El gusto de los famosos por la publicidad contradictoria
Las marcas siguen obsesionadas con contratar celebridades para sus promociones Para ello, no dudan en firmar contratos millonarios con actores, cantantes y deportistas Lo m¨¢s probable es que muchos de ellos nunca consuman lo que publicitan
El poder de la publicidad sigue siendo innegable y ah¨ª est¨¢n los millones que a¨²n pagan las grandes marcas para que sus anuncios de televisi¨®n se muestren en momentos de m¨¢xima audiencia, como en los minutos previos a las uvas de fin de a?o en Espa?a; durante la Superbowl en Estados Unidos, durante la gala de los Oscar o, recientemente, durante la emisi¨®n del ¨²ltimo cap¨ªtulo de la serie Breaking Bad. Pero a menudo lo que vende no es la marca en s¨ª, sino el rostro que esta decide darle a su producto. Y para eso no hay nada como una celebridad con la que el consumidor pueda identificarse, aunque, curiosamente, los contratos millonarios que los famosos consiguen por anunciar algo no siempre son positivos para su propia imagen ni reflejan valores que la refuerzan.
Hasta que cay¨® en desgracia, la industria del tabaco fue la que mayor cantidad de dinero movi¨® en el mundo de la publicidad. Era normal ver a personajes como John Wayne, rostro de Camel en los a?os cincuenta, con su boca pegada a un cigarrillo en anuncios de todo tipo. Pero ahora que occidente ha prohibido anunciar tabaco y que las celebridades prefieren prestar sus caras bonitas para campa?as contra el humo, los malos de la pel¨ªcula son otros aunque a¨²n no son malos tan oficiales como el cigarrillo: la comida r¨¢pida y las bebidas gaseosas, causantes de una epidemia de obesidad de dimensiones planetarias y de la que las celebridades a¨²n no parecen ser muy conscientes.
En el caso de los deportistas, lo l¨®gico ser¨ªa que anunciaran al menos productos sanos, que ayuden a mantener la salud o a mejorar el estado f¨ªsico. Al fin y al cabo, la publicidad juega con la imagen que las celebridades proyectan y los ni?os de todo el mundo tienen entre sus ¨ªdolos predilectos a deportistas de ¨¦xito. Resulta dif¨ªcil imaginarse a Serena Williams o a Lebron James convirti¨¦ndose en deportistas de ¨¦lite a base de McDonald¡¯s, pero ambos han servido de rostro para la marca. Williams, adem¨¢s, ha anunciado Coca-cola y James, Sprite, bebidas con un porcentaje de calor¨ªas que har¨ªa estallar cualquier b¨¢scula y contra las que la primera dama estadounidense Michelle Obama emprendi¨® el pasado a?o la batalla?Let¡¯s move! Se trata de una campa?a con la que quiere concienciar a los ni?os estadounidenses de la necesidad de dejar de beber sodas, de evitar la comida r¨¢pida y comer m¨¢s fruta y verdura, pero no ha sido capaz de evitar las contradicciones: entre las celebridades que ha contratado para que la ayuden est¨¢ Beyonc¨¦, protagonista de un millonario anuncio de Pepsi.
Salma Hayek le ha prestado su imagen a Burger King, men¨² probablemente prohibido para cualquier actriz que necesite mantener un peso ideal. Y Pen¨¦lope Cruz ha anunciado tanto Coca-Cola como Pepsi, aunque, en su caso, quiz¨¢s el anuncio que m¨¢s haya chocado con su imagen fuera el de Nintendo, que protagoniz¨® junto a su hermana M¨®nica y que fue ampliamente criticado por ser muy poco cre¨ªble.
Es habitual que los tenistas anuncien productos de lujo como Rolex, en cuya n¨®mina han estado tanto Roger Federer como Rafa Nadal. Y tampoco sorprende que un futbolista anuncie zapatillas de deporte como Nike, que ha tenido a David Beckham y Ronaldo entre sus mejores embajadores. Sin embargo lo que sin duda puede chirriar es ver un cantante como el anta?o impredecible, salvaje, extremo y punk Iggy Pop, convertido cincuenta a?os despu¨¦s de su deb¨² al frente de The Stooges en un vendedor de seguros para coche. Obviamente, no hay nada que el dinero de la publicidad no pueda comprar, incluidos los esp¨ªritus rebeldes.
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