Gibraltar
Desde peque?o llevo oyendo que Reino Unido construy¨® el aeropuerto de Gibraltar en territorio fuera de la colonia y que por el Tratado de Utrecht Gibraltar no tiene aguas territoriales en la bah¨ªa de Algeciras, porque no se concedieron. Sin embargo, nuestros pesqueros son capturados un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n por faenar en sus aguas. Y, no solo eso, Gibraltar rellena la bah¨ªa para aumentar su territorio en aguas que no son suyas.
O yo estoy muy despistado o nos est¨¢n contando mal el cuento. Con tales agravios, ?no ser¨ªa l¨®gico que el Reino de Espa?a denunciara a Reino Unido en Naciones Unidas o ante las instituciones europeas? O, dado que ellos no reconocen la autoridad de muchas de sus resoluciones, ?no ser¨ªa natural recabar un arbitraje internacional al respecto? Cualquier cosa, menos la pol¨ªtica de agitados gestos y pellizcos de monja a la que nuestros Gobiernos nos tienen acostumbrados.
Un par de pistas, seg¨²n el Tratado de Utrecht ¡°dicha propiedad se ceda a la Gran Breta?a sin jurisdicci¨®n alguna territorial y sin comunicaci¨®n alguna abierta con el pa¨ªs circunvecino por parte de tierra¡± y ¡°no se permite por motivo alguno que jud¨ªos ni moros habiten ni tengan domicilio en la dicha ciudad de Gibraltar¡±. ?Estamos seguros de que est¨¢ en vigor? Porque ambas claramente se incumplen, incluso por el lado espa?ol.¡ª Leonardo Fern¨¢ndez. Madrid.
Parece mentira que, despu¨¦s del tiempo transcurrido, sigan plenamente vigentes estas palabras:
¡°Resulta que ya entre Inglaterra y Espa?a solo se plantea e interpone un problema: el de Gibraltar. Han pasado m¨¢s de dos siglos; podr¨ªan pasar muchos m¨¢s, y ese problema seguir¨ªa vivo, aunque Inglaterra arrancara de Gobiernos indignos y de Espa?a postrada una serie sin fin de ratificaciones, y aun conseguida la tarea f¨¢cil de britanizar por h¨¢bito, poder¨ªo, educaci¨®n y conveniencia, una ciudad peque?a. El derecho espa?ol es imprescriptible e irrenunciable, como cuesti¨®n a la vez de dignidad y de tranquilidad; por ello, ni de tiempo, ni siquiera de voluntad¡±.
No son palabras de hoy mismo, ni que se puedan asociar a las ideolog¨ªas de izquierda o derecha. Su autor es Niceto Alcal¨¢ Zamora, primer presidente de la Segunda Rep¨²blica Espa?ola y datan del a?o 1945.¡ª Jos¨¦ Fuentes Miranda. Badajoz.
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