Las confesiones del ¡®animal m¨¢s bello¡¯
Se publica un libro maldito: las revelaciones Ava Gardner al escritor Peter Evans. Dicen que un conflicto del autor con Frank Sinatra impidi¨® su salida. A¨²n no tiene editor en Espa?a
Seg¨²n el t¨®pico, Ava Gardner (1922-1990) fue ¡°el animal m¨¢s bello del mundo¡±. M¨¢s all¨¢ de su aire felino, tambi¨¦n sabemos que disfrut¨® de una turbulenta vida amorosa y que sobrevivi¨® a una industria ¡ªel cine de los grandes estudios¡ª que no siempre tuvo en cuenta sus mejores intereses. Lo que no se menciona son sus indudables artes para la intriga.
La intrahistoria de su autobiograf¨ªa nos revela que Ava fue magistral a la hora de jugar sus cartas. A principios de 1988, con 65 a?os, decidi¨® que sus memorias ten¨ªan valor, un indudable gancho comercial: ¡°Mis vicios y mis esc¨¢ndalos son m¨¢s interesantes que lo que cualquier novelista pueda fantasear¡±. Y empez¨® a buscar un negro. Por consejo del actor Dirk Bogarde y el cineasta Michael Winner, contact¨® con Peter Evans, que se ten¨ªa por hombre valiente: hab¨ªa firmado una desmitificadora biograf¨ªa de Onassis, al que luego acus¨® de complicidad en el asesinato de Robert F. Kennedy.
Quien pon¨ªa la comida en la mesa era yo, no aquellos amigos generosos
Evans se reuni¨® regularmente con Ava en su casa londinense, grabando cintas de una extraordinaria franqueza. Ella hab¨ªa sufrido una apoplej¨ªa que dej¨® paralizado su lado izquierdo; con todo, su cabeza funcionaba perfectamente. Pero Ava todav¨ªa depend¨ªa de Sinatra, que se ocupaba, por ejemplo, de cualquier emergencia m¨¦dica. Alguien record¨® que, en la d¨¦cada anterior, Frank hab¨ªa demandado a Evans por implicarle en actividades mafiosas. Por lealtad, seguramente bien recompensada, ella rompi¨® con Evans. Aunque tambi¨¦n est¨¢ la versi¨®n de que Ava se acobard¨® al ver las transcripciones de sus charlas: ¡°van a pensar que soy una ninf¨®mana¡±. Adem¨¢s, ten¨ªa otras opciones.
Los l¨ªos de Ava
- Mickey Rooney. Se casaron en 1942. Ella se burlaba de su estatura y ¨¦l detallaba sus gustos sexuales.
- Howard Hughes. Reaccion¨® a sus golpes. Le estrell¨® un cenicero en la cabeza y le dej¨® KO.
- George C. Scott. Se conocieron rodando en Roma. ?l la persigui¨® durante a?os.
- Artie Shaw. Segundo matrimonio de un a?o con el clarinetista, de 1945 a 1946.
- Frank Sinatra. Se casaron en 1951 y, pese a sus peleas, dependi¨® de ¨¦l hasta su muerte en 1990.
- Mario Cabr¨¦. "Fue un polvo de una noche".
- Robert Mitchum. "Fum¨¦ marihuana con ¨¦l".
Lo que se ha sabido ahora es que, simult¨¢neamente, Ava se citaba con otro periodista, el neoyorquino Lawrence Grobel, para dictar unas memorias m¨¢s centradas en Hollywood. Sin embargo, Grobel tuvo que aparcar el proyecto debido a un compromiso previo para escribir la biograf¨ªa de un buen amigo de Ava, el director John Huston. Y hab¨ªa un tercer plumilla rondando, que finalmente se llevar¨ªa el gato al agua, al materializar Ava: my story, que sali¨® al mercado unos meses despu¨¦s de morir la actriz. Dicho sea de paso, se notan las diferentes manos y el grado de alcohol consumido: alguien que es tratado con cari?o en un libro resulta despellejado en otro.
Evans asum¨ªa que sus entrevistas resultaban algo salvajes, en contenido y en lenguaje, pero se neg¨® a rebajarlas. En contra de lo previsible, Ava cuidaba de su reputaci¨®n. No toleraba que alguien se apuntara tantos a su costa: le ech¨® un chorreo a Marlon Brando cuando se enter¨® de que este presum¨ªa de haber intimado con ella.
Muy consciente de que dispon¨ªa de material inflamable, Evans esper¨® un par de d¨¦cadas antes de pactar con los herederos de Ava el permiso para la publicaci¨®n. Ava Gardner: the secret conversations ha sido precedido por una serializaci¨®n en el Daily Mail que se ceba en sus andanzas como ¡°la m¨¢s insaciable diosa del sexo¡± y que desaprovecha mucho el talento narrativo de Ava y/o Peter Evans. El libro, desdichadamente, todav¨ªa no tiene editor en Espa?a.
Sobre Cabr¨¦: ¡°Era guapo y yo estaba borracha. Un error terrible¡±
Muchas de sus intimidades tal vez no signifiquen mucho para el p¨²blico del siglo XXI. Su primera boda, con Mickey Rooney, hoy suena a disparate publicitario del estudio MGM ¡ªel diminuto actor compet¨ªa con Clark Gable en popularidad¡ª, pero hubo amor. Amor rencoroso: ella se burlaba de su estatura, ¨¦l decidi¨® humillarla al leer p¨²blicamente su agenda de ¡°amiguitas¡± y detallar sus especialidades sexuales.
Otras revelaciones nos entristecen: su tolerancia ante hombres violentos. Al menos, supo reaccionar ante los golpes del millonario Howard Hughes: le estrell¨® un cenicero en la cabeza y le dej¨® KO. Fue m¨¢s miserable el actor George C. Scott, con el que coincidi¨® en Roma mientras rodaban La Biblia ¡ª¡°Beb¨ªa, me mol¨ªa a palos y al d¨ªa siguiente no se acordaba de nada¡±¡ª y que la persigui¨® durante a?os.
Igualmente misterioso es su segundo matrimonio, con Artie Shaw, que dur¨® exactamente un a?o, entre 1945 y 1946. El clarinetista de jazz result¨® ser un perfecto esnob: detestaba que Ava viajara con sus m¨²sicos y deploraba que ella trabajara en el cine (¡°eso no es actuar, todo es cuesti¨®n de p¨®mulos y de iluminaci¨®n¡±). Y se empe?¨® en culturizarla, apunt¨¢ndola a cursos por correspondencia de la Universidad de California, ¡°hasta un d¨ªa que le gan¨¦ jugando al ajedrez¡±.
Luis Miguel [Domingu¨ªn] fue uno de los hombres m¨¢s valientes que conoc¨ª
Con Artie, que muri¨® en 2004, Ava ten¨ªa cuentas por saldar. Le acusaba de pertenecer a la izquierda caviar (literalmente: acud¨ªan al consulado sovi¨¦tico, donde los anfitriones insist¨ªan en ofrecer grandes cantidades de caviar y vodka). Por el contrario, cuando cambi¨® el clima pol¨ªtico, Shaw acudi¨® a la convocatoria del Comit¨¦ de Actividades Antiamericanas como testigo amistoso, llor¨® l¨¢grimas de cocodrilo y se declar¨® manipulado por ¡°los comunistas¡±. Ava se sinti¨® decepcionada.
No se puede decir que estuviera politizada. Su coraz¨®n s¨ª lat¨ªa en el lugar adecuado ¡ªdeploraba, por ejemplo, el racismo de Howard Hughes¡ª, pero vivi¨® felizmente unos 15 a?os en la Espa?a franquista. Protagoniz¨® alg¨²n desaire al marqu¨¦s de Villaverde y tuvo un conflicto absurdo con el ultraderechista Blas Pi?ar (m¨¢s detalles en Beberse la vida: Ava Gardner en Espa?a, de Marcos Ord¨®?ez). Su relaci¨®n con Espa?a comenz¨® en 1950, con el rodaje de Pandora y el holand¨¦s errante. Mario Cabr¨¦, el torero que hac¨ªa de torero en la pel¨ªcula, cay¨® en su embrujo e incluso le dedic¨® un poemario.
El guionista Peter Viertel: ¡°Nadie pod¨ªa manejar a Ava. Nadie pod¨ªa poseer a Ava¡±
De las pocas cosas que Ava se arrepiente es de su ¡°polvo de una sola noche¡± con Cabr¨¦: ¡°Era guapo y yo estaba borracha. Un error terrible. Y lo de cont¨¢rselo a Sinatra tampoco fue muy brillante. Vino a toda prisa hacia Espa?a, quer¨ªa matar al pobre cabr¨®n. Pero antes ten¨ªa que confirmarlo. Ca¨ª en el truco m¨¢s antiguo del mundo: ¡°Si me cuentas la verdad, todo estar¨¢ perdonado¡±. La sinceridad es lo m¨¢s importante y todo eso. As¨ª que le dije la verdad y, desde luego, no me lo perdon¨® jam¨¢s¡±. Cuando rug¨ªan los celos, nada serv¨ªa con Sinatra. Se empe?¨® en que ella hab¨ªa tenido un l¨ªo con Sammy Davis Jr., y aunque Ava lo neg¨®, Frank expuls¨® a su amigo del famoso Rat Pack.
La pasi¨®n de Ava por los toreros se entendi¨® mal entre sus amigos de California, que confund¨ªan el traje de luces con exhibicionismo gay. ?ntimo de Sinatra, Bogie [Humphrey Bogart] se cre¨ªa obligado a burlarse del look de la tauromaquia: ¡°De todos los hombres del mundo, te tienes que enamorar de uno que lleva capa y zapatos de bailarina¡±. Ava entraba al trapo: ¡°Luis Miguel era uno de los hombres m¨¢s valientes que he conocido y, decididamente, no ten¨ªa nada de mariquita. ?Era el torero m¨¢s famoso del mundo!¡±. Y se convertir¨ªa m¨¢s tarde en amiga de su esposa, Luc¨ªa Bos¨¦.
Deborah Kerr: ¡°Peter no se atreve a decirlo, era una devoradora de hombres¡±
En Hollywood hab¨ªa demasiado miedo alrededor de Sinatra. Hasta un tipo duro como Robert Mitchum rechaz¨® prolongar sus revolcones con Ava al entrar Frank en escena: ¡°Me dijo que le tem¨ªa, que sus enemistades eran mortales¡±. Tampoco ayud¨® que Ava no compartiera la devoci¨®n de Mitchum por la marihuana: ¡°Fum¨¦ con ¨¦l, pero no me hizo ning¨²n efecto¡±.
El problema con Sinatra, reflexionaba Ava, era que se parec¨ªan demasiado. Se casaron en 1951. Ella desech¨® los consejos de su amiga Lana Turner, que se le hab¨ªa anticipado al tener aventuras con Rooney y Sinatra, aparte de haberse casado con Artie Shaw. Lana sab¨ªa que la carrera de Frankie hab¨ªa ca¨ªdo en picado y que no aceptar¨ªa f¨¢cilmente vivir eclipsado por Ava.
Las broncas entre Sinatra y Ava fueron ¨¦picas: Sinatra result¨® todo un drama. Su especialidad era fingir que se suicidaba. Con medicamentos o encerr¨¢ndose en una habitaci¨®n y disparando una pistola: ¡°Entr¨¦ y estaba sentado en la cama en calzoncillos, con la pistola humeante en la mano, sonriendo como un ni?o. Hab¨ªa disparado contra la almohada¡±. Era un truco, pero funcionaba: ¡°Yo lo entend¨ªa como un grito de auxilio y siempre piqu¨¦¡±.
Las broncas con Sinatra fueron ¨¦picas. ?l fing¨ªa que se suicidaba
Ava se burlaba de todos aquellos rumores que situaban a Frank en la n¨®mina de la Mafia: ¡°La llamada Familia nunca apareci¨® cuando ¨¦l lo necesitaba. Realmente me indigna leer que la Mafia le ayud¨® cuando estaba hundido. Quien pon¨ªa la comida en la mesa era yo, no aquellos amigos supuestamente tan generosos¡±. De acuerdo, pero de principio no niega el v¨ªnculo.
Peter Viertel, el guionista casado con la actriz Deborah Kerr que vivi¨® muchos a?os en Marbella, siempre pens¨® que la pareja estaba condenada al fracaso. As¨ª se lo cont¨® a Evans: ¡°Nadie pod¨ªa manejar a Ava. Sinatra, el pobre desgraciado, no ten¨ªa ni la m¨¢s m¨ªnima posibilidad, la amaba demasiado. Se mostr¨® demasiado posesivo y ese fue el problema: nadie pod¨ªa poseer a Ava¡±. La Kerr, que rod¨® La noche de la iguana con Ava, apuntill¨®: ¡°Lo que Peter no se atreve a decirte es que, finalmente, era una devoradora de hombres¡±.
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