La mayor competencia de Donald Trump es su yerno
Jared Kushner, hijo de un importante promotor inmobiliario que acab¨® en prisi¨®n, perpet¨²a un imperio que incluye su matrimonio con Ivanka Trump y potenciales clientes como Leonardo DiCaprio
?Puede un promotor ser una ¡®celebrity¡¯?
Leonardo DiCaprio visit¨® un piso vac¨ªo de Nueva York esta semana, cosa que alarm¨® mucho a la prensa local: la cuesti¨®n no era que un famoso hubiera puesto pie en las viviendas de entre 500 y 650 metros cuadrados, valoradas en 20 millones de d¨®lares cada una, del SoHo. Era que exist¨ªan nuevas opciones inmobiliarias, algo que excita m¨¢s a los habitantes del sobrepoblado Manhattan que la fama y el prestigio, y la visita de DiCaprio significaba que el nuevo complejo de lujo Puck Buildings estaba saliendo a la venta discretamente a pesar de una trifulca no resuelta con el Ayuntamiento por la preservaci¨®n hist¨®rica del barrio. Y el principal beneficiario de este triunfo del capitalismo pod¨ªa erigirse como imbatible dios inmobiliario. Atraer famosos con pisos cuya legalidad est¨¢ por confirmar es el logro definitivo de un hombre de 32 a?os, empresario irreductible, due?o y se?or del barrio The Village y marido de Ivanka Trump, hija de Donald, llamado Jared Kushner.
?Tiene pasado conocido?
El olfato empresarial de Kushner, un t¨ªmido jud¨ªo que faltaba a las clases en Harvard para supervisar la construcci¨®n de las viviendas que ya encargaba, empez¨® a destacar hace siete a?os. Su padre, Charles, promotor inmobiliario de Nueva Jersey, estaba en plena guerra abierta con sus familiares. Contrat¨® a una prostituta para que sedujera al marido de su hermana, grabarlo en v¨ªdeo y as¨ª chantajear a su hermana para que no testificase contra ¨¦l en un juicio por evasi¨®n de impuestos. El tiro le sali¨® por la culata, los medios locales le crucificaron y Jared, que entonces ten¨ªa 25 a?os, compr¨® The New York Observer y cambi¨® el discurso. El padre acab¨® en prisi¨®n y el hijo se erigi¨® como nuevo pater familias. Desde entonces no ha parado de embellecer su apellido con posesiones en Nueva York, amistad con los Murdoch y, gracias a su matrimonio con Ivanka, un pie en la familia del mayor oligarca inmobiliario de EE UU.
?Por qu¨¦ no se ha hecho famoso antes?
Valerse del Observer para incrementar su fama, como hubiera hecho su suegro, habr¨ªa ido en contra de las lecciones aprendidas con el hundimiento p¨²blico de su padre. En su lugar, Kushner hizo algo m¨¢s rentable: ech¨® a gran parte de la plantilla, cambi¨® de director tres veces en dos a?os y se dedic¨® a influir en la pol¨ªtica local con sus editoriales. Ahora su propio gigantismo corporativo le est¨¢ convirtiendo en una cara cada vez m¨¢s conocida. Puede ser un problema. Fabricar imperios exige un cierto anonimato.
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