Mujeres incomprendidas
Comparten algunas cosas estas damas: Paltrow defiende la macrobi¨®tica, Cospedal se defiende ella misma. Dos men¨²s dif¨ªciles de tragar
Las 17 p¨¢ginas que ?Hola! dedica a Jesul¨ªn de Ubrique y Mar¨ªa Jos¨¦ Campanario han conseguido eclipsar el interrogatorio de Mar¨ªa Dolores de Cospedal ante el juez Ruz. Y tambi¨¦n al rejuvenecimiento facial de Carolina de M¨®naco, que se ha dado un buen lifting antes de las nupcias de su hijo Andrea el pr¨®ximo 31 de agosto. Pero es que el reportaje tiene todos los ingredientes para que Espa?a vuelva a dividirse: ?eres del equipo Campanario o del equipo Esteban? ?Se democratiza excesivamente ?Hola!?
Campanario y Cospedal pertenecen a ese grupo de mujeres incomprendidas, las que solo puedes analizar visceralmente. Se les ha unido, en aguerrida competencia, Gwyneth Paltrow. La oscarizada actriz es autora de un libro de comida hipersaludable (que es siempre m¨¢s aburrida) y acaba de protagonizar un incidente en la novena edici¨®n de la Noche de Autores en la biblioteca de East Hampton.
Los Hamptons son el epicentro veraniego pijo en Estados Unidos con una influencia que se propaga por todo el Atl¨¢ntico. Existen muchos Hamptons: Biarritz en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. Formentor en Mallorca. Cartagena de Indias, donde en enero se celebra un festival literario que es el s¨²mmum de lo pijo y lo intelectual, llamado Hay Festival. Todos comparten ese gusto de los ricos por caminar lento, admirar los ¨¢rboles, combinar deporte y cultura en un clima no muy caliente ni excesivamente soleado que garantiza eventos sociales poco ruidosos ¡ªno como los de Ibiza¡ª ni propensos a que se cuelen indeseables, como en Marbella.
En este sofisticado escenario de sorbetes de mandarinas y vestidos vainilla, una hija de la exprincesa de Yugoslavia, Christina Oxenberg, decidi¨® fastidiarle a la actriz de Shakespeare in love su firma de libros. Los autores, en la ahora peligros¨ªsima Noche de Autores de East Hampton, se sientan a firmar por orden alfab¨¦tico as¨ª que Oxemberg se vio sentada al lado de Paltrow. La cola de fans esperando a la actriz, que se retras¨®, enardeci¨® a la hija de la princesa, sola y aburrid¨ªsima. El libro de la actriz es anticarne y anti-casi todo lo que alimenta (menos las canciones de Coldplay), as¨ª que la hija de la princesa aprovech¨® que nadie le ped¨ªa su firma para ir hacia una mesa y proveerse de esas minihamburguesas que pululan en todas las fiestas, igual que las medusas por las Baleares. Y tambi¨¦n s¨¢ndwiches de ternera, aros de cebolla y hasta una cupcake para crear una especie de escenario colesteroico anti-Gwyneth. Esta acci¨®n no consigui¨® interesar a nadie, y mucho menos que Gwyneth se inmutara. La blanqu¨ªsima y san¨ªsima actriz firm¨® sin parar, sonriendo antes de interesarse por quienes deseaban la dedicatoria, gui?¨¢ndole un ojo a su ni?a Apple (por supuesto) y el otro a ese esplendor de hombre que es su marido, Chris Martin. Cuidado con Paltrow: te devuelve tu odio y te indigesta.
Mar¨ªa Jos¨¦ Campanario en ¡®?Hola!¡¯ ha eclipsado el interrogatorio de Mar¨ªa Dolores ante Ruz
Aunque no le conste, Mar¨ªa Dolores de Cospedal se visti¨® casi igual a Paltrow el d¨ªa de su reinvenci¨®n como Secretaria Ajena a las Cuentas. Comparten algunas cosas estas damas, frente despejada, melena rubia, amor por Toledo (donde Paltrow aprendi¨® castellano) y camisero blanco sin mangas que sienta fenomenal tanto para firmar libros en East Hampton como para un interrogatorio en la Audiencia Nacional. Paltrow defiende la macrobi¨®tica, Cospedal se defiende ella misma, dos men¨²s dif¨ªciles de tragar. Lo que pasa es que a Paltrow le lucen fenomenal los sacrificios (olv¨ªdate de carne roja, grandes pescados de aguas profundas y l¨¢cteos). A nuestra Cospedal, sonre¨ªr tras declarar que los tesoreros en su partido no tienen vigilancia alguna no le queda tan result¨®n. No le sale bien el papel de atontada. Se la ve inc¨®moda, cansada de sostener ese empe?o del partido en utilizar a sus mujeres para defender la ignorancia deliberada de sus hombres. Si fueran las verdaderas jefas, seguro que no dejar¨ªan a B¨¢rcenas encerrarse horas y horas en su despacho sin acercarse a la puerta y decirle aquello de: ¡°Luis, ?qu¨¦ est¨¢s haciendo tanto rato all¨ª dentro y solo?¡±.
Tambi¨¦n Campanario, sin cortarse un pelo, defiende en la portada que su marido no es machista y que puedes vestirte de Navidad en pleno agosto. Muy lista, desv¨ªa la atenci¨®n sobre su situaci¨®n judicial. Campanario y su madre fueron declaradas culpables de haber intentado aprovecharse de la Seguridad Social haciendo pasar a la progenitora por inv¨¢lida, sin serlo. La sentencia fue dise?ada para que esquivara la c¨¢rcel, pero una universidad madrile?a no la dej¨® matricularse y por eso Campanario coge su coche en Huelva y conduce hasta una universidad en Portugal para reconvertirse en una mujer de carrera. ?Si la universidad de la vida te lo ha dado todo, Mar¨ªa Jos¨¦! Reconduce tus habilidades a ser, por ejemplo, funcionaria del PP.
Ni la justicia ni la grasa asustan a las incomprendidas. Quiz¨¢ s¨ª les d¨¦ un poquito de miedo viajar a Venezuela, donde la ¨²ltima noticia es el robo de pelo. S¨ª, asaltan a potenciales misses Venezuela y les cortan el pelo en plena calle para venderlo. El presidente Maduro ha dicho que ¡°las muchachas son sagradas y esto no puede ser¡±, pero ha dejado caer que el verdadero origen de esta mafia robamelenas est¨¢ en la vecina Colombia. Una t¨¢ctica, la de eludir la responsabilidad, que parece aprendida de nuestra Cospedal: el problema no es aqu¨ª, es al lado.
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