Otro desastre m¨¢s
El pavoroso incendio en Mallorca, que ya ha arrasado casi 2.000 hect¨¢reas, parece confirmar esa especie de sino o fatummal¨¦fico que Espa?a padece. A?o tras a?o, nuestro rico patrimonio forestal se reduce en virtud de una oleada de incendios aterradores que, en muchos casos, siguen siendo provocados por pir¨®manos enloquecidos, por tormentas con gran aparato el¨¦ctrico, por turistas negligentes o por paisanos que queman rastrojos agr¨ªcolas sin el control ni la prudencia necesaria.
En este tema no hay que escatimar recursos t¨¦cnicos ni de personal, pues la p¨¦rdida de esa masa vegetal tan ingente tiene consecuencias devastadoras en el clima, la econom¨ªa, el turismo y la fauna y flora aut¨®ctonas.
Las Administraciones del Estado deben incrementar la vigilancia en las zonas m¨¢s susceptibles de incendios, y tambi¨¦n deben aumentar las penas a los infractores que incumplan los m¨ªnimos protocolos de seguridad exigidos.
La concienciaci¨®n colectiva desde los ¨¢mbitos familiares, escolares y pol¨ªticos se ha de reforzar con la pedagog¨ªa de campa?as publicitarias institucionales que, machaconamente, calen lenta pero eficazmente en toda la poblaci¨®n. Es muy dif¨ªcil capturar a los pir¨®manos, pero la inversi¨®n en avionetas, torres de vigilancia con c¨¢maras, equipos ign¨ªfugos y personal especializado, junto con la ayuda inestimable de Protecci¨®n Civil y el Ej¨¦rcito, puede reducir, en poco tiempo, la extensi¨®n del desastre.¡ª Agust¨ªn Arroyo.
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