El cine entre chabolas de la hija Kirchner

Florencia Kirchner, la hija menor de la presidenta de Argentina, Cristina Fern¨¢ndez, se adentra en el mundo del cine. Acaba de presentar una serie de cortometrajes que ella coordin¨®. Bajo el nombre de La propia mirada, ella organiz¨® la filmaci¨®n de seis cortos en barrios de chabolas de Buenos Aires y San Juan (1.110 kil¨®metros al oeste de la capital argentina), que fueron ideados y dirigidos por habitantes de esas villas de emergencia y otros poblados pobres. Florencia Kirchner, de 23 a?os, hab¨ªa actuado en un corto en 2010, cuando estudi¨® un a?o en la New York Film Academy, y rod¨® en 2011 un mediometraje propio, Entre escenas, pero nunca lo exhibi¨®.

Esta vez, en cambio, acudi¨® con La propia mirada al festival de cine de la Uni¨®n de Naciones Suramericanas (UNASUR), que se celebra en San Juan. Su padre, N¨¦stor Kirchner, fue secretario general de UNASUR, adem¨¢s de presidente de Argentina (2003-2007).

Al igual que su hermano M¨¢ximo, Florencia se mantiene alejada de la prensa. Cuando era adolescente, le gustaba publicar sus fotos en las redes sociales, pero a medida que fue creciendo resguard¨® m¨¢s su imagen. Despu¨¦s de terminar la secundaria, parti¨® en 2010 a Nueva York para estudiar cine. Pero regres¨® de repente por la muerte de su padre, a los 60 a?os, en octubre de ese a?o. En un principio acompa?¨® a su madre, incluso viaj¨® con ella en varios periplos oficiales, pero con el correr del tiempo dej¨® de hacerlo. En 2011 colabor¨® con el documental que sobre su padre film¨® el cineasta uruguayo Adri¨¢n Caetano. Florencia se encarg¨® de reunir el material f¨ªlmico. Tambi¨¦n rod¨® Entre escenas y se preve¨ªa que al mes siguiente la iba a estrenar, pero no fue as¨ª. En aquel diciembre de 2011 apareci¨® en primera plana porque le coloc¨® la banda presidencial a su madre, que entonces asumi¨® su segundo gobierno consecutivo.

Florencia Kirchner es una militante de bajo perfil del colectivo juvenil kirchnerista La C¨¢mpora. En los actos pol¨ªticos se mimetiza entre el p¨²blico, casi nunca sube a escena ni ha asumido ning¨²n cargo pol¨ªtico. Cuando los periodistas le preguntaron este domingo por La propia mirada, ellas los mand¨® a leer el cat¨¢logo del festival.

¡°Cuando uno conoce el lenguaje puede plasmar su visi¨®n, cuando uno tiene la c¨¢mara la puede registrar, pero cuando falta la v¨ªa que la va a mostrar todo parece desplomarse¡±, explica Florencia Kirchner en el cat¨¢logo. ¡°Las luchas para abrir las v¨ªas se fueron multiplicando, y m¨¢s miradas comenzaron a plasmarse en los cines, televisores y tambi¨¦n en el mundo virtual, Internet. Falta, y mucho para que esas v¨ªas sean completamente abiertas. Quienes queramos eso tendremos que buscar las mil y una formas para seguir moviendo las barreras que las traban. La propia mirada es una de esas formas. No vendr¨¢n grandes cineastas a hablarnos de lo que sucede en los barrios. No vendr¨¢n periodistas a hacer informes. Tampoco vendr¨¢n cabezas de la multimedia a explicarnos c¨®mo sienten aquellos que no son ellos. Ellos, los trabajadores y trabajadoras, las amas y amos de casa, los y las j¨®venes del barrio, luego de una charla sobre el lenguaje del cine, tomar¨¢n en sus manos las c¨¢maras y registrar¨¢n de la manera m¨¢s libre a modo de ficci¨®n o documental eso, eso que los representa, su propia mirada¡±, a?ade la hija de los Kirchner.

Tambi¨¦n respondi¨® un par de preguntas de la prensa: ¡°Me gusta ir a los barrios y creo que todos tienen que tener acceso a las cosas que tienen la clase media y la clase alta". Una historia cuenta la muerte de un ni?o en un tiroteo, la mudanza de una familia al barrio chabolista, la compra de un caballo y el funcionamiento de una consulta m¨¦dica, entre otras.