Y a usted, ?cu¨¢ndo le extirparon el humor?
En EE UU el p¨²blico entiende que si haces humor inteligente de quien te burlas es del machista o el racista, no de sus v¨ªctimas.
No s¨¦ si es un defecto cong¨¦nito. O el ambiente en el que creces. O un co¨¢gulo en el cerebro, como el que le causaba el conservadurismo a aquel personaje de Woody Allen. Pero hay personas que carecen por completo del don para captar la iron¨ªa, y que se escandalizan enseguida cuando tratas con sarcasmo alg¨²n asunto espinoso. Yo les denomino AIISH (Afectados por la Incapacidad para Interpretar el Sentido del Humor).
Tengo la sensaci¨®n de que el n¨²mero de AIISH crece por momentos. Hace unas semanas, en el Reino Unido se publicaron unas fotos en las que se ve¨ªa al coleccionista de arte Charles Saatchi en un restaurante estrujando el cuello de su mujer, una cocinera televisiva llamada Nigella Lawson. El peri¨®dico que recogi¨® la agresi¨®n vendi¨® la noticia con el titular ¡°Arti choked¡±: art es arte; choked es ¡°estrangulada¡±, y artichoke es ¡°alcachofa¡±.
Pues bien, no se me ocurri¨® nada mejor que postear la imagen de las p¨¢ginas del diario en Facebook, ironizando sobre este salvaje juego de palabras. Muchos de mis seguidores lo pillaron, pero luego hubo una avalancha de AIISH que pusieron el grito en el cielo por mi imprudencia. De nada sirvi¨® que explicara que me burlaba del titular, y no de la pobre Nigella: yo ya era un promotor de la violencia de g¨¦nero, cuando no un maltratador.
Escenas similares se producen con cierta frecuencia en mi blog. Si hablo de la mantequilla y pongo la famosa escena de El ?ltimo Tango en Par¨ªs en la que Marlon Brando la usa para sodomizar a Maria Schneider, los AIISH me acusan de sexista y violador. Si digo que una marmota con bastante pluma que aparece reproducida en un pastel parece gay, soy hom¨®fobo. Y as¨ª sucesivamente.
No pido a los lectores que me r¨ªan las chanzas: entiendo que no les hagan gracia, porque a m¨ª a veces tampoco me la hacen. Lo que no pillo es esa ?o?a hipercorrecci¨®n pol¨ªtica que condena la broma por sistema en determinados temas sacrosantos. Admiremos por una vez a Estados Unidos: otra telecocinera, Paula Deen, ha sido noticia por montar una fiesta sure?a de ¨¦poca con sirvientes negros y por reconocer que en el pasado hab¨ªa usado la despectiva palabra nigger. La consiguiente avalancha de chistes en todos los medios sobre el racismo y la esclavitud, ambos dramas nacionales, ha sido ¨¦pica. Se ve que por all¨ª o no hay muchos AIISH, o el p¨²blico entiende que si haces humor inteligente con algo as¨ª, de quien te burlas es del machista o el racista, no de sus v¨ªctimas.
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