A los votantes no les gustan los zapatos de tac¨®n
Muchas veces son los medios de comunicaci¨®n quienes en sus art¨ªculosresaltan losrasgos m¨¢s sobresalientes de los candidatos y candidatas y, como cualquier otro detalle, la ropa es parte de muchos de ellos. Son detalles visuales que ayudan al lector a percibir el contexto, pero no siemprela descripci¨®n es la m¨¢s acertada; noque se hagaen s¨ª, sino la forma en c¨®mo se hace, tanto que a veces provoca que las candidatas se lo tomen como un insulto. Por esta raz¨®n, muchosse preguntan si incidir en la descripci¨®n de la ropa quellevan las pol¨ªticasconstituye sexismo, mientras otros ignoran esta circunstancia.
Jon Ward, periodista estadounidense de The Huffington Post, escribi¨® hace unas semanas sobre la candidata al congreso de Carolina del Sur, Elizabeth Colbert, indicando que llevaba ¡°un abrigo de colornaranja que irradiaba vibraciones positivas¡±; este comentario despert¨® cr¨ªticas enfurecidas en la red social Twitter. Desde la plataforma Nameit Changeit, sitio web que defiende el papel de las mujeres en pol¨ªtica y cuyo eslogan es El sexismo y la equidad no pueden convivir,pidieron que, por favor,¡°se cubriera solo los actos de las pol¨ªticas, sin analizar sus vestimentas¡±; por elcontrario, cuando Ward se?al¨® que tambi¨¦n se hab¨ªa descrito la ropa del oponente masculino, Lindsey Grahan, el ataque que se lanz¨® a dicha entrada en su blog original fuetratado conuna cr¨ªtica menos dura.
Las mujeres en EE UU lo tienen m¨¢s dif¨ªcil para conseguir una carrera pol¨ªtica fruct¨ªfera y los datos avalan esta afirmaci¨®n. El 50% de los votantes masculinos piensa que las mujeres tienen menos posibilidades que los hombresde conseguir una alta posici¨®n en pol¨ªtica, yel 33% de lasvotantes opinan lo mismo, seg¨²n informan desde Nameit Changeit. Adem¨¢s, en el pa¨ªs, tan solo 31 mujeres han conseguido ser gobernadoras de los m¨¢s de 2.700 puestos que han sido ocupados por hombres, y en toda la historia de la naci¨®n tan solo el 2% de las mujeres pol¨ªticas ha ocupado un sill¨®n en el Capitolio.
El pasado mes de abril, la plataforma mencionada inici¨® un estudio que iba dirigido a demostrar que cuando en los medios de comunicaci¨®n se mencionaba lo que una pol¨ªtica llevaba puesto ten¨ªa como fin ¡°reducir sus posibilidades de ser elegida¡±. La investigaci¨®n consist¨ªa en una encuesta en la que se introdujeron dos candidatos imaginarios, un hombre y una mujer, yse realiz¨® a cuatro grupos distintos.
El primer grupo de control vio la noticia en la que no se describ¨ªa la ropa de ninguno de los dos candidatos; el segundo ley¨® una historia en la que se describ¨ªa la ropa de la mujer de forma neutra; el tercero, una que describ¨ªa con dureza la ropa de la candidata, y el cuarto ley¨® una descripci¨®n positiva sobre su vestimenta. El estudio concluy¨® que daba ¡°igual c¨®mo se describiera a la candidata (neutral, positiva o negativamente) porque la simple menci¨®n de su vestimenta fue en su detrimento y afect¨® a la opini¨®n de los votantes.
La candidata obtuvo un 69% de apoyo cuando nose describi¨® lo que llevaba puesto; un 61% cuando la descripci¨®n fue neutral; un 57% cuando fue positiva, y un 58%, cuandofue negativa. ¡°Lo m¨¢s importante del estudio es que aunque se pretenda hacer una descripci¨®n neutral de la ropa de la candidata, esta afecta tambi¨¦n negativamente a la mujer¡±, concluyeron los investigadores. Por lo que parece que los zapatos de tac¨®n reciben m¨¢s cr¨ªticas que los mocasines, seg¨²n puntualizaron. Los m¨¢s cr¨ªticos a este estudio resaltaron que las descripciones de la candidata no fueron realistas ya que, por ejemplo, la descripci¨®n neutra parec¨ªa poco elegante y la negativa enfatizaba que la candidata llevaba mucho maquillaje e iba muy mal vestida.
Un nuevo estudio publicado el pasado mes de junio y elaborado tambi¨¦n en Estados Unidos por periodistas e investigadores de universidades prestigiosas del pa¨ªs ¨Cel periodista pol¨ªtico de The Washington Post Danny Hayes y Jennifer Lawless de la American University-, ha intentado ir un paso m¨¢s all¨¢. Con el mismo objetivo de averiguar si la cobertura medi¨¢tica atacaba con m¨¢s dureza lo que vest¨ªa una mujer que lo que llevaba un hombre, sus conclusiones determinaron que la actitud negativa hacia la vestimenta de ambos sexos afectaba a ambos g¨¦neros de la misma manera.
De la misma forma que en el estudio anterior, se crearon dos hipot¨¦ticos candidatos, se llamaban Susan Williams y Michael Stevenson, y ambos hac¨ªan campa?a para aprobar una ley sobre educaci¨®n. Se prepararon ocho versiones de art¨ªculos que hablaban de su apariencia, cuatro para ella y cuatro para ¨¦l.
En dos de los art¨ªculos no se hac¨ªa ninguna referencia a las ropas de ambos candidatos. De los seis restantes, tres sobre Susan y tres sobre Michael, dos hac¨ªan una versi¨®n muy neutral de la ropa, otros dos hablaban de forma negativa de la vestimenta y los dos ¨²ltimos de forma positiva. Se eligieron a m¨¢s de 900 individuos que leyeron una de las ocho versiones.
Los resultados mostraron que no hab¨ªa ninguna diferencia entre ambos sexos, aunque las descripciones negativas de los trajes de ambos candidatos despertaronen todos los participantes un sentimiento desfavorable. "Al igual que en otros estudios de ciencias pol¨ªticas emergentes, esta investigaci¨®n muestra que los votantes no tienen una percepci¨®n distinta de las mujeres y de los hombres durante una campa?a electoral¡±, explicaron los autores. Los resultados prueban que ambos, los hombres y las mujeres, sufren ataques cuando se enfatiza qu¨¦ vestimenta usan.
Los m¨¢s cr¨ªticos a este nuevo estudio se han apresurado a decir que ¡°la ropa de las mujeres pol¨ªticas se menciona con mucha m¨¢s frecuencia que la de los hombres y como consecuencia de esto se da?a m¨¢s al sexo femenino que al masculino¡±. Para algunos expertos y votantes no es tanto si a los votantes les importa o no la vestimenta de un pol¨ªtico, sino la cantidad de cr¨ªticas que escuchan a este respecto. ¡°Y los medios critican m¨¢s a las mujeres¡±.
Un
ejemplo reciente es el caso de Wendy Davis, senadora en Texas, que mientras era
protagonista de un episodio de filibusterismo ¨Chabl¨® durante horas para impedir
que una ley saliera adelante-, para que no se votara una de las regulaciones
del aborto m¨¢s estrictas del pa¨ªs, miles de personas se fijaron en sus
zapatillas rosas. ?De verdad era tan importante el calzado de esta mujer
en vez de focalizar la atenci¨®n en su lucha por los derechos de las mujeres?,
una senadora que no comi¨®, no bebi¨®, no fue al ba?o en las m¨¢s de 11 horas que
dur¨® su discurso. Parece que s¨ª. Miles de personas compraron sus zapatos
de la marca Mizuno al d¨ªa siguiente.
Tal vez no toda la culpa sea de los medios de comunicaci¨®n, sino de todos los que se empe?an, o nos empe?amos, en resaltar ante todo las apariencias.
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