¡°Me enamor¨¦ de Sarkozy porque me contaba sus problemas¡±
C¨¦cilia Attias, exesposa de Sarkozy, dibuja en sus esperadas memorias una imagen ins¨®lita del expresidente y relata sus esfuerzos por aparentar una pareja unida
Ha sido una ef¨ªmera primera dama, pero los pocos meses que C¨¦cilia Attias, la exesposa de Nicolas Sarkozy, pas¨® en El El¨ªseo han sido suficientes para convertirla en un notable personaje p¨²blico y hacer que su autobiograf¨ªa, Une envie de v¨¦rit¨¦ (Flammarion), sea uno de los libros m¨¢s esperados del oto?o. En este, a la venta la semana que viene y del cual adelanta unos extractos este jueves el semanario Le Point, la ex de Sarkozy no hace grandes revelaciones pero s¨ª da claves para entender mejor la intrigante personalidad de su exmarido y recuerda algunos de los detalles m¨¢s criticados de los primeros momentos de su mandato, empezando por la celebraci¨®n de la victoria electoral en el car¨ªsimo restaurante Le Fouquet¡¯s. Relata de paso los entresijos de la que fue su gran actuaci¨®n pol¨ªtica, la liberaci¨®n de las enfermeras b¨²lgaras retenidas en Libia en el verano de 2007.
A lo largo de los extractos, destaca tambi¨¦n el retrato que C¨¦cilia dibuja de su ex, cuya imagen, lejos de echar por tierra, suaviza con cierta elegancia. Empieza con su encuentro con el pol¨ªtico, cuando ella segu¨ªa casada con su primer marido y ¨¦l con la madre de sus hijos mayores. ¡°Poco a poco me enamor¨¦ de ese hombre que me ten¨ªa al tanto de sus problemas y me ped¨ªa mi opini¨®n¡±, recuerda. ¡°Era el mundo al rev¨¦s: aquel que todo lo lograba se abr¨ªa con sus interrogaciones a aquella a la que la duda siempre acompa?¨®¡±.
En otro momento del relato, C¨¦cilia, tataranieta del pianista y compositor espa?ol Isaac Alb¨¦niz (su nombre de soltera es C¨¦cilia Ciganer Albeniz), reflexiona sobre la brecha entre la personalidad de su exmarido y la imagen que ha transmitido y de la que culpa en parte de su fracaso en su tentativa por lograr un segundo mandato en 2012. ¡°Es extra?o que este hombre, quien en la esfera privada era de una placidez absoluta y no levantaba la voz haya podido ¨Csobre todo despu¨¦s- dar de ¨¦l una imagen tan impulsiva¡±, destaca. ¡°Su energ¨ªa hab¨ªa transmitido un verdadero dinamismo, su agitaci¨®n no hizo m¨¢s que exasperar¡±, a?ade, a la vez que culpa a sus consejeros de haberle llevado a buscar al electorado a la extrema derecha, cuando ¡°las elecciones se ganan en el centro¡±.
Sobre la elecci¨®n del Fouquet¡¯s para celebrar la victoria de 2007, recalca que su preocupaci¨®n era encontrar el lugar que mejor ¡°representara a Francia y honrara a su pueblo¡±. De all¨ª la elecci¨®n de los Campos El¨ªseos y, en esta avenida tan simb¨®lica, optaron por un lugar propiedad de unos amigos. ¡°Es cierto que, cualquier sitio al que hubi¨¦semos ido, nos hubieran criticado igual¡±, a?ade.
La ex de Sarkozy, a la que muchos atribu¨ªan un gran poder de influencia en las decisiones de su marido, estuvo a punto de no asistir, como ya lo hizo en el debate electoral entre Sarkozy y su entonces rival a la presidencia, la candidata socialista S¨¦gol¨¨ne Royale, al que no acudi¨® al resultarle demasiado complicado mantener la apariencia de una pareja unida. ¡°Mi hija Jeanne-Marie logr¨® convencerme¡±, relata, respecto a la noche de la victoria. ¡°Era necesario que la mujer p¨²blica se impusiera a la persona privada, porque se estaba produciendo un evento excepcional y un destino estaba en marcha¡±.
Por aquel entonces, C¨¦cilia ya hab¨ªa conocido a su actual esposo, el empresario Richard Attias, con el que se cas¨® en marzo de 2008, y con el que coincidi¨® cuando Sarkozy era ministro de Econom¨ªa, en 2004. ¡°Encarnaba un mundo totalmente a lo opuesto del que quer¨ªa huir, en el que reinaba la superficialidad enga?osa, las palabras lanzadas sin pensar¡¡±, recalca. Apenas cinco meses tras la victoria de Sarkozy, en octubre de 2007, la pareja se divorci¨®, una primicia en El El¨ªseo.
En ese poco tiempo, C¨¦cilia logr¨® un gran golpe medi¨¢tico, con la liberaci¨®n de las enfermeras y el m¨¦dico b¨²lgaros, retenidos prisioneros por el r¨¦gimen libio de Muanmar Gadafi. En el libro narra parte de los sorprendentes di¨¢logo con el fallecido dictador libio, con el que decidi¨® optar por la l¨ªnea dura: ¡°?Tiene consciencia de c¨®mo se permite tratarme? ?Y le ruego que no se acerque de m¨ª!¡±, le lanza en uno de esos encuentros. ¡°Sabe usted, no es muy f¨¢cil de llevar¡¡±, responde, antes de concederle la liberaci¨®n de las enfermeras.
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