Extra?a austeridad
El gasto p¨²blico est¨¢ creciendo en Espa?a desde 2007 y obliga a subir impuestos
Desde que comenz¨® la crisis, en agosto de 2007, el gasto p¨²blico ha aumentado 9,3 puntos del PIB en Espa?a. Solo en 2012 lo hizo en 1,9 puntos. Este incremento de tama?o del sector p¨²blico, junto a la fuerte ca¨ªda de ingresos de las primeras fases de la crisis, ha originado subidas generalizadas de los tipos impositivos que apenas han conseguido contrarrestar la ca¨ªda de ingresos. Como consecuencia, el mayor tama?o p¨²blico se financia con d¨¦ficit, que en 2012 alcanz¨® el 10,63% del PIB y que en el primer trimestre de 2013 persiste en el 10,44% del PIB. La implicaci¨®n es evidente: el aumento de tama?o del sector p¨²blico no solo exige mayores impuestos en el presente, sino que tambi¨¦n los exigir¨¢ en el futuro sobre las pr¨®ximas generaciones. El debate p¨²blico est¨¢ servido.
Como consecuencia, la deuda p¨²blica ha aumentado, desde diciembre de 2007, en 540.521 millones de euros, a un ritmo de m¨¢s de 100.000 millones al a?o, hasta alcanzar el 88,2% del PIB actual. En 2012 se batieron todos los registros, con un aumento de 15 puntos del PIB, y en el primer trimestre de 2013 sigui¨® creciendo al ritmo anual de 16,7 puntos. La deuda p¨²blica per capita supera ya los 20.000 euros y por persona ocupada alcanza la cifra r¨¦cord de 55.500 euros.
A pesar de esta evidencia abrumadora, la clase pol¨ªtica se divide entre quienes muestran satisfacci¨®n por esta extra?a austeridad y quienes claman porque es excesiva, mientras discuten c¨®mo repartirse el margen de maniobra fiscal otorgado recientemente por Europa, que asciende a 2,0 puntos del PIB en 2013 y a 3,0 en 2014 (diferencia entre los objetivos de d¨¦ficit actuales y los anteriores). A pesar de este margen, se retrasa a 2015 la reversi¨®n de las subidas impositivas a familias y empresas. La percepci¨®n social es extremadamente negativa, la clase pol¨ªtica parece atender privilegios distintos del inter¨¦s general. Si bien es cierto que una parte significativa del incremento del gasto es consecuencia de los soportes del Estado de bienestar, tambi¨¦n lo es que no se ha compensado reduciendo otras partidas de gasto corriente sino trasladando el aumento de gasto a familias y empresas, mediante continuadas subidas impositivas e impuestos futuros. Los efectos sobre la actividad y el empleo han sido devastadores. Se han destruido 3,876 millones de empleos durante la crisis. Y la deuda p¨²blica ha aumentado 51,9 puntos del PIB, es decir, se han destruido un mill¨®n de empleos por cada 13,4 puntos de incremento de la deuda p¨²blica. No obstante, una corriente de opini¨®n insiste en que la austeridad es determinante de la destrucci¨®n de empleo. La confusi¨®n existente sobre el d¨¦ficit p¨²blico en 2012 ha soslayado que el d¨¦ficit p¨²blico aument¨® en realidad 1,2 puntos del PIB respecto al cierre de 2011. Si bien es cierto que sin incluir las ayudas a las instituciones financieras, el d¨¦ficit p¨²blico se redujo dos puntos hasta el 7,0%, tambi¨¦n lo es que esta reducci¨®n se bas¨® exclusivamente en el aumento de los impuestos (0,6 los directos y 0,4 los indirectos) y en la ca¨ªda de la inversi¨®n p¨²blica (1,2 puntos). El resto fueron ajustes entre partidas de gasto: la reducci¨®n del consumo p¨²blico, medida temporal, compens¨® la subida de las prestaciones sociales. Las consecuencias son relevantes: la teor¨ªa econ¨®mica y la evidencia emp¨ªrica muestran que los ajustes con ¨¦xito deben basarse en la reducci¨®n del gasto no productivo y no en las subidas impositivas o en la reducci¨®n de la inversi¨®n. La conclusi¨®n es evidente: el ajuste ha sido soportado exclusivamente por familias y empresas y, por ello, se han magnificado los efectos negativos sobre la actividad y el empleo.
El ajuste ha sido soportado exclusivamente por familias y empresas
La situaci¨®n fiscal es extremadamente preocupante. La deuda p¨²blica contin¨²a creciendo. En 2012 se adoptaron distintas medidas one-off: ayudas a instituciones financieras (3,7 puntos), reducci¨®n del IVA para adquisici¨®n de viviendas nuevas (0,1), suspensi¨®n de paga extra de funcionarios (-0,5), contribuci¨®n extraordinaria al FGD (-0,1) y otras medidas temporales (-0,5). Excluyendo todas, el d¨¦ficit p¨²blico alcanz¨® el 8,0% del PIB en 2012. Y la evoluci¨®n c¨ªclica lo incrementar¨¢ este a?o entre 0,4 y 1,0 puntos, hasta situarlo entre el 8,4 y el 9,0%, lejos del objetivo del 6,5%. Una forma alternativa de llegar al mismo resultado es considerar el esfuerzo fiscal (reducci¨®n del d¨¦ficit estructural) necesario para alcanzar el objetivo, entre 2 (seg¨²n el Gobierno) y 2,5 puntos. En todo caso ello requerir¨ªa un ajuste entre 17.800 y 26.200 millones de euros corrientes de 2012 del que habr¨ªa que restar los efectos de las medidas ya aplicadas y el de las medidas del pasado 28 de junio, pero que resultan insuficientes para poder descartar un nuevo incumplimiento del objetivo.
El ahorro p¨²blico se situ¨® en marzo en el -4,7% del PIB (una cifra negativa indica la diferencia entre ingresos y gasto corriente) y el de las familias en m¨ªnimos hist¨®ricos del 5,5% del PIB. Ello muestra que existe un doble problema con el ahorro: tasas m¨ªnimas simult¨¢neas del sector p¨²blico y de las familias. La ¨²nica v¨ªa para salir de la crisis es abordar una soluci¨®n a este doble problema.
Ello exige un definitivo plan de consolidaci¨®n fiscal que estabilice la deuda p¨²blica y que haga factible el desapalancamiento de familias y empresas bas¨¢ndose a los siguientes principios. Primero, reducir el tama?o del sector p¨²blico mediante la disminuci¨®n del gasto no productivo. Segundo, revertir las subidas de la imposici¨®n directa que han fulminado el ahorro familiar. Tercero, acelerar las reformas estructurales que demandan las instituciones multilaterales. Esta es la v¨ªa para afrontar el doble problema del ahorro y aumentar el crecimiento potencial. Extra?a austeridad que no aumenta el ahorro p¨²blico desde finales de 2010 y que disminuye el ahorro de las familias en 7 puntos del PIB desde el inicio de la crisis de deuda.
David Taguas Coejo es director del Instituto de Macroeconom¨ªa y Finanzas
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