La ¡®Abenomics¡¯ y sus lecciones para Europa
La pol¨ªtica econ¨®mica de Shinzo Abe debe evitar las tensiones con China y Corea. Y los l¨ªderes europeos pueden aprender que los llamamientos populistas nacionales perjudican los intentos de redise?ar la eurozona
La Abenomics,la estrategia del primer ministro Shinzo Abe para despertar el ¡°esp¨ªritu animal¡± atrapado dentro de la econom¨ªa japonesa, est¨¢ aceler¨¢ndose. Los est¨ªmulos fiscales y la flexibilizaci¨®n monetaria contin¨²an, y avanza la tarea de desplegar una ¡°estrategia de crecimiento¡± que promueva las reformas estructurales y reguladoras. Los beneficios empresariales y el gasto de consumo est¨¢n aumentando, y, a pesar de una correcci¨®n reciente, la Bolsa est¨¢ registrando enormes ganancias.
No es extra?o que Abe y su Partido Liberal Dem¨®crata sean populares, y tanto los l¨ªderes empresariales como los consumidores japoneses parecen pensar que la econom¨ªa del pa¨ªs est¨¢ ya encaminada en la buena direcci¨®n. El primer ministro y sus reformas siguen contando con la ventaja de las bajas expectativas existentes tras dos decenios de tibio crecimiento y la voluntad del primer ministro de jugarse su credibilidad pol¨ªtica a los resultados del plan.
Adem¨¢s, la coalici¨®n encabezada por el PLD cuenta ya con una mayor¨ªa abrumadora en la C¨¢mara baja y hay muchas probabilidades de que en las elecciones del pr¨®ximo mes a la C¨¢mara alta obtenga los esca?os necesarios para lograr una mayor¨ªa suficiente, con lo que el primer ministro controlar¨ªa la agenda legislativa. El Partido Dem¨®crata de Jap¨®n y otros grupos de oposici¨®n est¨¢n demasiado ocupados pele¨¢ndose entre ellos para poder ofrecer verdadera resistencia, al menos en 2013.
En realidad, aunque es posible que la situaci¨®n se complique el a?o pr¨®ximo, la Abenomics tendr¨¢ margen de maniobra, porque, aunque los salarios no suban tan deprisa como espera Abe y un yen m¨¢s d¨¦bil y unas importaciones m¨¢s caras hagan mella en la popularidad del Gobierno, no hay motivos para que se retire. Si no surge ninguna sorpresa importante, no se enfrentar¨¢ a la reelecci¨®n como presidente del PLD hasta el oto?o de 2015. Las pr¨®ximas elecciones a las C¨¢maras no tienen por qu¨¦ celebrarse hasta 2016. Por consiguiente, el PLD dispone de al menos tres a?os para someter sus ideas a prueba. Ese es un dato importante en un pa¨ªs por el que han pasado 15 primeros ministros en los ¨²ltimos 20 a?os.
Abe no puede bajar el gasto demasiado deprisa ni lentamente, para evitar la desconfianza financiera
Otra cuesti¨®n m¨¢s importante es si la Abenomics lograr¨¢ restaurar el dinamismo y la confianza de Jap¨®n. Y en este aspecto, los obst¨¢culos son m¨¢s temibles. En primer lugar, est¨¢ el problema de la deuda y el ritmo de las medidas para reducirla. Si Abe recorta el gasto demasiado deprisa o sube los impuestos demasiado pronto, es muy posible que su esfuerzo para estimular la inflaci¨®n salga perjudicado. Pero si el Gobierno va demasiado despacio o no hace lo suficiente para abordar las preocupaciones de los inversores por la deuda de Jap¨®n, se debilitar¨¢ la confianza en el mercado de deuda oficial y se elevar¨¢ el coste de la deuda nacional.
M¨¢s inquietante que el volumen de la deuda en s¨ª es que en Jap¨®n se debate si es importante. S¨ª lo es, y las autoridades hacen mal en ignorarlo. Abe entiende que los est¨ªmulos son prioritarios y que la austeridad puede esperar. Pero no puede esperar eternamente, si su Gobierno pretende mantener la confianza de los inversores.
Existen otras razones para dudar que la Abenomics vaya a alcanzar un ¨¦xito duradero. Hasta el momento, Abe ha prestado atenci¨®n sobre todo a las tareas de fortalecer el sector agrario, eliminar los obst¨¢culos a la inversi¨®n de capital en el sector privado y crear zonas econ¨®micas especiales. Todo ello es importante.
Sin embargo, ante la resistencia de los grupos sindicales y con la perspectiva de las elecciones a la C¨¢mara alta, el primer ministro se ha resistido a poner en pr¨¢ctica un plan para facilitar el despido de los trabajadores con contratos indefinidos ¡ªy, por tanto, la contrataci¨®n de otros nuevos¡ª, que har¨ªa m¨¢s sencillo el traspaso de mano de obra de las industrias m¨¢s estancadas a los sectores econ¨®micos m¨¢s productivos. Ha pedido a las empresas japonesas que suban los salarios, intensifiquen las inversiones en el propio pa¨ªs y mantengan sus instalaciones en Jap¨®n para impulsar sus reformas, pero no ha bajado los impuestos de sociedades, una medida que les ayudar¨ªa a ser m¨¢s competitivas tanto dentro como fuera de sus fronteras. Los l¨ªderes empresariales siguen dando su important¨ªsimo apoyo a los planes de Abe, pero su paciencia tiene un l¨ªmite.
Existen otros problemas a largo plazo. Con un ¨ªndice de natalidad relativamente bajo y una poblaci¨®n envejecida, para Jap¨®n es fundamental que se lleve a cabo una reforma de la inmigraci¨®n, porque se necesitan nuevos trabajadores para conservar el volumen de la fuerza laboral del pa¨ªs. Y, aunque Abe ha reconocido que es urgente acoger a m¨¢s mujeres j¨®venes en el mercado de trabajo, para que esa pol¨ªtica tenga ¨¦xito ser¨¢ preciso hacer cambios culturales adem¨¢s de pol¨ªticos, unas transformaciones que, como es natural, se escapan al control de cualquier primer ministro.
Lo m¨¢s importante es que Abe tendr¨¢ que evitar caer en la trampa del nacionalismo, en la que ya cay¨® durante su mandato anterior en el puesto, en 2006-2007. Restablecer la confianza nacional es importante para una potencia tradicional que lleva dos decenios de estancamiento econ¨®mico, y llegar¨¢ un d¨ªa en el que Jap¨®n modificar¨¢ su constituci¨®n para contar con un ej¨¦rcito permanente normal. Tal vez pronto. Pero en Jap¨®n hay gente que quiere una pol¨ªtica exterior m¨¢s agresiva, incluso beligerante, que sin duda aumentar¨ªa dr¨¢sticamente las tensiones con China y Corea del Sur.
Quienes creen en las las sociedades abiertas quieren que tengan ¨¦xito tanto Europa como Jap¨®n
El poder de Jap¨®n es el poder de su econom¨ªa, sus innovaciones, sus empresas, sus trabajadores y sus consumidores, no una actitud internacional m¨¢s desafiante. Como vimos el oto?o pasado, la mayor amenaza que representa China para la capacidad de resistencia de Jap¨®n no est¨¢ en el mar de China Oriental, sino en el interior de la propia China, donde las empresas japonesas est¨¢n tratando de afianzarse y hacerse un hueco pese a que el Gobierno chino est¨¢ dispuesto a permitir que estallen manifestaciones antijaponesas siempre que le convienen desde el punto de vista pol¨ªtico. A medida que progrese la Abenomics, a los observadores externos les preocupar¨¢ que Abe y sus ministros refuercen su poder pol¨ªtico apelando al orgullo nacional en lugar de construir la fuerza econ¨®mica fundamental de Jap¨®n, que es la verdadera base de su resistencia y su futuro.
Europa puede aprender varias cosas de esta situaci¨®n. Igual que Abe puede descubrir que la ret¨®rica nacionalista y una pol¨ªtica exterior desafiante perjudican su programa de reformas econ¨®micas, porque dan a los populistas de otros pa¨ªses una excusa para oponerse a la cooperaci¨®n econ¨®mica, los l¨ªderes europeos deben ver que los llamamientos populistas nacionales son muy perjudiciales para los intentos de redise?ar la eurozona.
En Alemania y el ¡°norte conservador¡±, los politicos sienten la tentaci¨®n de aprovechar el enfado general por la necesidad de subvencionar las reformas en los pa¨ªses ¡°perif¨¦ricos¡±. Los parlamentarios alemanes y de otros pa¨ªses del norte de Europa tienen raz¨®n al plantear exigencias a cambio de su ayuda. Pero los obst¨¢culos innecesarios y la ret¨®rica insultante pueden complicar la puesta en marcha de unos planes que a largo plazo van a beneficiar a los pa¨ªses del n¨²cleo duro y a los perif¨¦ricos. Y lo mismo se puede decir de Italia, Espa?a, Portugal y Grecia. Es f¨¢cil atizar la ira popular contra Alemania o las instituciones europeas. Pero ambas son esenciales para la seguridad, la estabilidad y la prosperidad de Europa.
El mundo est¨¢ atento, porque quienes creen en la democracia y las sociedades abiertas necesitan que tengan ¨¦xito tanto Europa como Jap¨®n.
Ian Bremmer es fundador y presidente de Eurasia Group, la principal firma mundial de investigaci¨®n y asesor¨ªa sobre riesgos pol¨ªticos. Su ¨²ltimo libro, Every Nation for itself: Winners and losers in a G-Zero World, detalla los riesgos y oportunidades existentes en un mundo sin una potencia dominante.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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