El beb¨¦ real ?ha sido ni?o!
Los duques de Cambridge han sido padres de un var¨®n que pes¨® 3,800 kilos El anuncio de su llegado se hizo a las 21.30 del lunes aunque naci¨® cuatro horas antes La reina habl¨® brevemente con los nuevos padres
La duquesa de Cambridge dio a luz el lunes a un var¨®n que es ya el tercero en la l¨ªnea de sucesi¨®n de la corona brit¨¢nica. As¨ª lo confirm¨® ayer el palacio de Kensington a las 20.30 de la noche, una hora m¨¢s tarde en la Espa?a peninsular. El ni?o, sin embargo, hab¨ªa nacido cuatro horas antes, a las 16.24, casi 11 horas despu¨¦s de que Kate Middleton ingresara en el hospital. Poco despu¨¦s del anuncio sali¨® rumbo al palacio de Buckingham la comitiva oficial para informar a la reina Isabel II. El beb¨¦ pes¨® 3,800 kilos y tanto ¨¦l como la madre se encuentran bien.
El d¨ªa hab¨ªa empezado prometedor: a las 7.30 de la ma?ana, el palacio de Kensington anunci¨® que la duquesa de Cambridge hab¨ªa sido admitida en el St Mary¡¯s Hospital, en Paddington, con los primeros s¨ªntomas de que iba a dar a luz. Catalina hab¨ªa llegado con absoluta discreci¨®n, acompa?ada de su marido, el pr¨ªncipe Guillermo, y sin escolta policial dos horas antes. Pero, a medida que pasaban las horas, la excitaci¨®n se fue transformando en impaciencia y luego en frustraci¨®n. Hasta que por fin la duquesa dio a luz.
El hijo de la pareja se hizo esperar, para desesperaci¨®n del ej¨¦rcito de periodistas que estaba apostado desde hace dos semanas frente al vetusto hospital londinense o en las redacciones de medio mundo. Las palabras de los expertos, explicando que las primerizas suelen tardar una media de 12 horas desde que tienen los primeros s¨ªntomas del parto hasta que dan a luz, serv¨ªan de poco consuelo para los impacientes.
Para los m¨¢s fan¨¢ticos, la recta final del parto tras una espera algo m¨¢s larga de lo habitual, hab¨ªa empezado con buenos augurios: la llegada de Catalina al hospital, acompa?ada de su marido, fue sucedida poco despu¨¦s por una espectacular tormenta, con rayos y truenos. Era la primera lluvia que ca¨ªa sobre Londres desde hace semanas, en el verano m¨¢s caluroso desde 2006. Era como si la duquesa y la ciudad se hubieran confabulado para romper aguas al mismo tiempo y quisieran anunciarlo de forma atronadora.
El beb¨¦ parec¨ªa destinado a nacer en el d¨ªa m¨¢s caluroso del verano, con temperaturas de hasta 33 grados cent¨ªgrados en Londres. Pero pas¨® la ma?ana sin que hubiera noticias. ¡°Todo sigue su curso con normalidad¡±, se limitaron a decir los portavoces reales, que ya hab¨ªan advertido de que no se informar¨ªa hasta que hubiera nacido el beb¨¦.
Y parec¨ªa tambi¨¦n destinado a hacer historia. No solo porque ser¨¢ la primera vez desde tiempos de la reina Victoria en que habr¨¢ cuatro generaciones reales en vida: la reina, su hijo, su nieto y su bisnieto. Sino porque, si hubiera sido mujer, habr¨ªa sido reina cuando le llegue su turno con independencia de que luego tenga o no alg¨²n hermano var¨®n.
Al ser un var¨®n, queda para el futuro el estreno de la nueva ley que acaba con la supremac¨ªa del var¨®n en la l¨ªnea de sucesi¨®n. Quiz¨¢s para alivio de muchos, porque aunque ya es de aplicaci¨®n en Reino Unido, sigue estando en un limbo legal en la gran mayor¨ªa de la quincena de pa¨ªses que tienen al monarca brit¨¢nico como su propio jefe del Estado. Aunque todos ellos han dado su asentimiento pol¨ªtico a la nueva ley de sucesi¨®n y en todos ha recibido el visto bueno del Parlamento, tan solo St Kitts & Nevis, las islas Salomon y la isla de Granada han completado el proceso legal requerido. Canad¨¢ tambi¨¦n lo ha completado, pero el proceso ha sido llevado a los tribunales porque el Parlamento se ha limitado a confirmar la nueva ley brit¨¢nica en lugar de crear una nueva ley propia. En Australia, el Estado de Queensland ha rechazado el proceso por entender que es su Gobierno, y no el Gobierno central, quien debe aprobar el cambio de sistema en la sucesi¨®n del jefe del Estado.
La expectaci¨®n subi¨® de tono cuando la reina Isabel lleg¨® al palacio de Buckingham a primera hora de la tarde. Pero su llegada no ten¨ªa nada que ver con los esfuerzos de Catalina para traerle otro bisnieto al mundo. La soberana no hac¨ªa m¨¢s que seguir la rutina de todos los lunes: volver al palacio que quiz¨¢ menos le gusta, despu¨¦s de un agradable fin de semana en Windsor o en Sandringham. La expectaci¨®n hab¨ªa subido de tono porque el protocolo exige que la reina sea la primera persona informada del nacimiento.
El abuelo tampoco cambi¨® su rutina. El pr¨ªncipe Carlos no alter¨® una visita de dos d¨ªas a York que ya ten¨ªa programada. ¡°No tengo ninguna noticia de mi hijo¡±, asegur¨® el heredero de la corona.
El nacimiento del beb¨¦ real se esperaba desde hace d¨ªas. Muchos medios llevaban m¨¢s de dos semanas acampados frente al hospital para reservar los mejores lugares para fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n, convencidos de que el parto iba a ser a mediados de este mes. El s¨¢bado 13 de julio se daba como la fecha m¨¢s probable y cada d¨ªa que ha pasado desde entonces ha incrementado el nerviosismo por la tardanza en la llegada de la criatura.
Lo ¨²nico que ha ocurrido es que la madre se encontraba lo bastante bien para no forzar el parto y tanto ella como los m¨¦dicos han preferido esperar y dejar que la naturaleza haga su trabajo para tener un parto natural y dejar la opci¨®n de la ces¨¢rea como ¨²ltimo recurso. El problema obviamente no es la madre, sino la pol¨ªtica de comunicaci¨®n de palacio, empe?ados en tratar a la duquesa de Cambridge como un persona privada en lugar de como el personaje p¨²blico que es: la madre de un futuro rey o reina de Inglaterra en el momento de dar a luz a ese heredero. Un poco de informaci¨®n sobre las estimaciones de los m¨¦dicos habr¨ªa permitido a los medios cumplir mejor con su trabajo, pero habr¨ªa contribuido a reducir la absurda expectaci¨®n medi¨¢tica que ha rodeado a este parto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.