Pistorius, demandado por sus suegros

¡°No tenemos otra opci¨®n que demandarle¡±. Los que as¨ª hablan son los padres de Reeva Steenkamp, la novia de Oscar Pistorius que muri¨® a tiros cuando, supuestamente, su pareja la confundi¨® con un ladr¨®n en su lujoso piso de Pretoria, la madrugada del pasado 14 de febrero. Los Steenkamp han explicado que no ten¨ªan intenci¨®n de perseguir judicialmente al atleta paral¨ªmpico sudafricano, y de hecho no se personan en la causa penal abierta por presunto asesinato premeditado, pero s¨ª que lo har¨¢n por la v¨ªa civil para intentar obtener una indemnizaci¨®n.

No es que Pistorius tenga buena reputaci¨®n ahora en Sud¨¢frica, pero los Steenkamp han perdido parte del respeto que se hab¨ªan ganado desde la muerte de su joven hija porque hab¨ªan mantenido un silencio total. Sin embargo, una entrevista en el brit¨¢nico Daily Mail en el que justifican su batalla legal por las dificultades econ¨®micas que sufren a ra¨ªz de la p¨¦rdida de Reeva les ha valido una reprimenda popular y la madre, June, ha tenido que salir al paso para negar que busquen ¡°dinero manchado de sangre¡±. En este sentido, ha admitido que las criticas la hacen sentir ¡°inc¨®moda, un poco culpable y terrible¡±, pero ante su ruina financiera no tienen m¨¢s opci¨®n.

Cuando Pistorius apret¨® el gatillo cuatro veces y acab¨® con la vida de su hija tambi¨¦n termin¨® de golpe con el apoyo econ¨®mico que Reeva daba a sus padres y que les ayudaba a llegar a fin de mes. ¡°Pistorius nos ha puesto en esta situaci¨®n. Estamos luchando financieramente¡±, explica la mujer, que vive en una modesta casa de un suburbio de Port Elizabeth, localidad en la costa del oc¨¦ano ?ndico.

Horas antes de su muerte, Reeva llam¨® a sus padres y qued¨® en que se har¨ªa cargo de la factura de la televisi¨®n por cable, como hac¨ªa normalmente con la compra de comida o el env¨ªo de dinero en efectivo. ¡°Yo estaba ansiosa porque no nos quer¨ªamos perder su primera aparici¨®n televisiva¡±, afirma la madre en relaci¨®n a que cuatro d¨ªas despu¨¦s se estrenaba un programa en el que concursaba la chica, una especie de isla de los famosos de la cadena estatal Sabc.

El blade runner sudafricano volver¨¢ a los juzgados de Pretoria el pr¨®ximo 19 de agosto, precisamente cuando Reeva hubiera cumplido 30 a?os. El azar tambi¨¦n provoc¨® que en el mismo momento que comparec¨ªa para obtener la fianza, la joven modelo fuera enterrada en su ciudad natal, a 1.100 kil¨®metros de distancia.

Pistorius est¨¢ en libertad condicional tras pagar 85.000 euros desde el 22 de febrero, nueve d¨ªas despu¨¦s de que disparara cuatro tiros a trav¨¦s de la puerta del ba?o contra su novia. Seg¨²n su declaraci¨®n jurada, se despert¨® oyendo unos ruidos que proven¨ªan del lavabo y, como crey¨® que se hab¨ªa colado un intruso, cogi¨® su pistola y dispar¨®. Cuando se percat¨® de que la que estaba en el interior del cuarto era su novia intent¨® salvarle la vida, pero ya era demasiado tarde. Reeva falleci¨® en el domicilio del paral¨ªmpico. La fiscal¨ªa le acusa de haber preparado supuestamente el asesinato, un cargo que le podr¨ªa costar una pena de cadena perpetua.

La semana pasada el atleta retom¨® entrenamientos de ¡°baja rutina¡± en las pistas de la Universidad de Pretoria, seg¨²n se advierte en un v¨ªdeo de dos minutos en que se ve a un Pistorius con barba correr con sus sofisticadas piernas ortop¨¦dicas. El representante del paral¨ªmpico, Peet van Zyl, insisti¨® en que no tiene intenci¨®n en retomar su participaci¨®n en la alta competici¨®n, mientras que su familia asegur¨® que su prioridad sigue siendo preparar la vista judicial. "Fue duro para ¨¦l. Me dijo que era una sensaci¨®n agridulce, una sensaci¨®n muy emotiva ponerse las pr¨®tesis y sentir el olor de la pista¡±, asegur¨® el agente.

Adem¨¢s, el diario City Press asegura que Pistorius fue visto comprando un coche de lujo en un concesionario de un barrio acomodado de Johannesburgo, acompa?ado de una ¡°guapa rubia¡± y dos guardaespaldas, aunque el rotativo apunta que el veh¨ªculo podr¨ªa ser para Arnold Pistorius, el t¨ªo millonario del atleta con el que vive en una mansi¨®n de Pretoria despu¨¦s de que quedara en libertad condicional. Arnold se hizo cargo de Oscar y su hermano mayor, Carl, tras la muerte de su madre cuando estos eran adolescentes. Poco despu¨¦s de la muerte de Reeva, otro peri¨®dico sudafricano inform¨® de que el paral¨ªmpico hab¨ªa sido cazado con una joven en actitud cari?osa, en el reservado de una discoteca, aunque no acompa?aba la noticia con ninguna fotograf¨ªa.