La jequesa del arte
Mayasa, hija del pen¨²ltimo emir de Catar y de la glamurosa Mozah, lidera el mercado del arte propulsada por las grandes reservas de gas del mundo Instruida en EE UU, maneja cientos de millones al a?o. Su ¨²ltima compra, un tr¨ªptico de Bacon
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
Tal vez no haya heredado el glamour de su madre, pero desprende la misma seguridad y determinaci¨®n. Ayuda, sin duda, ser miembro de la familia que gobierna sobre las terceras mayores reservas de gas del mundo. Mayasa bint Hamad al Thani es hija del anterior emir de Catar y su esposa favorita, la jequesa Mozah, pero se ha hecho un nombre propio por su labor como patrona de las artes, coleccionista y promotora cultural. Al frente del Organismo de Museos de Catar (QMA), maneja un presupuesto de 1.000 millones de d¨®lares (739 millones de euros) anuales para la compra de obras de arte.
La adquisici¨®n de un bacon esta semana la ha convertido en centro de atenci¨®n. Pero ?c¨®mo es esa mujer que a los 30 a?os se ha convertido en una de las personalidades m¨¢s influyentes en el mundo del arte?
¡°Es como su madre, muy trabajadora, y se implica personalmente en los proyectos¡±, conf¨ªa a EL PA?S una catar¨ª que trabaja con Mayasa en el QMA y que antes lo hizo con la jequesa Mozah en la Qatar Foundation.
Ambas instituciones encarnan la apuesta del jeque Hamad ¡ªque el pasado junio abdic¨® en su hijo Tamim¡ª por las artes y la educaci¨®n como pilares de la apertura al mundo de su peque?o pero riqu¨ªsimo pa¨ªs. Con una extensi¨®n similar a la provincia de Murcia y apenas 250.000 habitantes, dispone de la renta per capita m¨¢s alta gracias a la explotaci¨®n de los hidrocarburos. Pero en lugar de contentarse con disfrutar de los beneficios, Hamad ha querido utilizar esos recursos para convertir Catar en una potencia cultural.
El emir padre puso a Mayasa al frente del QMA en 2006, reci¨¦n salida de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (EE UU), donde estudi¨® Ciencias Pol¨ªticas y Literatura. La princesa ten¨ªa 23 a?os. Desde entonces ha supervisado la inauguraci¨®n del elogiado Museo de Arte Isl¨¢mico, obra de I. M. Pei, y del controvertido Museo ?rabe de Arte Moderno (Mathaf); la construcci¨®n por Jean Nouvel de una sede para el Museo Nacional y, sobre todo, la compra de una millonaria colecci¨®n de arte contempor¨¢neo que ha revolucionado el mercado internacional. Ella misma reconoci¨® en alguna entrevista que ¡°no era consciente de lo que exig¨ªa el cometido¡±.
Esta corresponsal la conoci¨® al poco de su llegada al QMA. La jequesa Mozah me invit¨® a comer y Mayasa se uni¨®. En camiseta y vaqueros. Sin maquillaje. Su naturalidad contrastaba con la cuidad¨ªsima imagen de su madre, a la vez que dec¨ªa tanto de su personalidad como de la educaci¨®n que ha recibido. Una m¨¢s entre los 24 hijos del emir con sus tres esposas, la primog¨¦nita de la favorita ha heredado la fortaleza de car¨¢cter de esta y la campechan¨ªa de su padre.
No fue una charla de cortes¨ªa. Madre e hija abordaron los temas pol¨ªticos del momento sin recatarse en mostrar sus opiniones, desprovistas de cautelas diplom¨¢ticas. Fue entonces cuando la joven princesa cont¨® que durante su a?o acad¨¦mico en Par¨ªs (2003-2004) hab¨ªa tenido la oportunidad de hacer un cursillo en Espa?a y hab¨ªa pasado un mes con una familia en una localidad de Burgos. Con la misma discreci¨®n, en el verano de 2002 estuvo de becaria en la sede de la Unesco en la capital francesa, y m¨¢s tarde, en un estudio de Hollywood para prepararse ante sus responsabilidades culturales, que incluyen la direcci¨®n del Instituto de Cine de Doha.
Su curiosidad por el mundo y su inter¨¦s por contribuir a mejorarlo le llevaron a fundar Reach Out to Asia (ROTA), una organizaci¨®n que promueve el acceso a la educaci¨®n en las comunidades menos favorecidas de Asia. La foto en la que aparec¨ªa ayudando a descargar un avi¨®n con asistencia humanitaria en Cachemira tras el terremoto de 2005 fue casi tan revolucionaria como cuando su madre se mostr¨® a cara descubierta en una regi¨®n del mundo donde las mujeres rara vez aparecen en p¨²blico.
Mayasa no tiene inconveniente en hacerlo y no solo participa en la inauguraci¨®n de los grandes proyectos art¨ªsticos que impulsa, como la reciente retrospectiva de Damien Hirst, sino tambi¨¦n en todos aquellos foros en los que puede promover la imagen de Catar. Habitualmente cubierta con la abaya, tiene dos temas recurrentes: la separaci¨®n del islam de la violencia y la importancia de conciliar tradici¨®n y modernizaci¨®n. Est¨¢ convencida de que el arte es un buen instrumento de comunicaci¨®n.
¡°Est¨¢ siendo valiente y abriendo nuevos horizontes en la sociedad catar¨ª¡±, asegura una publicista que la trata profesionalmente. ¡°Ella misma es una gran coleccionista¡±, a?ade. ¡°El arte se convierte en una parte muy importante de nuestra identidad nacional¡±, defiende Mayasa. ¡°Tenemos artistas, pero hay que descubrirlos; en pocos a?os tendremos nuestros Picasso, C¨¦zanne¡¡±.
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