La multimillonaria ca¨ªda del ambicioso se?or X
El magnate brasile?o asiste al desmoronamiento de su imperio naviero, energ¨¦tico y minero En 18 meses ha perdido casi 22.000 millones de euros y ha pasado de ser el rostro triunfante del empresario de ¨¦xito brasile?o a un fanfarr¨®n que quiso ser el hombre m¨¢s rico del mundo
Hace cuatro meses que el empresario Eike Batista desapareci¨® de Twitter, una especie de espejo de madrastra de Blancanieves que usaba a diario para divulgar sus logros como el hombre con m¨¢s ¨¦xito de Brasil. Su salida de la red social fue tan abrupta como la que en febrero le destron¨® de la lista de los 100 m¨¢s ricos de la revista Forbes, tras perder 93 posiciones. Su fortuna hab¨ªa pasado en 18 meses de 22.500 millones a 676 millones de euros.
Batista, de 57 a?os, se convirti¨® en menos de una d¨¦cada en uno de los s¨ªmbolos del crecimiento de la econom¨ªa brasile?a, una de las im¨¢genes de ¨¦xito internacional que proyectaba Brasil. Los ministros le recib¨ªan en reuniones privadas, los ni?os le ped¨ªan aut¨®grafos por la calle y era querido en Wall Street.
Un enamorado de R¨ªo de Janeiro, se proclam¨® el mecenas de la antigua capital, a la que aspiraba a devolverle su pasado de glamour. Patrocin¨® con casi siete millones de euros la candidatura (victoriosa) de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016, as¨ª como los proyectos de pacificaci¨®n de las favelas. Pero su principal objetivo era amasar un patrimonio de 100.000 millones de d¨®lares.
Sus cr¨ªticos dicen que le perdi¨® el optimismo. S¨®lo promocionaba a quienes tra¨ªan buenas noticias
Hoy, el icono se desmorona. A diario, Batista debe buscar desesperadamente capital para evitar la bancarrota de sus empresas, mientras intenta renegociar deudas.
El principio del posible fin del imperio X ¡ªel nombre de todas las empresas del grupo Batista termina con el signo de multiplicaci¨®n¡ª ocurri¨® a finales de junio de 2012, cuando la petrolera OGX redujo sus expectativas de extracci¨®n de crudo a 5.000 barriles diarios, lejos de los 15.000 prometidos. En apenas dos d¨ªas, sus acciones cayeron m¨¢s de un 40%, lo que le hizo perder 4.500 millones de euros. El pasado 1 de julio anunci¨® que cerrar¨ªa varios de esos pozos de crudo.
Fue un golpe fatal, sobre todo a su credibilidad ante los inversores, pero le siguieron m¨¢s. El efecto domin¨® se ha extendido a las acciones del resto del grupo, que en el ¨²ltimo a?o ya han perdido cerca de 7.500 millones de euros en valor de mercado.
La historia de Batista empieza con su padre, Eli¨¦zer, que fue ministro de Minas y Energ¨ªa durante el Gobierno del izquierdista Jo?o Goulart. Esto habr¨ªa sido suficiente para ser purgado como ¡°comunista¡± tras el golpe de Estado de 1964, pero no solo no lo fue, sino que acab¨® al frente de la minera Caemi, y luego, por 20 a?os, de la que es hoy la segunda mayor empresa minera del mundo, la antes p¨²blica Vale do Rio Doce.
Ingeniero metal¨²rgico y campe¨®n de moton¨¢utica, Eike Batista mont¨® el conglomerado EBX, formado por seis empresas que cotizan en Bolsa dedicadas a la construcci¨®n naval, portuaria, a la actividad minera, log¨ªstica y petrolera. Batista siempre afirm¨® ser un hombre hecho a s¨ª mismo ¡ªhizo su primera fortuna de reales extrayendo oro en la Amazonia con 22 a?os¡ª, pero en la ¨²ltima d¨¦cada, mientras amasaba su caudal, le sonre¨ªa ¡ªadem¨¢s del conocimiento al detalle de su padre del subsuelo brasile?o¡ª el buen rumbo de la econom¨ªa global, la abundancia de capital en los mercados y ¡ªtras la crisis europea¡ª el boom de los mercados emergentes, el alza de las materias primas y, tambi¨¦n, su buena relaci¨®n con Luiz In¨¢cio Lula da Silva.
¡°La trayectoria del grupo solo se explica cuando combinas dos cosas¡±, afirma Carlos Lessa, el economista y presidente en 2003 del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES), entidad p¨²blica a la que batista debe 2.000 millones de euros. ¡°El apoyo p¨²blico y pol¨ªtico y una inteligente explotaci¨®n de la especulaci¨®n¡±.
A diario busca capital y negocia deudas para evitar la bancarrota de sus empresas
¡°Si alg¨²n d¨ªa merec¨ª la confianza del mercado, fue porque hab¨ªa una trayectoria de 30 a?os de mucho trabajo. Mis empresas eran auditadas por tres de las mayores agencias de riesgo del mundo y nunca me alertaron¡±, se defend¨ªa Batista en la carta que decidi¨® enviar en julio a dos peri¨®dicos brasile?os.
Con la naturaleza a su favor, Batista se erigi¨® como ¡°el hombre de los 27.000 millones de d¨®lares¡±. Sin reparos, repet¨ªa desde 2008 que se convertir¨ªa en el hombre m¨¢s rico del mundo y bromeaba con que no sab¨ªa si sobrepasar al multimillonario mexicano Carlos Slim por la derecha o por la izquierda.
A Batista le gustaba exhibir su ¡°suerte¡±, su Mercedes de un mill¨®n de d¨®lares y su Lamborghini, aparcados en el sal¨®n de su casa, a sus jovenc¨ªsimas novias y tambi¨¦n a la que fue su esposa durante 13 a?os, Luma de Oliveira, ¡°mujer del milenio de Playboy¡±, por la que cancel¨® su boda con su novia de entonces.
Luma, madre de dos de sus tres hijos, tambi¨¦n era parte del patrimonio de Batista. Lo dec¨ªan las iniciales de su marido bordadas con brillantes en su lencer¨ªa y lo constat¨® aquel carnaval de 1998 donde ella desfil¨® con un collar ¡ªde gata¡ª con el nombre de Eike grabado en diamantes. Dec¨ªan que detr¨¢s de tanto brillo hab¨ªa un hombre muerto de celos.
Ya no hay rastro de toda esa ostentaci¨®n. Batista no da entrevistas; los ejecutivos de sus empresas, tampoco. ¡°He decidido que no me pronunciar¨ªa sobre la avalancha que desprestigi¨® mi vida privada y, principalmente, mis negocios¡±, comenzaba la carta en la que repasa el caso de su ¡°obituario empresarial¡±.
Uno de los errores que los especialistas critican de Batista es su optimismo, hasta el punto de que en sus empresas solo se promocionaba a los que tra¨ªan buenas noticias.
En una entrevista de enero del a?o pasado, la revista Veja le pregunt¨® si manten¨ªa la meta de ser el hombre m¨¢s rico del mundo, a lo que ¨¦l respondi¨®: ¡°Eso no es m¨¢s una meta. Con las empresas que ya tengo, ser¨¦ el hombre m¨¢s rico en 2015 o 2016. No voy a renunciar a llegar ah¨ª¡±.
Hoy, un Eike Batista mucho m¨¢s humilde y ¡°frustrado¡± dice en aquella carta: ¡°Me pregunto m¨¢s que nadie d¨®nde me equivoqu¨¦. ?Qu¨¦ tendr¨ªa que haber hecho diferente?¡±. Si pudiese volver atr¨¢s Batista, dice, har¨ªa dos cosas: mantener su vida lejos de los focos, y sus empresas, de los mercados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.