El futuro
Una juez argentina ha solicitado una orden de detenci¨®n internacional contra cuatro conocidos torturadores espa?oles
Desde que llegu¨¦ a Argentina, recibo a diario preguntas a las que no puedo responder. No es una cuesti¨®n de ignorancia, al contrario, pero la exhaustividad de mi conocimiento tampoco es el problema. Podr¨ªa pedirle a mis interlocutores que se sentaran, que se pusieran c¨®modos y pidieran una cerveza antes de escuchar una historia larga, fea y complicada, pero no lo he hecho. La raz¨®n es otra. Me da verg¨¹enza contarles lo que s¨¦, hablar de Espa?a.
La semana pasada, una juez argentina decidi¨® solicitar una orden internacional de detenci¨®n para cuatro ciudadanos espa?oles, conocidos ¡ªBilly el Ni?o incluso c¨¦lebre¡ª torturadores en los ¨²ltimos a?os del franquismo. Voy a volver a escribir esa palabra: torturador. Cadenas, barras de hierro, toallas empapadas, descargas el¨¦ctricas en los pezones, en los genitales, ba?eras donde sumergir a los detenidos hasta el l¨ªmite del ahogamiento. Esa era la especialidad de estos se?ores. Eran, lo escribir¨¦ otra vez, torturadores. Su oficio consist¨ªa en provocar en sus semejantes todo el dolor que pudieran soportar, y lo ejerc¨ªan en nombre, y al servicio, de una dictadura instaurada por un golpe de Estado fascista, cuyo parcial fracaso provoc¨® una guerra civil. Eso era lo que ellos entend¨ªan por Estado espa?ol. El mismo Estado donde ahora un Gobierno democr¨¢tico ¡ªvoy a volver a escribir esa palabra: democr¨¢tico¡ª se resiste a colaborar con la justicia, y hace gestiones para que los cuatro imputados por Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa se ahorren el mal rato de declarar por videoconferencia.
Dir¨¢n que en Espa?a hay causas m¨¢s urgentes, salir de la crisis, generar confianza, crear empleo... Yo les pido que piensen en el futuro, que es el m¨¢s grave de nuestros problemas. Y que decidan si se puede hablar de regeneraci¨®n democr¨¢tica en un pa¨ªs donde el Gobierno le cubre las espaldas a los torturadores.
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