Caballas
La corrupci¨®n de los pol¨ªticos en el fondo sirve de coartada moral a cualquier contribuyente corrupto
Nos cre¨ªamos caballeros porque sal¨ªamos a pescar caballas al amanecer, el poeta Tono y yo, a bordo de su velero Capit¨¢ Boira,y mientras ¨ªbamos ganando altura hasta que asomara la Illa por el cabo de San Antonio los dos, sin hablar, est¨¢bamos de acuerdo en que el Mediterr¨¢neo de Denia hab¨ªa salido ganando al transformar los antiguos dioses sumergidos en bonitos, caballas, lechas y llampugas. Sobre el mar color vino vimos flotar una botella. ¡°Tal vez nos traiga un mensaje¡±, dijo el poeta. ¡°Est¨¢ vac¨ªa. El mensaje alguien se lo ha bebido¡±, dije yo. Una ma?ana en que las caballas se resist¨ªan en hacernos caballeros, en lugar de contentarnos con o¨ªr el silencio de la vela, vulneramos el mar limpio hablando de pol¨ªtica. La pregunta era obvia. Si algunos pol¨ªticos entran a saco en las arcas del Estado y se reparten sobres con dinero negro, si despilfarran el presupuesto p¨²blico en propio beneficio con comilonas, viajes y saraos in¨²tiles, ?dime qu¨¦ haces, imb¨¦cil de ti, procurando comportarte como un ciudadano honrado al declarar la reforma de la cocina o del cuarto de ba?o para cumplir meticulosamente con el fisco? Sin duda lo peor de la corrupci¨®n pol¨ªtica es el efecto degradante que proyecta sobre toda la sociedad como una niebla corrosiva y que tal vez despierta el virus dormido de la corrupci¨®n que cada individuo lleva dentro. La corrupci¨®n de los pol¨ªticos en el fondo sirve de coartada moral a cualquier contribuyente corrupto. ¡°Debe de haber alguna forma de sacudirse de encima esa corrosi¨®n¡±, dije yo. ¡°Por ejemplo, sumergirse en un estanque de nen¨²fares pintado por Monet¡±, contest¨® el poeta. En esto comenz¨® a doblarse con fuerza la ca?a del curric¨¢n. A flor de agua el sedal tra¨ªa saltando un pez amarillo lim¨®n, con vetas verdes y azules; despu¨¦s picaron algunas caballas. ¡°Limpiadas con agua de mar y a la plancha con sal marina las prefiero a cualquier verso de Homero¡±, dijo el poeta. Hab¨ªa que realizar las abluciones de rigor antes de regresar a puerto. Echarse al agua en alta mar con el sol alzado solo un par de brazas sobre el horizonte es la forma m¨¢s asc¨¦tica de limpiarse por dentro. En el pantal¨¢n esperaba la bicicleta y un caf¨¦ largo a la sombra de una terraza donde, viendo pasar la vida, nos volvimos a ensuciar hablando de pol¨ªtica.
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