Nuestra doble moral
Tenemos una doble moral que de verdad echa para atr¨¢s. Nos escandalizamos de las im¨¢genes que nos llegan de Siria, donde los cad¨¢veres se cuentan por miles tras dos a?os de guerra civil y no pensamos ni por un momento que esas armas, qu¨ªmicas o no, se las hemos vendido nosotros, o sea Occidente.
La venta de armas es un negocio muy lucrativo para muchos pa¨ªses. Obviamente, el empleo de esas armas provoca muertos. No solo las armas qu¨ªmicas, tambi¨¦n las convencionales. Los mismos muertos que vemos en televisi¨®n sentados en el sof¨¢ y nos echamos las manos a la cabeza al verlas. Dej¨¦monos de hipocres¨ªas y de esa doble moral que nos hace lamentar los cr¨ªmenes cuando los vemos, pero que a la hora de la verdad no hacemos nada para evitarlos.
Lejos de decretar un bloqueo de armas a nivel internacional a los pa¨ªses que est¨¢n en conflicto como Siria o Egipto, cada vez son m¨¢s y m¨¢s sofisticadas las armas que llegan a estos pa¨ªses y muchos lo hacen en nombre de la libertad.
Espurio negocio este de la venta de armas, pero, por favor, no nos quejemos.¡ª Patricio Sim¨® Gisbert. Valencia.
Las recientes matanzas ordenadas en Siria y Egipto, mientras la comunidad internacional los observa adormilada, hipnotizada por los altibajos de los ¨ªndices burs¨¢tiles, me recuerdan el impacto emocional que produce ese ¡°fotorreportaje¡± pict¨®rico de otra matanza sucedida en Madrid hace 200 a?os que Goya titul¨® Los fusilamientos del 3 de Mayo y convierten en titular de actualidad el nombre de su grabado El sue?o de la raz¨®n produce monstruos.¡ª Roberto A. Pazo Cid. Zaragoza.
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