Evelyn, Winnie y Gra?a, las tres mujeres de Mandela
Mientras Madiba est¨¢ en el hospital sus hijas, nietos y bisnietos se pelean sobre la herencia o la ubicaci¨®n del mausoleo familiar, solo su actual mujer guarda silencio
Anda la familia Mandela revuelta. El patriarca Nelson est¨¢ en el hospital con un pron¨®stico cr¨ªtico pero sus hijas, nietos e incluso bisnietos no se ahorran un d¨ªa para protagonizar titulares de disputas sobre la herencia o la ubicaci¨®n del mausoleo familiar. Son comportamientos a a?os luz de lo que transmite Madiba, venerado casi como un santo en todo el mundo y querido por todos los colores de esa Sud¨¢frica que el bautiz¨® como el pa¨ªs del arco¨ªris cuando sali¨® de la c¨¢rcel.
Ante tama?o l¨ªo, digno de un culebr¨®n televisivo, una mujer se eclipsa evit¨¢ndose mezclarse en esa galimat¨ªas de avaricia, celos y mal gusto que brota de la numerosa descendencia del viejo ex presidente sudafricano. Esa mujer es Gra?a Machel, la actual y tercera esposa de Mandela. Abogada, de 67 a?os, dos hijos, ministra y primera dama del Mozambique independiente. Su curr¨ªculo incluye una extensa trayectoria en la lucha por la liberaci¨®n de ?frica y en defensa de los derechos humanos y la educaci¨®n y la salud. Como Mandela.
Los que la han tratado hablan de una mujer afable, cercana, preocupada por el futuro de la juventud africana, culta, cosmopolita. Incluso le han llegado a bautizar como la Jackie Kennedy-Onassis africana, una comparaci¨®n superficial e injusta porque a la mozambique?a se le reconoce por ser una luchadora y una vividora reina de las revistas del coraz¨®n.
Mandela estaba en la prisi¨®n de Robben Island cuando falleci¨® Samora Machel y no dud¨® en escribir una carta de consuelo para su joven viuda, que le correspondi¨® con otra misiva agradeci¨¦ndole haberle tra¨ªdo ¡°un rayo de luz en las horas de oscuridad¡±. Corr¨ªa 1986 y a¨²n faltaban cuatro a?os para que Mandela saliera libre de la prisi¨®n y m¨¢s a¨²n para el 18 de julio de 1998. Ese d¨ªa Madiba cumpl¨ªa 80 a?os y lo celebr¨® cas¨¢ndose con Gra?a, una boda que disgust¨® a las hijas de Mandela porque vieron a la mozambique?a como una amenaza y una interesada.
Ahora, en la larga agon¨ªa de Mandela, Gra?a se mantiene alejada a las pol¨¦micas y tan solo sale en los medios para agradecer el cari?o hacia el Madiba enfermo.
Gra?a contact¨® con Madiba porque quer¨ªa saber ¡°la verdad¡± sobre el accidente a¨¦reo que acab¨® con la vida de su marido y del que ten¨ªa sospechas que hab¨ªa sido obra de los servicios sudafricanos del apartheid. De esas conversaciones se dieron cuenta que ten¨ªan ¡°muchas cosas en com¨²n¡±. El resto lo puso la ¡°solitud y la necesidad de un hombro¡±, seg¨²n explic¨® a la cadena Al Jezeera en 2008. ¡°Es que la historia de la pareja es la historia de un encuentro de dos ¡°solitarios¡±.
Madiba se autocalific¨® como ¡°el hombre m¨¢s solitario¡± tras su excarcelaci¨®n y reiniciar su vida con su segunda esposa Winnie, con la que hab¨ªa contra¨ªdo matrimonio en 1958 tras un aut¨¦ntico flechazo. En 1996, en el juicio por su divorcio, Mandela detall¨® ante los jueces que su esposa hab¨ªa tenido un romance con un joven y que no entraba en la habitaci¨®n conyugal hasta que ¨¦l no estaba dormido. A este l¨ªo de pareja, hay que sumar que Winnie, una mujer de car¨¢cter, la primera graduada social negra y activista contra el apartheid que tambi¨¦n sufri¨® la c¨¢rcel, se vio involucrada en acusaciones graves de secuestro y asesinato de menores que a¨²n le persiguen.
Tres mujeres oficiales ha tenido Madiba y se le supone un largo historial de amores, a pesar de esas casi tres d¨¦cadas que estuvo encerrado. La primera se llamaba Evelyn, una enfermera a la que conoci¨® a mediados de los 40 en Soweto y de la que se separ¨® en 1958 tras haber tenido cuatro hijos, aunque s¨®lo sobrevive Makaziwe, la m¨¢s peleona de la familia, que ha llegado a acusar a la prensa internacional de ser ¡°buitres¡± esperando la noticia de la muerte de su padre.
El matrimonio se vio sometido a tensiones y peleas por la dedicaci¨®n a la pol¨ªtica del joven abogado que entonces era Mandela. Harta de esperar en casa, la esposa le puso un ultim¨¢tum al marido, que acab¨® por escoger la lucha contra el apartheid. Fin de la historia.
Poco despu¨¦s, ve a una ¡°chica adorable¡± con una ¡°bonita cara¡± en la parada de un autob¨²s, seg¨²n relatar¨¢ a?os m¨¢s tarde en sus memorias?El largo camino hacia la libertad. Nada que ver con Evelyn. Se involucra en la lucha pol¨ªtica y mientras Mandela est¨¢ preso, organiza el Mandela United Footbol Club que nada tiene que ver con la pr¨¢ctica del deporte sino que se dedica a formar una especie de guerrilla en contra del r¨¦gimen del apartheid que acabar¨¢ persiguiendo y matando a los negros que consideran colaboracionistas. La propia Winnie se salva de ir a la c¨¢rcel por secuestro de un menor en una apelaci¨®n pero uno de sus guardaespaldas no corre la misma suerte y acaba en la c¨¢rcel por asesinato de dos j¨®venes de Soweto acusados de traici¨®n a la causa negra. Ahora, la justicia sudafricana ha abierto la causa contra Winnie tras encontrarse los cuerpos de dos chicos, cuya desaparici¨®n en los 80 se atribuyeron a ella y sus futbolistas.
A pesar de estar separados, Winnie es la madre de dos hijas de Mandela y en las diversas hospitalizaciones que ha tenido el ex presidente sudafricano, se ha dejado ver entrando en el centro para visitar a su ex. Incluso, en 2004 acompa?¨® a su antiguo marido y a Gra?a al funeral de Evelyn. Las tres mujeres de Madiba.
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