Ana, m¨¢s Boyer que Preysler
Es hija de un exministro de Econom¨ªa y una reina del coraz¨®n Su relaci¨®n con Verdasco ha puesto bajo los focos a una joven que eligi¨® el camino paterno, sin renunciar a los beneficios del materno
Sac¨® su nuevo iPhone 5 S del bolso y consult¨® la aplicaci¨®n de la Asociaci¨®n de Tenistas Profesionales (ATP). Estaba a bordo de un Land Rover participando, en Tenerife, en una prueba con fines solidarios. El partido que despertaba su inter¨¦s se jugaba a muchos kil¨®metros, en el estadio O2 de Londres. Era la final de dobles de la Copa de Maestros que disputaban Fernando Verdasco y Jes¨²s Marrero. Los espa?oles ganaron el t¨ªtulo tras un igualado juego a Mike y Bob Bryan, y en el coche, Ana Boyer casi salt¨® de alegr¨ªa. El tenis ha sido siempre su deporte favorito, pero m¨¢s a¨²n lo es desde que sale con Verdasco. A sus 24 a?os, la ¨²nica hija en com¨²n de Miguel Boyer e Isabel Preysler acapara portadas por esta relaci¨®n, aunque, desde que naci¨®, su vida ha estado en un escaparate que, hasta ahora, ha evitado todo lo posible, a diferencia de sus hermanos de madre.
Mientras Chabeli se fotograf¨ªa con sus dos hijos en remunerados reportajes de revistas, Julio Jos¨¦ busca una salida profesional en la m¨²sica, Enrique triunfa por medio mundo con sus discos y Tamara combina su vida medi¨¢tica con su fervor religioso, la hermana peque?a de la popular saga se prepara para comenzar su vida profesional. Ana se ha pasado los ¨²ltimos seis a?os estudiando. ¡°S¨ª, soy la m¨¢s empollona de la casa. Bueno, en realidad soy la ¨²nica, porque mis hermanos han escogido otros caminos¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Tenerife. ¡°Por eso ahora me he tomado un tiempo de vacaciones para descansar y viajar¡±.
La hija de Miguel Boyer, para satisfacci¨®n del exministro de Econom¨ªa del Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez, tiene dos t¨ªtulos universitarios ¡ªel de Derecho y el de Administraci¨®n y Direcci¨®n de Empresas en ICADE¡ª y un prometedor futuro por delante. En diciembre comenzar¨¢ a trabajar. ¡°Me interesa el mundo de la consultor¨ªa estrat¨¦gica. Trabajar¨¦ en un banco de inversi¨®n y har¨¦ una rotaci¨®n en varias empresas, pero no quiero dar nombres porque no les gusta¡±. Ana ha llevado con discreci¨®n su carrera profesional, de la que ahora desvela algunos datos. ¡°Estudi¨¦ un curso en San Diego [EE UU], lo que en Europa ser¨ªa un Erasmus; luego estuve un verano en Nueva York como becaria del Banco Santander¡±, recuerda. Tambi¨¦n hizo pr¨¢cticas en S?o Paulo (Brasil), para lo que tuvo que hacer un curso intensivo de portugu¨¦s, lengua que habla bastante bien, aunque es el ingl¨¦s el idioma que domina a la perfecci¨®n, ya que en su casa se usa tanto como el castellano.
Ana es la ¨²nica hermana que sigue viviendo en el domicilio familiar de la exclusiva urbanizaci¨®n madrile?a de Puerta de Hierro. No tiene prisa por independizarse y menos a¨²n cuando su padre se encuentra convaleciente del accidente cerebral que sufri¨® hace dos a?os. El hogar de los Boyer-Preysler se ha adaptado para que el exministro contin¨²e all¨ª su rehabilitaci¨®n. ¡°Est¨¢ mucho mejor, pero es un proceso lento¡±, cuenta su hija. Con su madre pas¨® muchas horas en el hospital cuando la vida de Boyer estuvo en peligro. ¡°Fue en esa ¨¦poca cuando dej¨¦ un poco de lado los estudios¡±, explica. Ahora es Isabel Preysler quien sigue m¨¢s de cerca la evoluci¨®n de la salud de su marido, a quien solo abandona para asistir a su trabajo como imagen de marcas de lujo por el que obtiene importantes cheques.
¡°La crisis nos afecta a todos en mayor o menos medida¡±, dice Ana. ¡°Estamos en un momento muy complicado, pero creo que las cosas van mejorando poco a poco¡±. Le preocupa el paro juvenil, que ella no sufre, pero s¨ª sus compa?eros. ¡°En ICADE hay una bolsa de trabajo muy buena y casi todos ya tenemos empleo, pero mis amigas del colegio s¨ª est¨¢n teniendo problemas. Nuestra generaci¨®n lo va a pasar muy mal¡±.
Ella, adem¨¢s de tener ocupaci¨®n como consultora estrat¨¦gica, cuenta con la baza de poder ganar dinero en actos p¨²blicos. Hasta hace algunos a?os, Ana se resist¨ªa a aparecer en las fiestas y en las revistas que veneran a su madre, pero finalmente cay¨® en la tentaci¨®n. ¡°Hace tiempo que hago algunas cosas de este tipo, siempre las mismas¡±, cuenta. ¡°Y seguir¨¦ haci¨¦ndolas mientras pueda¡±. Es la parte Preysler de su vida. ¡°De peque?a era igual f¨ªsicamente a mi padre, y tambi¨¦n en la forma de ser. Ahora creo que me voy pareciendo m¨¢s a mi madre¡±. Y es que Ana tiene mucho de Boyer, pero tambi¨¦n posee parte del glamour que desde hace d¨¦cadas exhibe su madre y que le ha convertido en la reina del coraz¨®n. De su mano ha pasado a formar parte del clan Porcelanosa, ese grupo de famosos que acompa?an a los reyes de la baldosa all¨¢ por donde haya una tienda que inaugurar o una fiesta a la que acudir.
Ana, cuentan sus amigos, es algo t¨ªmida, pero muy sociable, quiz¨¢ porque ha pasado muchas horas subida a unos tacones en salones con gente mucho mayor y muy variopinta. Pero la cualidad que m¨¢s destacan de ella es su sensatez. ¡°Los hermanos, a pesar de ser de padres distintos, se adoran. Ella es quien aporta la opini¨®n cabal cuando est¨¢n juntos¡±, explica uno de estos amigos.
La nota discordante en su voluntad de discreci¨®n es su relaci¨®n con Fernando Verdasco, conocido tanto por su juego en la pista como por sus conquistas fuera de ella. ¡°S¨¦ la fama de lig¨®n que tiene¡±, reconoce. ¡°Estamos muy ilusionados, estamos conoci¨¦ndonos¡±. La pareja fue descubierta hace algo m¨¢s de un mes, aunque estaban juntos desde antes del verano. Los pillaron jugando al tenis en un club de Boadilla (Madrid). Desde entonces, en la casa de los Boyer-Preysler hay m¨¢s coches de paparazis que de costumbre. ¡°Estoy habituada a la prensa desde que nac¨ª. No me preocupa. Supongo que esto pasar¨¢¡±, confiesa resignada.
Los fot¨®grafos han seguido sus pasos por los torneos de Estocolmo, Par¨ªs y Londres, a los que ha acudido para ver jugar a su novio. Verdasco, lejos de ocultarse, hace exhibici¨®n de sus sentimientos. En la semifinal de dobles de Londres se dirigi¨® a la grada y dibuj¨® un coraz¨®n con sus manos hacia el lugar donde se encontraba su chica. En unas semanas, Verdasco se marchar¨¢ a jugar a Catar y Dub¨¢i. La pareja estar¨¢ un mes alejada. Ana sabe que ser¨¢ un momento clave en su relaci¨®n. ?l estar¨¢ jugando al tenis, y ella, sentada en un despacho comenzando su trabajo como consultora estrat¨¦gica. Parece que, de momento, en su vida impera m¨¢s el car¨¢cter Boyer que el Preysler.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.