La suerte del n¨²mero 14
En estos d¨ªas en que Hacienda se humaniza, tranquiliza que el divismo de Ronaldo siga en tan perfecto estado. Que sea nuestro nuevo superman. O un nuevo Buda
El numero 14 est¨¢ de moda, en parte por lo sucedido con el DNI de la Infanta Cristina, el 14Z, y el ins¨®lito pero real error de Hacienda casualmente revelado a trav¨¦s de una investigaci¨®n paralela. El l¨ªo es tan monumental que el ministro Montoro ha declarado: "Es un error de origen, no tengo como explicarlo".
Fue el anterior Jefe de Estado, Francisco Franco, quien impuls¨® la creaci¨®n del actual DNI y por ello se reserv¨® el n¨²mero 1. El 2 fue para su esposa y el 3 para su hija. No sabemos si su nieta Carmen Mart¨ªnez-Bordi¨² tiene DNI de dos d¨ªgitos, pero la familia real, que tambi¨¦n fue impulsada por Franco al trono que hoy ocupa felizmente, se reserv¨® los n¨²meros del 10 al 99, evitando el 13 por superstici¨®n. Lo que desconocemos es lo que sucede con los DNI de aquellos que se incorporan a la familia real progresivamente por matrimonio. Quiz¨¢ ese trece tan excluido y vacante hubieran querido otorg¨¢rselo al Duque de Palma.
De burocracia no se habl¨® en la misa celebratoria del centenario de Don Juan, padre del Rey, excluido de Espa?a pero millonario en Suiza. Cierto es que estos actos est¨¢n agendados desde hace mucho, pero resulta inc¨®modo que haya coincidido con todo el chapapote de Hacienda con la Infanta y con que muchos estuvieran m¨¢s pendientes del saludo entre Cristina y Letizia que de recordar la figura de Don Juan. Menos mal que asistieron all¨ª Froil¨¢n, la Infanta Pilar y Rajoy para garantizar espacio suficiente entre princesa y cu?ada. ?Qu¨¦ suerte tan rara la del padre del rey: no consigui¨® nunca ser aut¨¦ntico protagonista! Incluso a sus cien a?os, ha tenido que soportar que alguien o algo como un saludo entre se?oras de su familia termine por eclipsarlo.
Despertarte con la noticia de que Hacienda puede equivocarse te deja un poquito as¨ª como si hubieras nacido dentro del DNI equivocado. O como a Jor-El (el padre de Superman) cuando se da cuenta que haga lo que haga no va a poder salvar a Krypton de su inhumana destrucci¨®n (por cierto, ?qu¨¦ parecido es el nuevo Superman a Carlos Felipe de Suecia!).
Errar es humano. Si Hacienda cambia de h¨¢bitos y se nos vuelve humana, la reencarnaci¨®n podr¨ªa ser animal. A m¨ª, por ejemplo, me ha llegado una citaci¨®n para hablar con unos inspectores un mi¨¦rcoles de julio, pero me ha entrado la duda de que podr¨ªa tratarse de un error de origen y hay otro contribuyente con mi DNI que es el aut¨¦ntico citado y no lo sabe. Antes me quitaba el sue?o el que Hacienda me investigara, ahora lo que me deja con los ojos abiertos es que est¨¦n cometiendo un error de procedimiento administrativo y no haya manera de aclararlo. Tranqui, Messi, a lo mejor tambi¨¦n se han equivocado con vos.
Tampoco sabemos que n¨²meros rondaban la cabeza de los monjes budistas que vimos esta semana viajando en un Learjet privado, con gafas doradas, m¨®viles ultraplanos y un bolso de Louis Vuitton, en un plan m¨¢s propio de unas herederas rusas que de unos monjes piadosos. Asia est¨¢ revolucionada con esta imagen. Los prototipos est¨¢n cambiando. No solo en Hacienda, sino que ahora los monjes budistas pueden ser millonarios e igual de espirituales. Es t¨ªpico de las mentes conservadoras se?alar que los revolucionarios no pueden llevar Rolex, pero Fidel Castro y Ch¨¢vez adoraban saludarse con los suyos bien a la vista. ?Vas a ser menos budista porque lleves algo de Vuitton? Es m¨¢s, ?no estar¨¢ tambi¨¦n en el lujo y la ostentaci¨®n la verdadera comprensi¨®n del alma humana? Como los budistas creen en la reencarnaci¨®n, me pido ser cualquiera de los tres monjes que aparecen a bordo del Learjet. Y tambi¨¦n con ese aire marcial y dorado.
Es maravilloso cuando uno de ellos se quita las gafas para otorgarse un masajito facial al aterrizar. Como en otro momento, despu¨¦s de una cl¨¢sica conversaci¨®n budista, el monje introduce un tel¨¦fono entre los pliegues de su habito y ?oh!, revelaci¨®n: entre esos pliegues del clero hay sitio para todo. A las im¨¢genes solo les falta la firma de Annie Leibovitz. D¨ªas despu¨¦s fueron amonestados pero uno de ellos se defendi¨® explic¨¢ndose mejor que un ministro de Hacienda: ¡°Cuando Buda estaba vivo no hab¨ªa coches, ni tel¨¦fonos m¨®viles ni c¨¢maras, ni Vuitton, por lo que era mas f¨¢cil adherirse a las normas¡±.
Antes asoci¨¢bamos la ostentaci¨®n como norma a un oligarca ¨¢rabe o ruso o a Cristiano Ronaldo, quien se ha dejado fotografiar en la cubierta de un superyate en Miami con sus colegas de toda la vida. Asombra la vistosa musculatura de Cristiano, est¨¢ como un tren de alta velocidad rentable, aunque llama la atenci¨®n la ausencia de novias entre ese grupo de monjes. ?Irina ya es un d¨ªgito olvidado? Seguro que la mam¨¢ de Ronaldo respira m¨¢s tranquila cuando ve a su hijo con esos amigotes que no han podido ni aumentar la cuenta corriente ni los pectorales. Cuando descienden a tierra, Ronaldo sobresale entre sus compis igual que Karl Lagerfeld cuando se pasea en id¨¦ntica compa?¨ªa masculina por Montecarlo. En estos d¨ªas en que Hacienda se humaniza, tranquiliza que el divismo de Cristiano siga en tan perfecto estado de salud. Que sea precisamente ¨¦l nuestro nuevo Superman. O nuestro nuevo Buda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.