La desmoralizaci¨®n

La respuesta p¨²blica del Tribunal Constitucional (TC) y de su presidente, Francisco P¨¦rez de los Cobos, acerca de su militancia en el PP cuando ya era magistrado fue desmoralizadora. Es legal, dijeron, y punto. Pero no es de sentido com¨²n, y adem¨¢s hubo ocultaci¨®n de la misma cuando tuvo que pasar la particular f¨®rmula de hearing (audiencia previa) en el Senado. Esta es la segunda gran pol¨¦mica en el nuevo TC, tras el nombramiento de Enrique L¨®pez, sobre cuya idoneidad dudaron seis magistrados, siendo solo posible el desempate por el voto de Pascual Sala.

En estos casos se recuerdan las palabras de la antepen¨²ltima presidenta del Constitucional, en el a?o 2010, de las que escribi¨® Javier Pradera en un art¨ªculo en este peri¨®dico: ¡°Si los actores de la vida p¨²blica fuesen m¨ªnimamente responsables de sus actos, la claridad, precisi¨®n, veracidad y dureza de las cr¨ªticas expresadas por Mar¨ªa Emilia Casas durante su despedida como presidenta del TC habr¨ªan causado una crisis de Estado¡±.

No estamos para m¨¢s crisis de Estado, pero s¨ª en una situaci¨®n muy peculiar. Seg¨²n Fernando Garea (EL PA?S, 19 de julio), nunca antes en democracia un Gobierno hab¨ªa acumulado tantos militantes del partido que le sustenta al frente de instituciones del Estado (Defensor del Pueblo, Consejo de Estado, Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores), instituciones que, en su mayor¨ªa, tienen como objeto fundamental el control de los actos del Ejecutivo.

Ahora no estamos hablando de los incumplimientos del programa electoral del PP en su parte econ¨®mica, forzados por la realidad, como dice Rajoy, sino de su contorsi¨®n en los aspectos relacionados con la calidad de la democracia. La cuesti¨®n es c¨®mo se compadece lo del TC con la proclama del ¡°fortalecimiento institucional y la regeneraci¨®n pol¨ªtica. Necesitamos instituciones fiables, previsibles, la vuelta al respeto de la ley y la seguridad jur¨ªdica¡± (S¨²mate al cambio. 100 propuestas).

O las fort¨ªsimas resistencias a la comparecencia del presidente de Gobierno para explicar el caso B¨¢rcenas, con un punto en el programa que dice textualmente: ¡°Revitalizaremos el Parlamento agilizando los procedimientos de debate y actividad de los diputados y senadores. Reconoceremos el derecho de la oposici¨®n a promover iniciativas sin la utilizaci¨®n arbitraria y el abuso del veto que se ha producido en los ¨²ltimos a?os. Recuperaremos el sentido constitucional del decreto ley (...). Promoveremos, con sincera actitud de di¨¢logo, todas las acciones y acuerdos pol¨ªticos que favorezcan el entendimiento y la concordia entre todos los espa?oles en torno a los valores constitucionales¡±.

Si no fuera tan fuerte, la confrontaci¨®n entre la letra y la pr¨¢ctica pol¨ªtica parecer¨ªa una tomadura de pelo. No hay ni la m¨ªnima autocr¨ªtica sobre estos problemas que explican el deterioro de las instituciones, ligado a la convicci¨®n cada vez m¨¢s extendida de que dependen de la burocracia de los partidos pol¨ªticos.