Las verrugas del idioma
Las peores amenazas para el idioma son la falsificaci¨®n de las ideas y la voluntad de ocultar la realidad con las palabras
All¨¢ en la localidad cacere?a de Coria y delante de Ortega y Gasset, don P¨ªo Baroja dej¨® para la posteridad la prueba de su desali?o gramatical. ¡°No hay cosa peor ¡ªprotest¨®¡ª que pararse a pensar en c¨®mo se dicen las cosas. Yo hab¨ªa escrito aqu¨ª ¡®Aviraneta baj¨® de zapatillas¡¯ y ahora no s¨¦ si se dice ¡®Aviraneta baj¨® de zapatillas¡¯, ¡®baj¨® a zapatillas¡¯ o ¡®baj¨® con zapatillas¡¯¡±. A don P¨ªo le preocup¨® lo justo la correcci¨®n gramatical. Al Instituto Cervantes, alarmado por el deterioro en la calidad del lenguaje, le preocupa mucho. Por eso acaba de publicar Las 500 dudas m¨¢s frecuentes del espa?ol, un texto cuyo t¨ªtulo expone sin rodeos el prop¨®sito de sus editores. En los ¨²ltimos a?os, probablemente desde las fil¨ªpicas de L¨¢zaro Carreter, se ha extendido la idea, un tanto extremada, de que el castellano es un idioma maltratado por sus propios hablantes (a diferencia del ingl¨¦s, maltratado generalmente por espa?oles y especialmente por alcaldesas). Por eso menudean los libros sobre el espa?ol urgente; de hecho, el Instituto Cervantes public¨® el a?o pasado El libro del espa?ol correcto, que fue un modesto ¨¦xito editorial.
Nadie negar¨¢ la importancia de evitar el le¨ªsmo o el deque¨ªsmo generalizado, las infames expresiones tales como ¡®el equipo gan¨® de dos puntos ¡¯ o ¡®si me quer¨¦is, irse¡¯ (que bien podr¨ªa definirse como lolismo), los plurales del impersonal haber en muchos lugares o los usos impropios del condicional. Los esfuerzos por extirpar las verrugas del idioma siempre ser¨¢n ¨²tiles, sobre todo si, como se deduce de la proliferaci¨®n de libros al respecto y de sus ventas, los ciudadanos est¨¢n interesados en expresarse con m¨¢s precisi¨®n. Pero eso no es todo.
Porque los ¨¢cidos m¨¢s corrosivos del idioma son la falsificaci¨®n de las ideas, la voluntad de ocultar la realidad con las palabras o el circunloquio ambiguo. Mientras el hablante dice lo que quiere decir sin dobleces, el idioma vive, aunque sea con imperfecciones; cuando miente, inventa parodias (¡®avance el¨¢stico sobre la retaguardia¡¯) o insulseces (¡®est¨¢ desacelerando la tasa desempleo¡¯), el idioma languidece.
Por cierto, la expresi¨®n correcta que buscaba don P¨ªo es ¡®Aviraneta baj¨® en zapatillas¡¯. ?O no?
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