El juego catal¨¢n de los aprendices del brujo del PP
La disyuntiva del PP es convertir o no el debate sobre Catalu?a en una nueva causa de fractura para recuperar votos
El Partido Popular y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hacen frente estos meses a una disyuntiva importante: comportarse como una simple m¨¢quina de poder que busca a cualquier precio la manera de ganar las dificil¨ªsimas elecciones de 2015, aunque sea trasladando el pesado coste de esa estrategia a las instituciones del Estado, o moderar esa maniobra de forma que no implique da?o irreparable para las organizaciones fundamentales del Estado.
La observaci¨®n de comportamientos anteriores del PP no invita al optimismo. Desde hace bastantes a?os, el principal partido conservador de Espa?a ha roto esa alternativa buscando siempre el beneficio electoral inmediato. Es decir, buscando causas que pod¨ªan incentivar a sus electores, aunque significaran fracturar la sociedad y el desprestigio de las instituciones creadas por la Constituci¨®n de 1978. No fue Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar el principal responsable de esa estrategia, al menos en su primer mandado, bastante cuidadoso con no provocar fracturas sociales. Se dibuj¨® con mucha claridad cuando Aznar y el actual presidente optaron por utilizar la lucha antiterrorista como elemento capaz de provocar esa fractura de la sociedad. Lo hicieron a ra¨ªz del 11-M cuando eligieron minimizar sus errores poniendo en duda la profesionalidad de las fuerzas de seguridad y la honestidad democr¨¢tica de sus oponentes pol¨ªticos, convertidos ambos, en virtud de sus intereses electorales, en sospechosos de cooperar con un asesinato en masa. Lo hizo Rajoy cuando acus¨® en sede parlamentaria a un presidente del Gobierno de Espa?a de ¡°traicionar a los muertos¡± causados por el terrorismo.
La gran disyuntiva que se plantea ahora a los responsables del PP es convertir o no el debate sobre Catalu?a en una nueva causa de fractura, en una manera de recuperar voto aun a costa de provocar el rearme del nacionalismo espa?ol m¨¢s montaraz y de entregar la Generalitat al nacionalismo catal¨¢n m¨¢s insociable. El silencio del presidente del Gobierno, la inmovilidad total del PP, puede tener como consecuencia la radicalizaci¨®n del independentismo catal¨¢n, de manera que la opci¨®n secesionista termine asociada a Esquerra Republicana de Catalunya y a la CUP, convertidas en minor¨ªas mayoritarias m¨¢s fuertes que una indefinida Converg¨¨ncia i Uni¨®. Un escenario de fractura que tendr¨ªa costes, pero que convendr¨ªa seguramente a la maquinaria de poder del PP, dispuesta siempre a arrojar el precio de sus desgarros sobre las espaldas de las instituciones del Estado.
Todav¨ªa deber¨ªa ser posible que quienes dentro del PP conocen la historia de Espa?a recapaciten y se opongan a una estrategia ¡°catalana¡± que busque dejar la Generalitat en manos de los m¨¢s radicales, con un PSC hundido y una CiU muy debilitada. Una estrategia que quiera hacer tan fr¨¢giles a los socialistas en Catalu?a que no logren recomponerse electoralmente durante a?os en toda Espa?a. Que deje las instituciones en manos de ERC.
El resultado de una pol¨ªtica semejante tendr¨ªa muchos peligros. Puede que los brujos del PP piensen que la ¨²nica carta que les queda, la ¨²nica fractura con rendimiento electoral, es la batalla ¡°nacional¡±, dado que la situaci¨®n econ¨®mica y del empleo no experimentar¨¢n mejor¨ªa apreciable y que hasta la batalla ¡°cat¨®lica¡±, tan querida por Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ha perdido toda su fuerza, con un Papa, Francisco, que parece m¨¢s deseoso del di¨¢logo que de la confrontaci¨®n. Pero ni siquiera esa creencia, que alimentan los aprendices de Karl Rove dentro del PP, que sue?an con aniquilar al PSOE, podr¨ªa justificar una estrategia con tantos riesgos y tan altos costes institucionales.
Quiz¨¢ el PP se lance, pese a todo, por ese camino. Ojal¨¢ los ciudadanos hayamos aprendido para entonces c¨®mo se resta y c¨®mo se suma en pol¨ªtica y no nos dejemos capturar en unas redes tan asfixiantes como las que mantienen que para desanimar al independentismo catal¨¢n lo mejor es reforzar el nacionalismo espa?ol. Ya sabemos c¨®mo es todo eso. Ya sabemos lo que cuestan las ¡°causas fracturantes¡± de las que habl¨® hace tiempo Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao.
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