Pulso en Colombia
Los desencuentros afloran en la negociaci¨®n entre el Gobierno y la guerrilla
El di¨¢logo de paz que el Gobierno y la guerrilla colombiana iniciaron en noviembre de 2012 afronta los primeros sobresaltos. Despu¨¦s del pacto sobre tierras y desarrollo agrario alcanzado en mayo, el equipo del presidente Juan Manuel Santos y los dirigentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han mostrado desencuentros de calado en la cuesti¨®n de la participaci¨®n pol¨ªtica.
El primer roce p¨²blico, escenificado la semana pasada con una breve interrupci¨®n de las conversaciones de La Habana, se produjo despu¨¦s de que el Gobierno anunciara su pretensi¨®n de someter a refer¨¦ndum el futuro acuerdo de paz, coincidiendo con una de las dos citas electorales del a?o pr¨®ximo (legislativas en marzo y presidenciales en mayo).
Las FARC, que abogan por una Asamblea Constituyente, y la oposici¨®n acusan a Santos de usar el di¨¢logo con fines electoralistas, para apuntalar un segundo mandato presidencial. Incluso sus aliados conservadores han expresado recelos con esta iniciativa, m¨¢xime cuando apenas est¨¢n en el segundo de los seis puntos de la agenda negociadora. Sin excluir ninguna otra intenci¨®n, todo apunta a que el Ejecutivo ha querido mandarle a las FARC, mediante la pol¨ªtica de hechos consumados, una advertencia clara: que el tiempo corre, y que no va a admitir dilaciones ni que el proceso se desv¨ªe de las metas programadas.
Editoriales anteriores
Con su empe?o en que los acuerdos desemboquen en una Asamblea Constituyente ¡ªy con cuotas prefijadas, para garantizarse una participaci¨®n que no lograr¨ªan en las urnas¡ª las FARC tienen objetivos mucho m¨¢s prosaicos que los de ¡°refundar el pa¨ªs¡± y construir ¡°un verdadero Estado de derecho¡± (poco cre¨ªble viniendo de quienes han convertido las bombas en su principal argumento). Se trata de desactivar los acuerdos internacionales ratificados por Colombia, que impiden la amnist¨ªa para los cr¨ªmenes de lesa humanidad que arrastran los dirigentes guerrilleros. Frente a ello, el Gobierno prepara el Marco Jur¨ªdico para la Paz, que acaba de recibir la luz verde de la Corte Constitucional, para intentar articular el dif¨ªcil equilibrio entre la paz y la justicia debida a las v¨ªctimas.
Santos podr¨¢ tener ambiciones electorales y el pa¨ªs anhela el fin de 60 a?os de violencia. Pero no a cualquier precio. El presidente colombiano lo repiti¨® ayer: es ahora o nunca. Y las condiciones las fijan los leg¨ªtimos representantes de los colombianos.
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