢s sofisticados tienen su tal¨®n de Aquiles, que es el individualismo. Edward Snowden ¡ªcomo Bradley Manning respecto a Wikileaks¡ª, ha demostrado que una persona se basta para cuestionar la trama de secreto con que se conducen los ¨®rganos de seguridad de un pa¨ªs l¨ªder como Estados Unidos, tan apreciado por otras razones. Y desde luego no hay que caer en la trampa de discutir si Snowden es un h¨¦roe o un villano, un pseudojusticiero o un idealista, sino centrar el debate en los abusos contra las libertades y la lealtad m¨ªnima que se deben Estados Unidos y la Uni¨®n Europea.
Editoriales anteriores
Es positivo que la comisaria de Justicia de la UE, Viviane Reding, emplace al fiscal general estadounidense a dar explicaciones precisas y urgentes. Pero el tono empleado ahora desde la Comisi¨®n corrige la excesiva prudencia de la primera reacci¨®n, que se limit¨® a constatar la ¡°preocupaci¨®n¡± causada por las filtraciones period¨ªsticas del esc¨¢ndalo. Similar, por cierto, al empleado 13 a?os atr¨¢s por Bruselas a prop¨®sito de la red secreta de vigilancia Echelon, descubierta antes del 11-S, pero sepultada en la nebulosa de la lucha global contra el terror desatada a partir de esos atentados.
Europa debe ocuparse de que el nuevo esc¨¢ndalo no quede olvidado igualmente, ni bajar los brazos en la batalla contra el Gran Hermano contempor¨¢neo.
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