El nuevo aislacionismo estadounidense
La opini¨®n p¨²blica avala la aversi¨®n al riesgo de la pol¨ªtica exterior de Obama
?La falta de una orientaci¨®n clara en la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos est¨¢ generando un coro cada vez m¨¢s extenso de frustraci¨®n internacional. El gobierno de Washington est¨¢ preocupado por las batallas pol¨ªticas internas, y sus vacilaciones a prop¨®sito de Siria y otros problemas imposibles en Oriente Pr¨®ximo hacen que su pol¨ªtica exterior est¨¦ desnortada. Algunos se preguntan si Estados Unidos ha renunciado a su papel de l¨ªder en el escenario internacional.
La inquietud porque se intensifique el aislacionismo norteamericano no es nada nuevo. Hace 20 a?os, el gobierno de Clinton se retir¨® de Somalia en cuanto murieron varios estadounidenses, no hizo pr¨¢cticamente nada para detener el genocidio en Ruanda y evit¨® la intervenci¨®n en la antigua Yugoslavia durante el m¨¢ximo tiempo posible.
Esta vez, sin embargo, la situaci¨®n es distinta. A pesar de la participaci¨®n de Estados Unidos en la campa?a de bombardeos de la OTAN, ninguna figura importante de Washington propuso que sus tropas invadieran la Libia de Gadafi. El presidente Obama nunca ha pensado seriamente en una intervenci¨®n sobre el terreno en Siria y habla de la pol¨ªtica exterior estadouniednse como si siempre hubiera consistido en la no intervenci¨®n en guerras civiles de otros pa¨ªses. La pregunta que circula en Washington en los ¨²ltimos tiempos no es ¡°?Por qu¨¦ no intervenimos?¡±, sino ¡°?Por qu¨¦ vamos a tener que hacerlo?¡±
Hoy, los dos partidos pol¨ªticos tienen buenos motivos para caer en la ret¨®rica aislacionista. En 2008, el presidente Obama super¨® a Hillary Clinton y obtuvo la nominaci¨®n de su partido, en parte, gracias a su oposici¨®n a la invasi¨®n de Irak y su promesa de poner fin a las guerras del gobierno de Bush. Dentro del Partido Republicano, la oposici¨®n a la pol¨ªtica exterior de Obama ha creado la demanda de un nuevo aislacionismo, una corriente libertaria que se mantuvo en los m¨¢rgenes de la ret¨®rica de partido durante la militarista presidencia de George W. Bush. La aversi¨®n al riesgo de la pol¨ªtica exterior actual de Washington es un reflejo de la opini¨®n p¨²blica. Los ¨²ltimos sondeos confirman que los votantes estadounidenses quieren que sus l¨ªderes dediquen su tiempo y su energ¨ªa a reconstruir el crecimiento econ¨®mico en el pa¨ªs, no en Afganist¨¢n o Egipto.
A ello hay que a?adir una revoluci¨®n en la producci¨®n nacional de energ¨ªa que ha reducido de forma dr¨¢stica la dependencia del petr¨®leo importado de Oriente Pr¨®ximo. Gracias a nuevas tecnolog¨ªas y t¨¦cnicas de perforaci¨®n, el Organismo de Informaci¨®n Energ¨¦tica de Estados Unidos (EIA en sus siglas en ingl¨¦s) prev¨¦ que, cuando termine esta d¨¦cada, alrededor de la mitad del crudo que consume el pa¨ªs ser¨¢ de producci¨®n propia, y m¨¢s del 80% producido en el hemisferio occidental. Los consumidores norteamericanos tienen menos necesidad de lo que hasta ahora era predominante, las importaciones de Oriente Pr¨®ximo.
Washington ya no necesita la acci¨®n directa; puede utilizar drones
Tampoco hay que exagerar esta tendencia aislacionista. Estados Unidos sigue teniendo un gasto militar anual superior al de todos sus posibles rivales juntos. Adem¨¢s, hay dos aspectos en los que cuenta con una ventaja tecnol¨®gica importante y que proporcionan a las autoridades estadounidenses unas herramientas de seguridad poco costosas: los aviones no tripulados (drones) y los instrumentos avanzados de vigilancia. Washington va a continuar utilizando los aviones no tripulados para obtener informaci¨®n y causar bajas en pa¨ªses cuyas condiciones de seguridad implican demasiados costes y riesgos como para una intervenci¨®n directa. Y el uso de herramientas digitales de espionaje de ¨²ltima generaci¨®n deja claro que, aunque Washington est¨¢ menos interesado en ser el polic¨ªa del mundo, sus servicios de inteligencia siguen queriendo saber lo que piensan los dem¨¢s.
Tampoco est¨¢ retray¨¦ndose el gobierno de Obama de una mayor participaci¨®n en el comercio internacional. Los l¨ªderes de los dos partidos est¨¢n de acuerdo en que Estados Unidos tiene un inter¨¦s crucial en impulsar el Partenariado Transpac¨ªfico ¡ªun inmenso acuerdo comercial encabezado por Estados Unidos que abrir¨¢ mercados y acelerar¨¢ el comercio tanto en Asia como en las Am¨¦ricas¡ª y un acuerdo de libre comercio con la Uni¨®n Europea.
Incluso en los compromisos militares, la creciente resistencia de Estados Unidos a asumir riesgos en pol¨ªtica exterior tendr¨¢ menos consecuencias para sus principales aliados que para pa¨ªses aspirantes a ser sus socios pero que carecen de lazos hist¨®ricos. Aunque a las autoridades de Jap¨®n e Israel les preocupe la posibilidad de que Estados Unidos se centre en sus problemas internos y deje de garantizar su seguridad, a Washington le interesa, por muchas razones, mantener sus s¨®lidas relaciones con los dos. Otros gobiernos de Asia y Oriente Pr¨®ximo tienen m¨¢s motivos para preocuparse por la posibilidad de que los norteamericanos dejen de ser un socio previsible.
Los consumidores norteamericanos tienen menos necesidad de las importaciones de petr¨®leo de Oriente Pr¨®ximo.
?Qu¨¦ significa para el mundo que Estados Unidos tenga una pol¨ªtica exterior menos ambiciosa? Significa que la tendencia hacia un orden mundial G-0, en el que no habr¨¢ ning¨²n pa¨ªs ni bloque de pa¨ªses siempre dispuesto y preparado para ser l¨ªder mundial, se va a intensificar a¨²n m¨¢s. En Asia y Oriente Pr¨®ximo, sobre todo, la confusi¨®n sobre cu¨¢ndo y d¨®nde va a intervenir o no Estados Unidos har¨¢ que los Estados poderosos compitan por tener m¨¢s peso en la regi¨®n y provocar¨¢ incertidumbre entre sus vecinos. Dar¨¢ a los halcones de China y Rusia m¨¢s argumentos para intentar convencer a sus gobiernos de que deben ser m¨¢s agresivos y establecer mayores ¨¢reas de influencia en sus respectivas regiones.
En Estados Unidos se avecina un intenso debate sobre su papel en el mundo, no solo entre los dos partidos pol¨ªticos sino tambi¨¦n dentro de cada uno de ellos. Pero har¨¢ falta m¨¢s de un periodo electoral para que se decida el futuro del poder estadounidense, y la larga serie de turbulencias asociadas al mundo G-0 no contribuir¨¢ precisamente a que la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos sea m¨¢s atractiva para los votantes.?
Ian Bremmer es fundador y presidente de Eurasia Group, la principal empresa de investigaci¨®n y consultor¨ªa sobre riesgos pol¨ªticos en el mundo. Su ¨²ltimo libro, Every Nation for Itself: Winners and Losers in a G-Zero World, detalla los peligros y las oportunidades en un mundo sin liderazgo global.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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