C¨®mo acabar con la comida r¨¢pida
Los antisistema no deber¨ªan subestimar el poder del sabotaje dom¨¦stico en establecimientos de 'fast food'
Seguro que alg¨²n te¨®rico de la productividad ya lo ha explicado, pero yo me acabo de enterar. En los trabajos creativos, las peque?as p¨¦rdidas de tiempo son rentables y llevan a grandes hallazgos. Dir¨ªa que esto ocurre incluso cuando los trabajos son discutiblemente creativos, y las p¨¦rdidas de tiempo, galopantes. Es decir, en mi caso.
Hace algunas semanas encontr¨¦ una noticia insustancial en un rato muerto. ¡°Un hombre frota un pepperoni con su pene y lo devuelve al estante¡±, dec¨ªan en la web The Raw Story. El texto aclar¨® r¨¢pidamente las mil preguntas que brotaron en mi cabeza al leer el titular: en un supermercado del Estado de Nueva York, el se?or hab¨ªa sacado su miembro para abusar sexualmente de un embutido, sin contar (?o contando?) con que las c¨¢maras de vigilancia del establecimiento le estaban grabando.
D¨ªas despu¨¦s, hall¨¢bame procrastinando por Internet cuando llegu¨¦ a otro contenido de apariencia inane. Gawker.com hablaba de una foto que circulaba por Facebook en la que aparec¨ªa un empleado de Taco Bell pasando la lengua por un mont¨®n de tacos. Los hechos se produjeron en un establecimiento de la cadena de comida r¨¢pida en Ridgcrest, un desgalichado poblacho de California en el que tuve la desgracia de pernoctar hace unos a?os y en el que no me extra?a que la gente acabe lamiendo tortillas o descuartizando a sus abuelas.
De ah¨ª salt¨¦ a m¨¢s casos recientes ocurridos en otros establecimientos de fast food. En febrero, un empleado de KFC fue despedido despu¨¦s de que circularan por la Red unas fotos suyas amagando con chupar una fuente llena de pur¨¦ de patatas. En agosto, de nuevo Taco Bell, esta vez con una imagen de un trabajador desorin¨¢ndose sobre unos pobres nachos con queso (lamentablemente, despu¨¦s se descubri¨® que la meada era en realidad un chorro de refresco aguado). Y finalmente, en julio, un tipo que curraba en un Burger King de Cleveland tuvo a bien informar al mundo de que pon¨ªa sus sucias zapatillas sobre los baldes de lechuga picada.
Reunida, toda esta informaci¨®n in¨²til me llev¨® a pensar que quiz¨¢ estemos ante una tendencia relevante: el descubrimiento de una nueva y retorcida forma de atacar a las grandes corporaciones de hipermercados o de comida maligna. Los antisistema no se han dado cuenta de que en la era de lo viral, un froting, un chuping o un guarring puede ser m¨¢s eficaz que 100 movilizaciones por la soberan¨ªa alimentaria o contra la explotaci¨®n animal. Yo s¨ª he ca¨ªdo en ello, y ha sido gracias a vaguear.
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