Una explicaci¨®n clara
Rajoy debe aprovechar la oportunidad para rectificar yerros y proyectar el futuro colectivo
El presidente del Gobierno comparece ma?ana ante el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre las acusaciones de financiaci¨®n irregular y otras anomal¨ªas contables en el PP que el extesorero y gerente del partido en el Gobierno ha sacado a la luz. Es precisamente el esc¨¢ndalo desatado por los papeles de B¨¢rcenas lo que justifica esta comparecencia en sede parlamentaria, y cualquier intento de justificar o enmascarar la misma con otras cuestiones de la pol¨ªtica, sea la marcha de la econom¨ªa, la situaci¨®n del empleo u otro argumento similar, no lograr¨¢ sino empeorar nuevamente el nivel de credibilidad, ya muy bajo, que el Gobierno, el partido y su presidente arrastran en esta cuesti¨®n desde que el esc¨¢ndalo sali¨® a la luz. Da la impresi¨®n de que el principal asesor medi¨¢tico del presidente en estas cuestiones, Pedro Arriola, implicado ¨¦l mismo en las acusaciones de B¨¢rcenas, trata con semejante estrategia de defenderse, antes que defender a sus clientes.
La serie de errores cometidos por los populares en el tratamiento del caso B¨¢rcenas sonroja a cualquier observador de la pol¨ªtica; es muy de desear que no se vuelvan a cometer torpezas como las de negarlo todo ¡°salvo algunas cosas¡± o establecer f¨®rmulas legales novedosas en el mercado laboral como la indemnizaci¨®n en diferido. Y desde luego nadie puede creer que el tiempo ayudar¨¢ a arreglar este problema, sometido ya a los imperativos de un procedimiento judicial.
De poco valdr¨¢n los evidentes ¡ªaunque limitados¡ª signos de mejora que experimenta hoy la econom¨ªa espa?ola si persiste la crisis de confianza de la ciudadan¨ªa en las instituciones democr¨¢ticas, que mucho tiene que ver con el caso que nos ocupa. Es imprescindible que Mariano Rajoy afronte ma?ana con decisi¨®n no solo el turbio asunto B¨¢rcenas, sino sobre todo el impulso necesario para una regeneraci¨®n democr¨¢tica y del tejido institucional del pa¨ªs. Desde la Corona a los partidos, pasando por el Tribunal Constitucional, la Administraci¨®n de Justicia, los sindicatos y la organizaci¨®n del Estado de bienestar, es todo el sistema el que se halla en cuesti¨®n ante amplios sectores de la opini¨®n p¨²blica. A esa preocupaci¨®n, agrandada hasta el extremo por los papeles de B¨¢rcenas y la reacci¨®n que han suscitado en el poder, es a la que Rajoy debe dar respuesta ma?ana, sin hurtar el bulto, con la humildad y la sinceridad que competen a un buen gobernante que ha recibido el apoyo mayoritario en las urnas.
La honestidad presidencial
No est¨¢ en cuesti¨®n, nunca lo estuvo, la honestidad personal del presidente del Gobierno, sino sus responsabilidades como tal y como dirigente del partido a la hora de investigar y sancionar las irregularidades financieras del mismo. Es imposible que la acci¨®n del Gobierno, que cuenta en su haber con notables reformas ¡ªcuyo fruto tardar¨¢, no obstante, en notarse¡ª, se vea sometida en los dos a?os que quedan de legislatura a un forcejeo esperp¨¦ntico entre la credibilidad de nuestros dirigentes y las burlas de un malhechor defendido y jaleado por gentes de su propia cala?a.
Adem¨¢s de reconocer la confianza traicionada por el antiguo tesorero del partido, Rajoy tiene la oportunidad de aceptar que su organizaci¨®n ha podido beneficiarse de financiaci¨®n irregular y de prometer una investigaci¨®n independiente, am¨¦n de comprometerse a tomar las medidas necesarias para que ello no vuelva a ocurrir. En ese terreno resulta imprescindible una profunda reforma de la financiaci¨®n de los partidos, como este peri¨®dico ha pedido en reiteradas ocasiones. Al Gabinete Rajoy compete enviar cuanto antes a Cortes un proyecto de ley al respecto que, junto con los cambios necesarios en la Ley Electoral y en la organizaci¨®n de los partidos mismos, contribuya a devolver a los ciudadanos la fe en los sistemas de representaci¨®n pol¨ªtica.
Responsabilidad conjunta
El partido gobernante no es el ¨²nico incurso en pr¨¢cticas irregulares ahora o en el pasado. De ah¨ª la probable tentaci¨®n de aprovechar el debate para pasar al contrataque y cobrarse facturas pol¨ªticas pendientes. Pero enzarzarse en un cruce de imprecaciones supondr¨ªa una grave equivocaci¨®n que no deben cometer ni los que se sientan en las bancadas del partido del Gobierno ni los de la oposici¨®n. La clase pol¨ªtica tiene que hacerse responsable de forma conjunta de liquidar 25 a?os de problemas de funcionamiento irregular de nuestra representaci¨®n pol¨ªtica, que ha propiciado la extensi¨®n de una corrupci¨®n que por momentos amenaza con convertirse en sist¨¦mica.
Editoriales anteriores
Todo ello puede parecer una tarea ingente y aun fuera de las capacidades de los actuales dirigentes, pero es la ¨²nica forma de salvar este descr¨¦dito que, de continuar, amenaza con dar al traste todo el sistema. Al PP le corresponde corregir la inestabilidad y usar la mayor¨ªa absoluta en tareas m¨¢s ¨²tiles que la de bloquear a las minor¨ªas parlamentarias y esquivar los problemas. Fue precisa la amenaza de una moci¨®n de censura del PSOE, combinada con un nuevo desplome en las encuestas, para que Rajoy diera el paso de comparecer en el Congreso. Ya bastante grave es que ni ¨¦l ni su partido comprendieran que es una obligaci¨®n no solo moral, sino sobre todo pol¨ªtica, dar cuenta al Parlamento de la acci¨®n del Gobierno, independientemente de si este tiene o no garantizada la mayor¨ªa absoluta. Asumir los errores cometidos tendr¨¢ el coste que tenga, pero es el ¨²nico camino para salir de la ci¨¦naga que amenaza con engullir los avances y la estabilidad logrados en los ¨²ltimos 35 a?os de democracia en Espa?a.
El presidente Rajoy tiene ma?ana a su alcance una gran oportunidad para rectificar yerros y proyectar un futuro dif¨ªcil pero posible. Un futuro que inevitablemente tendr¨¢ que ser compartido, en los temas esenciales que afectan a nuestra democracia, con el resto de las fuerzas pol¨ªticas.
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