Revuelta contra Estraburgo
Escandalizado por la reacci¨®n de nuestros gobernantes frente a la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el pasado viernes a ¨²ltima hora de la tarde escrib¨ª un breve comentario que ten¨ªa intenci¨®n de enviar a este peri¨®dico el s¨¢bado en la ma?ana. Ya no tiene sentido hacerlo. El excelente art¨ªculo de Tom¨¢s Vives Ant¨®n publicado ese d¨ªa expone mejor y m¨¢s completamente las razones de mi indignada cr¨ªtica. S¨ª quisiera, se?or director, que me permitiera hacer p¨²blica en esta secci¨®n mi coincidencia absoluta con su opini¨®n y mi solidaridad con Luis L¨®pez Guerra, colega en la c¨¢tedra y en el Tribunal Constitucional.
Es humanamente comprensible que las v¨ªctimas del crimen, que juzgan desde el dolor y la rabia, consideren injusta esta sentencia. No lo es, en modo alguno, que la declare injusta el presidente del Gobierno de un Estado de derecho, uno de cuyos principios fundamentales es el de la irretroactividad de las normas penales. Y es sencillamente imperdonable que los gobernantes de un Estado miembro del Consejo de Europa lamenten que Luis L¨®pez Guerra cumpla con su deber de imparcialidad al juzgar asuntos en los que es parte Espa?a.¡ª Francisco Rubio Llorente. Exvicepresidente del Tribunal Constitucional y expresidente del Consejo de Estado.
Ante la manifestaci¨®n del domingo contra la sentencia de Estrasburgo sobre la doctrina Parot, choca que el PP y sus dirigentes se sumen tan demag¨®gicamente a ella. El problema es que tambi¨¦n lo hacen anticonstitucionalmente, ellos, tan reacios a abrir o tocar la Constituci¨®n en tantos otros temas m¨¢s urgentes. Pues el art¨ªculo 9 de la misma reza que deber¨¢ respetarse siempre la jerarqu¨ªa normativa en la aplicaci¨®n de las leyes, garantizando as¨ª la seguridad jur¨ªdica tan necesaria en democracia. Es decir, que antes que nuestros pol¨ªticos y su interpretaci¨®n interesada de las leyes, antes que nuestros tribunales y jueces, est¨¢n los tratados internacionales en materia de derechos humanos que Espa?a ha firmado, y el tribunal superiorc¨ªsimo que los interpreta y hace acatar, Estrasburgo. Curiosa desobediencia y agitaci¨®n la del PP ahora, al vaiv¨¦n de sus pasiones e intereses partidistas, que no hace sino a?adir m¨¢s descr¨¦dito y confusi¨®n a lo que dice defender en otras esferas, la intocabilidad supuestamente irreversible de nuestra Constituci¨®n.¡ª Juan Rib¨® Chalmeta. Bruselas, B¨¦lgica.
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