La intervenci¨®n de la ONU en Congo
El Consejo de Seguridad ha buscado dar una respuesta ins¨®lita a una situaci¨®n excepcional
En marzo pasado, la ONU dio un giro radical a su forma de entender las misiones de paz. Hac¨ªa un a?o que se hab¨ªa desencadenado una ola de violencia, otra m¨¢s, en la regi¨®n oriental de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. La crisis humanitaria no dejaba de agravarse y la misi¨®n de las Naciones Unidas, la MONUSCO, se mostraba incapaz de proteger a la poblaci¨®n civil. Fue entonces cuando el Consejo de Seguridad decidi¨® crear la Brigada de Intervenci¨®n con la finalidad de neutralizar y desarmar al movimiento 23 de Marzo (M23) y a otros grupos rebeldes acusados de violar el derecho internacional humanitario, de abusar de los derechos humanos y de causar un elevado n¨²mero de refugiados. Esta ha sido la ¨²nica ocasi¨®n en la que el jefe de una misi¨®n de la ONU ha ejercido el mando directo de una fuerza de combate.
A pesar de la unanimidad de la votaci¨®n en el Consejo de Seguridad, varias naciones expresaron sus reservas a que la ONU ejecutase actividades de imposici¨®n de la paz. Seg¨²n este planteamiento, la decisi¨®n compromete la imparcialidad y la neutralidad de las misiones de mantenimiento de la paz, por lo que hubieran preferido crear una unidad militar aut¨®noma con funciones separadas de las de la MONUSCO. Por su parte, la postura liderada por Reino Unido consideraba que todos los componentes de la misi¨®n, con independencia de sus cometidos espec¨ªficos, deb¨ªan integrarse en un ¨²nico mandato y que la actuaci¨®n de la Brigada de Intervenci¨®n contribuir¨ªa a dar una perspectiva m¨¢s amplia a la paz y la estabilidad.
Muchos especialistas y miembros de agencias humanitarias consideran improcedente el despliegue de una fuerza militar con mandato coactivo dirigido exclusivamente contra una de las partes en conflicto. En este caso, se tem¨ªa que la actuaci¨®n integrada de la Brigada de Intervenci¨®n con el resto de los componentes de la misi¨®n, as¨ª como la cooperaci¨®n con las organizaciones no gubernamentales que operan en la zona, espoleara la resistencia popular contra todos ellos sin distinci¨®n. Si adem¨¢s, la Brigada era percibida como una fuerza de ocupaci¨®n, se hubiera convertido en un catalizador para el reclutamiento de los grupos rebeldes y, por tanto, en un factor de desestabilizaci¨®n, justo lo contrario de lo que se pretend¨ªa.
Se tem¨ªa que las operaciones contra
el M23 dificultaran
el desarrollo de
un acuerdo de paz
En el plano operativo las dificultades no eran menores; el M23 se percib¨ªa como un movimiento popular con m¨¢s de 2.000 combatientes bien armados, muy motivados y entrenados en el combate de guerrillas. Sin embargo, la Brigada de Intervenci¨®n no tard¨® en desplegar, ocupar el terreno e iniciar los combates. El 21 de agosto lanz¨® una operaci¨®n junto con el Ej¨¦rcito congole?o para desalojar al M23 de los alrededores de Goma, desde donde los rebeldes hostigaban las posiciones de la ONU y las zonas pobladas por civiles. Dos meses y medio despu¨¦s, la operaci¨®n ha resultado ser un ¨¦xito; el martes pasado ca¨ªan los ¨²ltimos reductos del M23, obligando a su jefe militar, Sultani Makenga, a anunciar su renuncia a la lucha armada y el inicio de negociaciones para la desmovilizaci¨®n.
En cualquier caso, el conflicto requiere una soluci¨®n pol¨ªtica. En este aspecto, se tem¨ªa que las operaciones contra el M23 dificultaran el desarrollo de un acuerdo de paz al colocar a la MONUSCO en contra de los grupos rebeldes y a favor del Gobierno de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. Sin embargo, mientras todav¨ªa se desarrollaban las operaciones en los alrededores de Goma, el presidente de Uganda se vio obligado a convocar una reuni¨®n de la Conferencia Internacional sobre la Regi¨®n de los Grandes Lagos en la que se demand¨® el cese de los enfrentamientos y la reanudaci¨®n de las negociaciones de paz entre la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y el M23. Estas conversaciones tendr¨¢n que superar las graves divergencias existentes entre las posturas de la ONU, la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y el M23 en relaci¨®n con el desarme y la desmovilizaci¨®n de los rebeldes.
En definitiva, con la nueva MONUSCO el Consejo de Seguridad ha buscado dar una respuesta excepcional a una situaci¨®n excepcional. Su criterio ha sido que la estabilizaci¨®n del pa¨ªs y la protecci¨®n de los derechos humanos son dos imperativos directamente relacionados, lo que justifica la existencia de la Brigada de Intervenci¨®n (estabilizaci¨®n) bajo la misma dependencia que las unidades de mantenimiento de la paz (protecci¨®n). El nuevo modelo, con m¨¢s capacidades militares y un mandato m¨¢s robusto, ha permitido racionalizar y coordinar los esfuerzos para neutralizar a la insurgencia y proteger a la poblaci¨®n.
La novedosa y pol¨¦mica apuesta de la ONU ha sido de momento respaldada por la contribuci¨®n de la Brigada de Intervenci¨®n al establecimiento de las condiciones adecuadas para la implantaci¨®n de medidas diplom¨¢ticas resolutivas y para el desarrollo del resto de actividades de la MONUSCO y de las organizaciones no gubernamentales. De lo contrario, habr¨ªan tenido raz¨®n quienes consideraban que la creaci¨®n de una unidad de combate en el marco de una misi¨®n de la ONU era un error conceptual que iba contra los principios del mantenimiento de la paz y que demostrar¨ªa ser contraproducente.
Francisco Rubio Dami¨¢n es colaborador experto del Observatorio paz, Seguridad y Defensa de la Universidad de Zaragoza.
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